Gustavo Azócar Alcalá: ¿Quién ganó y quién perdió con el cierre de la frontera?

Gustavo Azócar Alcalá: ¿Quién ganó y quién perdió con el cierre de la frontera?

thumbnailgustavoazocarHoy, sábado 13 de agosto,  después de 359 días de haber sido cerrada de manera arbitraria, irresponsable y unilateral por el gobierno de Nicolás Maduro Moros, la frontera entre Venezuela y Colombia volverá a estar abierta de manera oficial. Los mandatarios de ambos países, reunidos hace pocas horas en Puerto Ordaz, acordaron una apertura gradual de los puentes fronterizos, que comenzará permitiendo el paso de peatones, en el horario comprendido entre las 6 am y las 9 pm.

Como se recordará, la frontera entre Venezuela y Colombia fue clausurada por órdenes de Maduro el 19 de agosto de 2015. Un extraño y misterioso ataque perpetrado contra 3 efectivos del Ejército Venezolano, en un sector de San Antonio del Táchira, y atribuido por el gobierno venezolano a supuestas bandas de paramilitares, fue la excusa perfecta para que el ex chofer del Metro de Caracas ordenara cerrar los puentes internacionales que unen al territorio venezolano con el colombiano. Es importante señalar que el ejército y la GNB venezolana sufrieron en los últimos 30 años más de 20 ataques por parte de grupos guerrilleros colombianos y a pesar de ellos los puentes internacionales nunca fueron cerrados.

Maduro anunció que la frontera no volvería a abrirse hasta acabar con las bandas paramilitares que hacen vida a uno y otro lado de la línea fronteriza. También prometió adoptar toda clase de medidas para impedir el contrabando de gasolina y productos regulados. Y juró por sus ancestros (nacidos en Colombia) que la frontera permanecería cerrada hasta tanto el gobierno colombiano adoptara disposiciones para erradicar los grandes males que aquejan a los habitantes de los municipios fronterizos.





Casi un año después es bueno aclarar que nada de lo que prometió Maduro se hizo. Las bandas paramilitares (Los Rastrojos, Los Urabeños y Las Aguilas Negras) siguen operando como si nada tanto de un lado como del otro. Los contrabandistas de combustible mantuvieron sus negocios intactos e inclusive quintuplicaron sus ganancias. Y los bachaqueros que llevan productos venezolanos para venderlos al 2 mil por ciento más caro a compradores colombianos, no han dejado de trabajar un solo día. Por el contrario: ahora hasta venden las bolsas de comida entregadas por los CLAP.

Todos los que se han enriquecido con actividades al margen de la ley no sufrieron ningún tipo de contratiempo durante los 11 meses y 25 días que estuvo la frontera cerrada. Las mafias controladas por paramilitares y altos funcionarios de organismos de seguridad venezolanos aprovecharon el cierre de la frontera para engordar sus cuentas bancarias. Los que si perdieron y quedaron al borde de la quiebra fueron los comerciantes y empresarios formales, los que trabajan de manera legal, los que pagan impuestos, los inversionistas que apostaron todo su capital creyendo en el extraordinario potencial que existe en la frontera entre ambas naciones.

El coordinador de Asuntos Fronterizos de Fedecámaras Táchira, Wladimir Tovar, dijo en una entrevista para el Diario La Opinión de Cúcuta que las pérdidas globales aproximadas para el sector empresarial de la frontera, solamente en el año 2015,  fue “de 2 mil 932 millones 454 mil 641,59 bolívares”.

Tovar dijo que en Cúcuta, se quedaron atrapadas  “mercancías acumuladas  por un valor  aproximado de 6 millones 475 mil 406,46 dólares americanos, que esperan por ser exportadas a Venezuela a través de la frontera terrestre”.

Cuando los empresarios hicieron tal inversión, la tasa Simadi promedio era de 199 bolívares por dólar. En ese momento los valores aproximados  de  las mercancías eran de 6 millones 475 mil 406,46  de dólares en aduanas  y de 1 mil 288 millones 605 mil 885,54 bolívares  a la tasa de cambio del dólar Simadi. Hoy día, el Simadi supera los 650 bolívares, lo cual significa que estamos hablando de casi 20 millones de dólares.

Sólo esas mercancías causaron una pérdida fiscal estimada de 154 millones 632 mil 706,26 bolívares por concepto de 12 por ciento de IVA (sobre el valor en aduanas)   y de 12 millones 886 mil 058,86 bolívares por 1% por tasa de servicio de aduana de acuerdo con las normas vigentes, al no ser importadas por la Aduana Principal de San Antonio y las aduanas subalternas.

Tovar dijo a periodistas del vecino país que “la pérdida estimada en ingresos por logística aduanera es de 10 millones 308 mil 847,08 bolívares  para las agencias de aduana  y de 7 millones 731 mil 635,31 bolívares  por concepto de almacenaje de las mercancías”, a eso había que agregar las pérdidas  por concepto de flete de transporte que  no  han podido ser cuantificadas.

La pérdida estimada por recaudación interna sobre ingresos por logística aduanera es de 1 millón 237 mil 061, 65 bolívares por concepto de IVA  sobre  el servicio de agencias de aduanas y de 927 mil 796,23 bolívares  por concepto de IVA sobre el servicio de almacenaje, agregó el experto.

