Marcos Morales: El gobierno de Maduro “ha inaugurado el proceso hiperinflacionario”

Marcos Morales: El gobierno de Maduro “ha inaugurado el proceso hiperinflacionario”

Marcos Morales / Foto La Razón
Marcos Morales / Foto La Razón

 

Para el exjefe de la antigua Oficina Central de Presupuesto, con el más reciente aumento del salario mínimo, el Gobierno ya dijo que la inflación en el último mes es de 50 %

Por Enrique Meléndez para el semanario La Razón





El economista Marcos Morales afirma que el Gobierno ha inaugurado el proceso hiperinflacionario con la medida que tomó de aumentar los salarios en un 50 % a partir del primero de enero. “El Gobierno ya dijo que la inflación es de 50%, y a partir de esa cifra se declara que una economía ha entrado en un proceso hiperinflacionario”, destaca el exjefe de la antigua Oficina Central de Presupuesto y profesor de la Universidad Central de Venezuela.

Bajo su perspectiva, además de los controles y mercados negros que implican las economías socialistas, hay otro hecho relevante: “Los mismos que te controlan las empresas, se convierten a la larga en esas roscas intermediarias, que importan los productos. Así que todo aquel que tiene poder en las aduanas, poder en los estados fronterizos, está creando una nueva oligarquía”, explica.

Ha trascendido que el Banco Central de Venezuela ha adelantado extraoficialmente que se estima que la inflación de 2016 pudiera estar por encima de 350 %. ¿Usted cree que esa cifra ha sido maquillada?

Sí, por supuesto. Todos los indicadores, tanto nacionales, como internacionales estiman que la inflación estaría por encima de 700 %. El Fondo Monetario Internacional señala que la inflación pudiera estar en 720 % y las propias cifras extraoficiales, las que provienen del Banco Central de Venezuela, estiman que la inflación pudiera estar en 830 %. Aquí hay precios que forman parte de la cesta básica, que los sigue el Cendas, y por supuesto allí se mide una inflación mucho mayor a más de 500%. Cuando vemos un conjunto de precios como el del azúcar, el café, el aceite, arroz, nos damos cuenta de que han subido más de 4.000 %. Es decir, del valor de estos bienes, que vienen importados de Brasil, Colombia y las islas del Caribe. De modo que cualquier venezolano, que en este momento quiera ir a comprar un pan canilla, que costaba 50 bolívares, hoy en día está en 700 bolívares. Entonces hablar de inflación de 350 % es realmente ridículo. Y todo el mundo lo sabe. Es tanto así que el Gobierno se ha visto obligado, en apenas un mes, a decretar un nuevo aumento de salario, si tomamos en cuenta que el último lo decretó en noviembre. De modo que pasó el mes de diciembre y ya en enero el Gobierno tiene que volver a hacer lo mismo. ¡En un mes! Antes los aumentos salariales se hacían en un año. Después, cuando se aceleró la inflación, se pasó a cuatro meses, luego, a tres meses. Cuando el fenómeno hiperinflacionario comienza a cobrar fuerza, y los precios comienzan a crecer muy rápido, todos los contratos tienen que ajustarse. Porque el que no se ajusta, se descapitaliza. Es decir, pierde en términos reales. Por supuesto, uno de los factores que más se deteriora en estas condiciones es el salario.

Ya que usted habla de hiperinflación. ¿Hemos llegado ya a esa etapa?

Creo que el Gobierno ha inaugurado el proceso hiperinflacionario con la medida que tomó el primero de enero de este mes. El Gobierno ya dijo que la inflación es de 50 %, y a partir de esa cifra se declara que una economía ha entrado en un proceso hiperinflacionario. Eso significa que ese 50 % al Gobierno se le está quedando corto, porque ha anunciado que para el 1 de febrero viene un nuevo aumento salarial en el cestaticket, y por aquí tú ves ese proceso de hiperinflación, a través de la periodización de esos aumentos. De modo que tu ves que los contratos se van estrechando, por la necesidad de un ajuste salarial. Y a este ritmo los aumentos van a ser quincenales. Porque esto ya se vio en las décadas de los setenta y de los ochenta en algunos países de Sudamérica. A mí me parece, por ejemplo, que la inflación de diciembre no debe bajar de 30 %.

Pero ese aumento previsto para el 1 de febrero es consecuencia de que sube el valor de la Unidad Tributaria…

Sí, pero es la manera como el Gobierno interviene también en la llamada remuneración salarial. Vamos a ver cuál es el porcentaje que le va a poner el Gobierno a esas unidades tributarias, porque eso tiene, por un lado, un efecto de favorecer al Gobierno, en cuanto a que muchas tarifas tienen carácter fiscal. Pero, por otro lado, vienen los costos, que es la vinculación que tienen los cestaticket con las unidades tributarias. De modo que el Gobierno, dependiendo de cuánto sea el incremento que le dé a las unidades tributarias, ese será otro impacto adicional en la inflación, y que es lo que se llama inflación de costos, esto quiere decir que van a incrementarse los costos de todas esas empresas.

¿Qué impacto va a tener este aumento en el aparato productivo del país?

La cifra más optimista dice que aquí el PIB [Producto Interno Bruto] cayó entre un 10 % y un 12 %, una cuestión que es verdaderamente escandalosa. Porque eso significa que el PIB en los últimos tres años en Venezuela ha caído en más de 22 %. Esa fue la tasa de caída que tuvo EEUU en su etapa más tenebrosa, lo que se conoció como el crash de 1929 o la gran depresión, y donde se adoptó la política de asistencia humanitaria, a través del sistema de la olla colectiva. Entonces, se hacían colas de gente, para recibir una ración de sopa, y para lo cual contribuía el Estado y algunas empresa que se habían salvado de la crisis para solventar el problema del hambre, en el que había caído este país a partir de esta crisis. Respetando la dignidad de la persona. No como aquí en Venezuela que no han organizado ni una olla colectiva de este tipo, y la única olla común que tú ves es la de la basura.

Pero aquí existe la política de los CLAP, e incluso Maduro ha sostenido que se trata de una nueva forma de conducir la economía. ¿Qué piensa usted?

Los CLAP realmente tienen dos caras. Una de ellas procura la atención del ciudadano ofreciéndole una bolsa de productos con precios regulados, a través de unos colectivos, que ha venido organizando el Gobierno en los sectores populares, que son los que controlan la fidelidad al régimen, y que suelen ser los azotes de barrios, los llamados pranes. Pero la otra cara es el aparato militar, que se mueve detrás de la distribución de estas bolsas de comida, que es el otro pranato, pero ya de diferente estirpe. El propio Presidente ha dicho que han descubierto a algunas personas dentro de los CLAP que están haciendo negocios. Ahí está el caso de la gente que negoció unos perniles, que se pudrieron, a la espera de eso que se conoce como el engorde de los precios. Esto es consecuencia de la falta de transparencia con la que se maneja este programa. Los insumos de estas bolsas se han traído al país con el dólar a 10 bolívares. No se sabe cómo son importados. Muchos pasan al círculo de los bachaqueros, a Mercadolibre.com, donde son vendidos a precios exorbitantes. Es decir, los CLAP constituyen un mecanismo perverso. Por un lado reparten limosnas; por el otro, se prestan para todo tipo de rebusques, tanto pequeños como colosales. Esto recuerda la existencia de las mafias que manejan mendigos en algunos países. A cuenta de que les sirven de especies de bancos, ellos administran el dinero que perciben los mendigos, y entonces llevan vidas de príncipes, mientras los otros recudan para ellos.

Continúe leyendo la entrevista al economista Morales en el semanario La Razón