Alexander Guerrero E.: El cono monetario de la hiperinflación

Alexander Guerrero E.: El cono monetario de la hiperinflación

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¿Que destruye a un cono monetario? Obvio que es la inflación, particularmente en su estado de inflación fuera de control o hiperinflación, como hemos visto que los precios no pueden ser administrados por los billetes, cuyo cono empequeñece a gran velocidad, la rotación del billete a mil millas por día, destruye el papel y su escaso valor que representa su poder de compra, no compra nada, el billete ha sido “debaseado” totalmente, es solo papelillo, y como el billete escasea, es sustituido por bienes, para luego canjear éstos por otros, un intenso proceso de sustitución que ya cuenta con tres años de vida.

En esas condiciones, no queda otra traer un cono con ceros, con las indexaciones a que deba lugar, crear un nuevo billete con ceros -era lo más fácil- para seguir la secuencia suicida hiperinflacionaria, aunque se le pueda dotar del único rol que le queda, el de vehículo de pago. Pero esto es apenas el caparazón de un fenómeno económico -monetario-  que se genera con la violenta caída del poder de compra del bolvar, hasta que el empobrecimiento e hiperinflación marquen el grado de destrucción nacional,  y entonces venga un acuerdo nacional para reconstruir el país comenzando por la moneda, la propia o la adaptación de una cesta de dólares y otras volutas.





La inflación es un fenómeno monetario: conceptos básicos:

La inflación es un fenómeno monetario, político, porque se origina en un fuerte expansión de dinero que no es consistente con el proceso de producción e intercambio, y es originado políticamente cuando el desequilibrio fiscal -caída del ingreso- no es acompañado con un ajuste en el gasto por razones políticas, esto conlleva a los bancos centrales a abandonar autonomía e independencia y servir de financista de última instancia del gobierno, lo que se hace no sustentable, recurriendo sobre sí mismo. Ese es el impuesto inflacionario, la gente lo paga en precios, después que el banco central monetiza el déficit, le regala dinero al gobierno.

El cono monetario, todos hemos aprendido que el cono monetario es la estructura monedas y billetes en circulación que cumple, además del propósito de realizar pagos, una silente y poco observada función como juez de la política monetaria en un marco de fuerte desequilibrio fiscal, a través de esa conexión fiscal impone -por razones fiscales- un crecimiento de la liquidez monetaria cuyo impacto inflacionario se reconoce como impuesto inflacionario. Esto desequilibra al cono monetario el cual es “incapaz” de pagar la escalada de precios que la inflación fuera de control -hiperinflación- en virtud de la viciosa pérdida de poder de compra de la moneda, gráficamente, el dinero pierde ceros, se envilece, ha perdido su calidad de contenedor de valor y su funcionalidad como mecanismo de pago; un fenómeno que llamamos debasey que el cono monetario exhibe.

La inflación en Venezuela en corto

En Venezuela ese fenómeno se ha conducido sobre un régimen de control de precios acompañado por una severa escasez de bienes y servicios.  en medio de la volada hiperinflacionaria cabalgando como es natural, sobre un endemoniado crecimiento de la liquidez monetaria desde 2008 cuando se realizó la “reconversión monetaria”.  Esta se utilizó para reestructurar el cono monetario, indexando precios y dinero para eliminar tres ceros, fenómeno que no tiene características de política antinflacionaria, sino para facilitar el inmediato proceso de impresión en niveles en los cuales los mecanismos de pagos puedan ocurrir sin los problemas ocasionados por la inflación: es como si retomáramos el rumbo inflacionario, después de un descanso de un día.  Ello nos trajo hasta esta “nuevo” cono monetario que nos transporta en medio de una colosal aceleración hiperinflacionaria e irónicamente traernos los ceros perdidos con el maquillaje de la reconversión en el 2008, y escondidos desde 2013 por el BCV bajo mandato del gobierno.

Hay una importante acotación que hacer al respecto, la inflación fuera de todo control –hiperinflación-, trae un mecanismo redistributivo regresivo que afecta la sociedad productora y consumidores por igual. Así al envilecer la moneda, –dejarla sin función y sin valor-el debase que marca la caída del poder adquisitivo de la moneda y la depreciación de activos productivos, así como propiedad inmobiliaria, respecto de la moneda de reserva y poder de compra -dólar- por consecuencias intencionadas, una agenda de empobrecimiento requerida como mecanismo represivo social, económica y política, con una moneda que apenas conserva escasas y mediocres funciones de pago. Así podemos definir “debase” de la moneda como ese recurrente proceso de pérdida de poder adquisitivo del dinero.

