“La Fuerza Armada Nacional Bolivariana no es una organización que requiere de niveles de aprobación o aceptación de popularidad de parte de la población. Tiene un rol y responsabilidades, y las ejecuta de acuerdo a circunstancias especiales, ya que es un cuerpo especial”.
Con estas palabras un general activo de las FANB le caracterizó a la periodista Sebastiana Barráez Pérez su visión del papel de la fuerza armada venezolana en la actual coyuntura. Estas expresiones tienen que ser analizadas y debatidas en profundidad porque comunican el pensamiento dominante en la cúpula militar venezolana. Esto apareció publicado en la edición del 6 de diciembre de este año en la página web de El Estímulo.
Este general se esconde en el anonimato para argumentar que las FANB pueden actuar sin aprobación de la población. En otras palabras, para este militar la fuerza armada está investida de un fuero corporativo que le permitiría actuar de espaldas al pueblo. La voluntad ciudadana expresada mayoritariamente con votos quedaría así reducida a una ficción frente a una entidad que estaría por encima del soberano.
Llama la atención que este general califique a las FANB como un cuerpo especial que ejecuta sus responsabilidades de acuerdo a “circunstancias especiales”. Para este castrense el conjunto de “circunstancias especiales” que en forma discrecional y maniquea pueda establecer un general estarían por encima de la ley y la Constitución de la República. ¿Quién califica el ámbito y los límites de esas “circunstancias especiales”? ¿El capricho de uno o dos generales?
Soberanía popular e imperio de la ley y la Constitución son conceptos totalmente ausentes en la amplia declaración que este oficial suministró a la periodista Barráez. La pieza es todo un adefesio conceptual que justifica el totalitarismo de un estado corporativo dirigido por militares.
Lo que describe este general es justamente lo que tenemos hoy: Un régimen totalitario donde sus operadores civiles y militares, como el general anónimo entrevistado, no le rinden cuentas al pueblo y sus acciones desafían los límites de la ley. Por cierto, que en la entrevista el referido general no logra explicar a la periodista la vergonzosa corrupción militar que empantana a las FANB. En una justificación lastimosa de la quiebra moral de las FANB. Solo atina a decir que los militares no son los únicos corruptos, también hay civiles.
En la misma pieza y para que no quede duda de su filiación totalitaria, el militar justifica el papel pseudo jurídico de la Sala Constitucional del TSJ, al que coloca por encima de la autoridad y el fuero de la Asamblea Nacional como indiscutible expresión de la soberanía del pueblo.
Este alto oficial representa la teoría y la praxis del actual generalato para quienes hay que defender al régimen a todo trance, aunque esto signifique vulnerar los valores éticos y constitucionales. Todo para proteger los beneficios y privilegios que un Estado gobernado por “circunstancias especiales” le pueda brindar a estos militares. ¿Cuál será el papel de este general cuando tenga que someterse a las órdenes de un civil que no profese su mismo credo político? ¿Se levantará en contra de ese presidente invocando “circunstancias especiales” supralegales?
Estas semillas de pensamiento fascista se han propagado como consecuencia de doblegar a las FANB a los caprichos políticos del chavismo oficialista y al PSUV. Gracias a esta política de postramiento incondicional ante la corrupción, muchos generales no expresan su lealtad a la Constitución y las leyes de la república sino a una facción o cartel político determinado.
La miopía política ha llevado al partido de gobierno a celebrar la partidización de las FANB. No se dan cuenta de que esta institución gobernada por facciones personalistas leales a “circunstancias especiales” se puede levantar contra cualquiera. Incluso contra del régimen que dice defender.