Gustavo Tovar Arroyo: Venezuela 2050

Gustavo Tovar Arroyo: Venezuela 2050

thumbnailgustavotovararroyo“Así son las palabras.
Sólo una alma conmovida y sincera
les puede desentrañar el poder
que se impone a los tiempos.”
José Vasconcelos

El tren del porvenir

Estoy llegando de Puerto la Cruz a Caracas, no puedo creer que el recorrido lo haya completado en tan sólo treinta y dos minutos. Me vine en tren. Quería descansar y la comodidad y silencio de los vagones es lo que mejor me lo permite.





Mis hijos Alexia, Leonardo y Octavio se vinieron en carro, venían con mi manada de nietos. Hicieron una hora, parece que la nueva autopista es extraordinaria. Al fin la terminaron, ya era insoportable perder una hora y cuarenta minutos de Caracas a Puerto la Cruz.

Estábamos apurados, Alexander, el mayor de mis nietos, se gradúa de ingeniero atómico en la Universidad Tecnológica Steve Jobs de Los Pijiguaos, estado Bolívar. Tengo pendiente visitar esa ciudad cibernética que desarrollaron Apple y PDVSA a la ribera del río Orinoco, parece que es de ensueño. ¿Será verdad que todo es automatizado y robótico?

Confieso que hay tantas cosas por conocer en este asombroso país que ahora somos que no encuentro tiempo.
Qué difícil fue llegar hasta aquí, tenemos que cuidarlo y reinventarlo permanentemente. Más nunca podemos fallar.

Otro Nobel para Venezuela

Sé que ya es costumbre pero nuestro país ha sido reconocido otra vez por la academia sueca con un nuevo Nobel (¿ya son veinte?), en esta ocasión nos galardonan con el tercer Nobel de Física.

Debo revelarles mi orgullo de abuelo. No es presunción, pero no tengo palabras para expresar mi júbilo cuando me enteré que mi nieta Sophie junto a sus compañeros Philip White y Hanz Schmitz (quién se iba a imaginar que gringos y alemanes optarían por estudiar en Venezuela, cómo cambiaron las cosas) habían formado parte del equipo que descubrió la teletransportación de animales a través del espacio, hecho que hizo acreedora del Nobel a la Universidad Einstein de Güiria, estado Sucre. Se adelantaron a los noruegos que sólo habían podido teletransportar objetos inanimados.

¡Enhorabuena! Felicidades a mi nieta, sus compañeros, sus profesores y a la mejor de todas la universidades públicas del planeta por este significativo logro, espero que sean muchos más.

En mi época eso sólo existía en series de ciencia ficción. Todo cambió con la libertad y el progreso y aquí hago una acotación urgente para la memoria, nada de esto hubiese sido posible si los estudiantes -también de mi época- no hubiesen sacrificado su vida y sus estudios para liberar a la nación.

Ellos son los verdaderos precursores y fundadores de esta espléndida Venezuela.

El nuevo presidente

Con la llegada a la presidencia de la república de Daniel Ceballos, el memorable “movimiento estudiantil” del 2007, que puso contra la pared y derrotó al sátrapa Hugo Chávez hasta su agonía final, llega al fin al poder.
El gran desafío del presidente Ceballos es profundizar los avances políticos, económicos, culturales y sociales de los expresidentes Leopoldo López y Carlos Ocariz.

Su exitosa experiencia como gobernador del estado Táchira debe servirle como modelo. Su acierto al integrar fraternal y comercialmente al pueblo colombiano con el venezolano en la frontera debe replicarse en todo el territorio nacional.

Qué bueno que jamás se repitió el vergonzoso episodio de persecución y maltrato de nuestros hermanos colombianos que protagonizó en su momento el dictador Nicolás Maduro. Su memorable idiotez le impedía entender que juntos, colombianos y venezolanos, somos más fuertes, somos invencibles. Ceballos lo entendió.

Su reto ahora, además de profundizar lo avanzado en anteriores gobiernos, es fortalecer aún más el desarrollo de todas las regiones del país.

¿Lo logrará?