Daniel Aguilar, presidente de Fedecámaras Táchira, dijo que “las pérdidas a consecuencia del cierre de la frontera colombo-venezolana por decreto del primer mandatario, Nicolás Maduro, sumaron más de 60 millones de dólares sólo en los primeros 20 días. Eso significa que en promedio, las pérdidas del lado venezolano eran de aproximadamente 3 millones de dólares diarios. Multipliquen eso por 359 días y se darán cuenta que las pérdidas superaron los mil millones de dólares.

Vladimir Tovar, encargado de Asuntos Fronterizos de Fedecámaras-Táchira, informó que el cierre afectó a todo tipo de empresas, incluyendo auxiliares aduaneros, correspondientes a 150 empresas registradas en el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria, que emplea de manera directa a 1.000 personas.

 

Tovar dijo que las operaciones aduaneras que se realizan a través de los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander y Unión, así como el tránsito de carbón mineral por el corredor fronterizo Cúcuta-Ureña-La Ceiba y Maracaibo generan empleos directos e indirectos para unas 3.000 familias que dependen del transporte de mercancías seca o del carbón mineral para subsistir.

Del lado colombiano la situación fue igual o peor. El gremio de transportistas del Departamento Norte de Santander calcula que las pérdidas mensuales por el cierre de los puentes fronterizos están en el orden de los 700 millones de pesos. Multipliquen eso por doce meses: son 8.400 millones de pesos.

El gremio de transportadores de carga y su logística reportó pérdidas por 3.500 millones de pesos entre agosto y diciembre del año pasado motivado a las restricciones fronterizas impuestas por el gobierno de Venezuela. El presidente de Colfecar, Juan Carlos Rodríguez Muñoz, explicó que las pérdidas se deben al lucro cesante o ‘stand by’ de los aproximadamente 500 camiones que solo tienen permiso de movilizarse en las poblaciones de la zona fronteriza en operaciones de comercio exterior.

La Gobernación del Norte de Santander informó a finales de 2015 que el cierre de la frontera entre Colombia y Venezuela estaba dejando más de 400.000 dólares diarios en pérdidas. Multipliquen eso por 359 días y se darán cuenta que los hermanos colombianos también sufrieron pérdidas importantes por el cierre de los puentes. Las autoridades colombianas estiman que unas 100.000 personas quedaron sin fuentes de ingresos.

“Las pérdidas estimadas son de cerca de 400.000 dólares diarios”, declaró el ex gobernador Edgar Díaz a la agencia Efe, al advertir que esta cifra corresponde al envío de unas 4.000 toneladas diarias de carbón con destino a Europa que Colombia exporta a través del puerto de la ciudad venezolana de Maracaibo.

Como puede observarse, el cierre de la frontera decretado por Nicolás Maduro fue un rotundo fracaso que costó a los habitantes de la frontera mucho dinero y muchas fuentes de empleo. A eso habría que agregar, necesariamente, el impacto psicológico y emocional que afectó a centenares de familias que fueron desalojadas a la fuerzas por las autoridades venezolanas, violando los derechos humanos de mujeres, niñas, niños y adolescentes.

Nicolás Maduro y José Gregorio Vielma Mora se creyeron el cuento de que cerrando la frontera y expulsando a humildes ciudadanos colombianos que llevaban años viviendo en territorio venezolano, iban a aumentar la popularidad del gobierno y que eso iba a repercutir positivamente en las elecciones legislativas del 6 de diciembre de 2015. Los resultados de aquella elección demostraron todo lo contrario.  Los candidatos de Maduro y Vielma Mora fueron derrotados de manera aplastante. Hasta la esposa de Vielma Mora, Karla Jiménez, quien apoyó el cierre de la frontera y la expulsión de madres y niñas colombianas, pero a quien le gusta acudir a desfiles de moda organizados en Colombia, fue derrotada en su aspiración de ocupar una curul en la AN.

Quienes habitamos en la frontera entre Venezuela y Colombia desde hace muchísimos años nunca estaremos de acuerdo con el cierre de los puentes fronterizos. Por el contrario, creemos que deben construirse muchos otros puentes que unan a estos dos pueblos hermanos y se eliminen las trabas, las alcabalas, las barreras de alambre de púas y los excesivos y discrecionales controles fronterizos que lo único que traen es más burocracia y más corrupción.

La economía Tachirense se vería muy beneficiada si se eliminaran los controles que impiden a muchos colombianos viajar a Venezuela. Hay que desmilitarizar la frontera. Abrir las compuertas para que los colombianos vengan a comprar, a hacer turismo y a invertir en Venezuela. Hay dos cosas que deberían instrumentarse desde ya para impulsar la economía fronteriza: 1) permitir que comerciantes y empresarios venezolanos puedan recibir pesos colombianos (en Colombia reciben bolívares sin problemas) y 2) abrir el aeropuerto de San Antonio del Táchira. El primer beneficiario con esta segunda medida sería el propio Nicolás Maduro; sus familiares cucuteños podrían viajar a Caracas desde San Antonio a visitarlo los fines de semana.

 

  1. 13 de agosto de 2016

 

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