La dinámica cotidiana de Venezuela nos bombardea con información y constantemente con hechos que nos obligan a centrar la atención por pocos días, hasta por horas, hasta que llega un nuevo acontecimiento que redirecciona la atención pública y nos hace olvidar el tema anterior.
Asimismo, estar permanentemente enfocados en los asuntos urgentes que salen a la luz pública constantemente, nos hace olvidar temas importantes. Una de las cosas que hemos dejado fuera de la agenda es la necesidad de exigir al gobierno (o al CNE que es lo mismo), la celebración de elecciones para gobernadores y alcaldes. La terrible crisis económica y social logró que muchos de los actores políticos se olviden que el CNE arbitrariamente prorrogó la elección de gobernadores y que hasta ahora no ha discutido un calendario para estos comicios.
Muchos lectores podrán pensar que frente al panorama apocalíptico de nuestro país, la elección de mandatarios regionales y locales es un tema menor, incluso no faltará quien catalogue este planteamiento como un asunto de intereses particulares de quienes quieren ser candidatos para esos cargos (normalmente quien así lo dice es porque justamente basado en intereses personales prefiere que se posterguen estas votaciones en espera de mejores números en las encuestas). Nuestro planteamiento se centra no solo en la importancia de elegir estos cargos, sino en la defensa de la institución del voto, centro de cualquier sistema democrático.
Es preocupante escuchar a los representantes del PSUV utilizar argumentos como “este año lo más importante es atacar la crisis económica, no hacer elecciones” o “las elecciones regionales representarían un gasto que debe usarse para la crisis económica”. Si los venezolanos no nos unimos para exigir un calendario electoral y aceptamos como ciertos esos argumentos, dejamos las puertas abiertas para que en el 2018 año en que corresponden elecciones presidenciales, se utilicen para posponer indefinidamente toda consulta democrática.
En el 2016 el CNE secuestró el derecho al voto, al postergar las elecciones regionales e impedir el Referendo Revocatorio, siempre tendrán excusas para aplazar cualquier tipo de elecciones, sobre todo porque no cuentan con los votos para ganar ninguna. Es nuestro deber como demócratas exigir que el CNE cumpla con su deber y convoque elecciones, solo así defenderemos nuestro derecho al voto.