El milagro venezolano

Lo que el New York Times, Le Monde, El País o el Die Zeit llaman el “milagro venezolano” no hubiese sido jamás posible si no hubiésemos luchado y vencido a la peste sociopolítica llamada chavismo.

Fue difícil, en ocasiones tormentoso y asfixiante (¿cómo olvidar a los encarcelados, torturados y muertos de aquellos lúgubres años?), pero lo logramos.

Que en Venezuela existan hoy los mejores hospitales públicos de Latinoamérica, además que estén por todas partes, en cada ciudad y con tan fácil acceso para cada ciudadano; que nuestro sistema de educación ocupe los mejores lugares del mundo (aprovecho para celebrar que mi Alma Mater, la Universidad Católica Andrés Bello, haya sido reconocida otra vez como la mejor universidad del planeta por encima de Harvard y Cambridge); que en la ciudad de Caracas -otrora una de las ciudades más peligrosas del mundo- en el año 2049 sólo hayan ocurrido veintisiete muertes violentas (cifra que debe seguir mejorando, por cierto); que tengamos el mejor sistema de transporte urbano e interestatal de América Latina, con el sistema de trenes y aeropuertos más avanzado que pueda existir (además, tan barato); que nuestra industria se haya desarrollado a estos niveles, encontrando orgullosamente productos venezolanos en todas partes del mundo; que al fin seamos autosuficientes en temas alimenticios, que nuestra agricultura y ganadería sean modelos internacionales; y el que cada venezolano y extranjero tenga acceso a una vivienda digna, amplia y segura, con todos los servicios básicos y envidiables parques para la recreación y la convivencia, se debe a que cada uno de nosotros se dejó de pendejadas y lucho por este portento que hoy, 6 de septiembre de 2050, hemos alcanzado.

Y todo se debe a ti que como venezolano luchaste con ahínco para lograrlo, a ti que no te cansaste, que creíste y bregaste para derrotar aquella maldición de principio de siglo que fue el chavismo.

Lo lograste, lo logramos, nuestros hijos y nietos deben seguir la labor, sólo así se inventa y reinventa un país continuamente.

Leopoldo López, un líder de su siglo

Como para Ulises, para los venezolanos fue una auténtica odisea llegar hasta aquí.

¿Quién se habría imaginado hace treinta años que toda esta maravilla habría sido posible? Nadie. O sí, unos pocos forjadores de libertad, como Leopoldo López, cuya fuerza y fe en su momento sirvieron de inspiración e impulso para no desfallecer ante la opresión dictatorial y nos invitó a seguir con mucha moral y visión hacia adelante.
(Recuerdo como si fuera ayer cuando dijo expresó: “Quien se cansa, pierde”. Qué bueno que nunca nos cansamos.)

Menciono a Leopoldo López porque es vital no olvidar lo que la dictadura chavista le hizo padecer aquellos años: cárcel, tortura, aislamiento, toda suerte de humillaciones e injurias, persecución a sus familiares y amigos, condenas judiciales, y siguió, siempre siguió con la moral muy alta.

Otro hecho fundamental lo representa el que su visión de “la mejor Venezuela” no se quedó en eslogan, sino que una vez que llegó a la presidencia refundó la democracia y modernizó al país, pero sobre todo que sanó la justicia venezolana -que era una vergüenza universal- y la convirtió en una institución digna e independiente, con sus fallas claro (somos humanos, es decir seres imperfectos), pero al menos ya no es aquella ignominia que fue con el chavismo.

El ahora ex presidente Leopoldo López, mi entrañable amigo de todos estos arduos pero excelsos tiempos, entendió que era esencial permitir el surgimiento de nuevos liderazgos para fortalecer la democracia y no cometió el error de Caldera o Pérez, eso dio permanente vida y renovación a nuestra política.

Y quién quita que en esa renovación permanente de nuestra política, ese nuevo líder, ese nuevo forjador de libertad y prosperidad seas tú, tienes suficiente tiempo para verificarlo.

Comienza hoy…, Venezuela te necesita.

 

@tovarr