Lenin en manos de Keynes: hiperinflación para empobrecer

Keynes en un conocido estudio de crítica al Tratado de Paz de Versalles (1919) discutió la inconsistencia de la paz y la propuesta económica de la Conferencia para La Paz. Allí, Keynes en relación a las consecuencias económicas de la 1era Guerra, discute la política monetaria propuesta y llevada a cabo por Lenin en la Rusia revolucionaria, acotando como esa política monetaria hiperinflacionaria era por ser un mecanismo inflacionario mediante el cual la Revolucion acababa con los capitalistas y empobrecía al ciudadano ruso y sus empresas. Esa discusión de Keynes de las propuestas de Lenin al término de la 1era Guerra me permitió trazar un paralelo entre la conocida pobreza generada por la revolución comunista en Rusia para someter al pueblo ruso como efectivamente ocurrió, con el actual proceso de empobrecimiento a todo evento imbuido en las medidas administrativas y de política económica que el gobierno asume por lo general en leyes y decretos, como el de Emergencia.

Un fenómeno que se corre en Venezuela desde hace más de 15 años se conduce en medio de una fuerte represión político-militar, social, económica, con la tenacidad revolucionaria de costumbre desde la llegada de Maduro al poder. AL conectar los puntos y concluir, lo que ocurre en Venezuela guarda un parentesco asombroso con lo que Keynes discute de la política monetaria aplicada por Lenin para generar un masivo debase y envilecimiento del rublo y así someter al ciudadano y sus empresas. Lenin ordenaba imprimir dinero masivamente para depreciar y confiscar la propiedad a través de la inflación. Ello ocurre idem en Venezuela, Para ayudarlos con un ejercicio en ese orden, escojan la empresa privada venezolana más grande, por ejemplo y se darán cuenta que, en moneda dura, el valor de mercado de esa empresa aspiraría a ser una tercera parte de los que era hace 15 años.

Lenin decía en momentos críticos de la revolución rusa, que la mejor via para destruir el capitalismo era depravando y corrompiendo la moneda, y para ello solo había que imprimir dinero a discreción para a través de la inflación y la hiperinflación el gobierno podría confiscar discreta e inobservadamente una importante parte de la riqueza de sus ciudadanos y sus empresas. Con este ‘método” no solo se confisca, sino que el proceso es arbitrario, y mientras más empobrece a la gente enriquece a otros a cargo del dinero y las palabras del debase. Así ocurrió en Venezuela con gran velocidad desde 2012, el capital privado venezolano perdió más del 50%  

Síndrome de los dos déficits: fiscal y de balance de pagos

¿Pero qué es lo que desboca esos fenómenos descritos arriba? Todo comienza en la economía real, el déficit fiscal del gobierno que dice que el gobierno está gastando más de lo que obtiene por impuestos, renta otra, o lo que es lo mismo que los ingresos caen y el gasto no se ajusta a la velocidad y en el sentido de equilibrar medios de pago, de manera de evitar que la moneda se debase o envilezca, por un proceso inflacionario que se inicia comienza cuando el gobierno decide monetizar su déficit fiscal, se comienza por una parte no significante hasta cuando se ejecuta masivamente dado que las condiciones políticas son astringentes o porque los gobiernos tengan objetivos e intenciones políticas dirigidas al  debase de la moneda, la  reducir violenta y continua de su poder de compra,

Por lo general no hay déficit fiscal que no venga acompañado de un déficit de balanza de pagos, si el fiscal significa una caída en el ingreso fiscal en moneda nacional, el de balanza de pagos es idem, pero en medio de pagos internacionales, dígase dólares, por comodidad. Este déficit se genera por caída de las exportaciones volúmenes o precios, o expansión de las importaciones, en nuestro caso una caída de la producción y de las exportaciones, nos trajo el síndrome de los déficits gemelos, ambos déficits, cuando se solapan uno del otro, la señal que emana es una sola, el país está pasando del umbral de la hiperinflación, a la hiperinflación plena.

