Robert Carmona-Borjas: Un régimen desubicado y mentiroso rumbo al foso

Robert Carmona-Borjas: Un régimen desubicado y mentiroso rumbo al foso

thumbnailRobertCarmonaBorjasLa torpeza, la mala fe y la irreverencia, aunada a la mentira y la manipulación, caracterizan al régimen chavista, antes el del golpista Hugo Chávez, ahora el del aún más ilegitimo Nicolás Maduro quien acompañado de Diosdado Cabello y algunos militares inescrupulosos que no sólo parecen estar dispuestos para conservar sus riquezas a sembrar en el campo sino a manejar los recursos petroleros en paralelo a la industria una vez insignia del Estado venezolano, han decidido en una alianza militar-cívico destruir el país y entregar lo poco que queda a la dictadura cubana que dirige sus acciones.

El ataque a la idea de la liberación de los presos políticos a través de un instrumento sobre la Amnistía y Reconciliación Nacional ha sido constante desde el comienzo de la legislatura democrática. Maduro y los dirigentes pesuvistas mienten descarada y cínicamente al interpretar a su manera el articulado que aprobó en primera lectura la Asamblea Nacional, lo que muestra la degradación política de un grupito de desadaptados que con sus torpezas y temeridad están llevando al país a un fondo muy peligroso que quizás saben cómo llegar, pero no cómo salir.

Distorsionan cuando hablan de impunidad, de violación de derechos humanos y de crímenes internacionales. Hay realmente impunidad y es que el régimen no ha investigado ni procesado y castigado a los verdaderos culpables de los crímenes de Abril de 2014 y después. Mucho menos se ha preocupado en investigar las tantas atrocidades ejecutadas desde 1998. Tampoco se han investigado las violaciones de los derechos humanos que no pueden ser sino el producto de la violencia de los esbirros del régimen y de sus fuerzas policiales, militares y de seguridad. Crímenes internacionales ha habido, es cierto, y de ello está en cuenta la Corte Penal Internacional, pero los responsables están libres y en posición de mando, todavía o es que no se han percatado que la justicia internacional aunque lenta, funciona.





Los maduristas buscan la confrontación, nunca el diálogo. Ellos no entienden de mecanismos civilizados y democráticos. Buscan por el contrario imponerse, nunca consensuar. Por eso el ataque constante y absolutamente desmesurado y falso a las iniciativas de la oposición sabiendo, incluso, que en ellas está la salvación del país.

Mientras insisten en atribuir su fracaso a una supuesta guerra económica en la que se unen el imperio y la aristocracia venezolana y mienten al afirmar que el petróleo una vez regalado a las trasnacionales por los gobiernos de la Cuarta República es ahora del pueblo. Ocultan que nuestras reservas en la faja y no sólo de petróleo, también de oro y otros minerales, son entregadas ilegal e ilegítimamente a las transnacionales extranjeras, a las empresas rusas, chinas y canadienses. No contentos con esa entrega, con el aprovechamiento y el robo de los recursos, distribuidos entre los que forman parte de la alianza militar-cívico que por ahora gobierna, anuncian más préstamos de la banca internacional esta vez superiores a los 5 mil millones de dólares y la venta de las reservas en oro para cancelar las inmensas deudas asumidas con la mayor irresponsabilidad que seguramente se destinarán a cuentas privadas como las descubiertas en Andorra y otros paraísos fiscales que cuyos titulares más temprano que tarde serán identificados, investigados, procesados y castigados.

Los anuncios del régimen tratan de ocultar la realidad que no es otra que el fin de un período nefasto que arruinó a los venezolanos. En días pasados anunciaron no sólo medidas económicas que reflejan el desprecio por el pueblo; sino el anuncio de un Plan de Derechos Humanos adoptado por un Consejo de Derechos Humanos integrado por ellos mismos, sin consulta, más bien en componenda con organizaciones no gubernamentales tarifadas que de la protección real de los derechos humanos parecen no estar informadas, menos aún interesadas.

Un Plan de Derechos Humanos lanzado con bombos y platillos mientras las cárceles están llenas de presos políticos, de procesados sin causas, de privados de libertad sin procesos ni razones para estarlo, en cárceles inhumanas que expresan una práctica de tortura absolutamente condenable.

El régimen engaña al pueblo, busca trampear a las transnacionales con ofertas que pueden salir caras por su ilegalidad, pero sobre todo por su insinceridad deseosa sólo de captar recursos para solventar el momento. Pero también engaña a los venezolanos con la creación de un programa de conucos y peceras urbanos que resolvería el problema de la escasez de alimentos, del hambre, de la falta de divisas. Más grave aún, trata el descarado régimen de engañar a la comunidad internacional, a los órganos de derechos humanos, con la presentación de un plan de pacotilla, insincero e inútil para mostrar lo que no han sido ni lo serán nunca, respetuosos de los derechos humanos.

@CarmonaBorjas