Humberto González Briceño: Oposición y MUD: ¿son lo mismo?

Humberto González Briceño: Oposición y MUD: ¿son lo mismo?

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En la política y en la guerra es vital entender el valor exacto de los conceptos para evitar costosas derrotas. Con frecuencia políticos, analistas y periodistas, quizá por descuido, caemos en la ligereza de asimilar, sin distinción, oposición y Mesa de la Unidad Democrática (MUD), a la hora de referir a quienes políticamente están en contra del régimen. La falta de sinónimos en un párrafo no es excusa para etiquetar en forma alternativa dos cosas que, aunque parecidas, son, en esencia, distintas. Esta ambivalencia ha permitido que los términos se usen en forma indistinta y que los voceros de la MUD se consideren a sí mismos como los de toda la oposición.

La MUD es una alianza electoral de partidos políticos que ha obtenido logros importantes en la lucha contra la dictadura y por la democracia. El desmembramiento de sindicatos obreros, gremios profesionales y organizaciones estudiantiles ha dejado la vocería del descontento y la protesta social en manos de dicha alianza electoral. En gran medida sus avances decisivos en los comicios parlamentarios y su capacidad de movilizar a las masas es lo que ha legitimado a la MUD como portavoz del descontento.





Pero en realidad el descontento y la oposición es una gama mucho más compleja que va más allá de la MUD. En la oposición hay fuerzas sociales y sectores que, aunque coinciden en su lucha contra la dictadura, no están representados en dicha coalición. En la oposición, en su sentido amplio, están ciudadanos sin filiación política, medios de comunicación, periodistas, guerreros del teclado, e inclusive chavistas descontentos con el régimen.

Muchas veces la MUD fija posiciones y define la estrategia y agenda de lucha que termina imponiéndose al resto de la oposición ante la ausencia de otros ejes de dirección política. Así, por ejemplo, desde enero de este año, la MUD definió una estrategia para el cambio político por la vía del Referéndum Revocatorio. Aunque la propuesta no fue producto del consenso de toda la oposición, en el camino y a lo largo del 2016 logró respaldo consensual incluso de los opositores más escépticos.

Sin embargo, la MUD entró en un proceso de negociaciones con el gobierno sin considerar relevante consultar a toda la oposición sobre su pertinencia. Negociar con el régimen no es ni bueno ni malo. Es simplemente una decisión estratégica de envergadura que debió ser consultada o debatida con todos los dolientes de esa causa. Las primeras víctimas de la negociación fueron los venezolanos civiles y militares que se restearon a firmar y ratificar su firma. Ellos ahora son víctimas de persecuciones y atropellos sin nadie quien los defienda.

En fin, la oposición y la MUD son entidades coincidentes, pero no son lo mismo. El hecho de que la alianza esté integrada y manejada por los partidos políticos más votados, no quiere decir que tienen el monopolio de la claridad estratégica. Hoy la MUD tendría mucha más fuerza que ayer de haber integrado a otros factores políticos y sociales en sus decisiones.

Sin desmeritar los avances y sin ignorar los errores que ha cometido la MUD, es necesario crear una instancia mucho más inclusiva de la oposición en su sentido amplio para derrocar a la dictadura. Una entidad que defina la estrategia y la agenda de lucha para acumular energías y cambiar en forma definitiva la correlación de fuerzas. Sin una verdadera unidad de toda la oposición, que vaya más allá de la mera alianza electoral de partidos, es prácticamente imposible derrotar al régimen.

@humbertotweets