En el umbral de la hiperinflación

Eso fue lo que ocurrió cuando lo pronosticamos, con los primeros amagos de medidas económicas de Maduro a principios del 2013, que Venezuela entraría irremediablemente en hiperinflación toda vez que el déficit fiscal del 28% del PIB era no sustentable y seria plenamente monetizado, además su magnitud respecto al PIB crecería irremediablemente, la economía nacional y sus finanzas habían colapsado. La caída del ingreso fiscal petrolero se redujo a 2% del PIB, lo cual dejaba al desnudo al gobierno porque el poder de compra del bolívar se volvía añicos, en una especie de pizza generada por la monetización del déficit fiscal y por la caída de reservas internacionales, todo lo cual imponía una pesada fuerza circular sobre el bolívar, la creciente liquidez monetaria y la escasez de dólares en un mercado que absurdamente fue mantenido bajo control. El síndrome de los déficits gemelos era suficiente para pronosticar la hiperinflación en curso.

El control era y es así, una circunstancia económica costosa y absolutamente fuera de orden porque la escasez de divisas señalaba que los controles de precios debían desmontarse. PDVSA estaba viviendo su propio infierno ya el flujo de caja de la renta petrolera era negativo. El gobierno recién electo, de Maduro, hacia todo lo contrario al sentido común y al libro de teoría económica, reforzaba controles, bajo ley habilitante persiguió al sector privado, ataque violento a los derechos de propiedad y saqueos autorizados por el mismo gobierno y cubiertos por la fuerza militar de la GNB. Lo que hoy se vive no era difícil diagnosticarlo, particularmente cuando la economía recibía el impacto de medidas económicas y administrativas contra natura, como si provinieran de una guerra.

La hiperinflación aparece ante el debase del bolívar, envilecimiento y una política económica dirigida a fortalecer la presión inflacionaria. Estábamos entrando en el escenario que llame en esos dias “Escenario Lenin” dado que aplicaba casi a librito que receta el debase impuesto en 1921 sobre el rublo, -moneda rusa- en una, para cumplir el mandato de Lenin de inundar la economía de dinero masivamente impreso para empobrecer al sector capitalista que aún se resistía al socialismo.

¿Pero dónde están los ceros de la hiperinflación?

Ironías del destino, el nuevo cono monetario trae los ceros que Maduro y Merentes escondieron en el BCV, la hiperinflación impuso su potente impacto empobrecedor y descapitalización del sector privado, para mantener el mercado en franca asimetría de información se ordenó la no publicación de los números de la hiperinflación. El gobierno recibió asistencia técnica e ideológica del mercado consultor cuando este mercado se negó a denominar el proceso inflacionario de hiperinflación, porque entre otras no se veían los ceros. La ficción de los ceros en el mercado consultor devino de una curiosa práctica en la lectura de papers y libros especializados, que no se hace en pleno, ello llevó a muchos a no calificar como hiperinflación, lo que era evidente un fenómeno presente, la razón esgrimida era que el Prof Cagan (1956) había establecido un estándar de 50% de inflación mensual que daría una inflación esperada anual supero a 6.000%.

En realidad, la lectura del paper de Cagan, publicado en el libro de M. Friedman fue incompleta ya que Cagan argumentada que la inflación de 50 mensual se correspondía con la muestra de países hiperinflacionarios que el escogió -ad hoc, según sus palabras- y con ello no estaba poniendo ningún standard, algo que es lógico de la lectura del paper, pero lectura hasta la última letra, Cagan hace esa aclaratoria al pie de página en su capítulo en el libro. Sin embargo, el pecado de leer mal o rápido cobra. La relectura de Cagan “Hiperinflación” ayuda a comprender el fenómeno venezolano y sobre todo su conclusión, la inflación fuera de control es un fenómeno monetario, así argumenta Cagan su capítulo. Esta observación la he hecho desde 2014 para anular el argumento que como no están los ceros no hay hiperinflación, un argumento falaz e intelectualmente flojo. Moddy’s empresa reconocida internacionalmente como calificadora y consultora de riego calificó a la inflación de Venezuela en agosto del 2015 como hiperinflación. Y todos callaron.

¿Que esperamos del “nuevo cono monetario”? Nada distinto a lo que hemos tenido, el Gobierno con su agenda de empobrecimiento y control político y social y el país frustrado porque políticamente la oposición no hace el trabajo que debe hacer, nada de estas cosas parece preocupar a lo que se piensa es el frente de lucha popular frente a las atrocidades que en materia económica realiza el gobierno. Nos queda una larga duda, acaso la escasez de eficiencia política de la oposición política es parte del grave proceso de descapitalización que ha sufrido el país en pérdida de inteligencia colectiva o es una profecía auto cumplida, o quizás la idea que el un gobierno se cae, digo renuncia por sí solo, o la situación es tan compleja que la propia oposición política haya perdido las ganas de enfrentar el Frankenstein empobrecido que nos dejaría el gobierno.