“Renovación de partidos: La nueva emboscada” por Humberto González Briceño

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Los partidos de la MUD aún no se recuperan de los coletazos del falso diálogo iniciado por el régimen; y, sin pensarlo dos veces, ya se alistan para ir mansamente a otra emboscada. Esta vez, es la renovación de sus nóminas ante el CNE. Puede ser ingenuidad o pragmatismo, pero, en cualquier caso, así como lo fue con el episodio del diálogo, es un dramático error.

El problema con el diálogo no es el diálogo en sí mismo, el cual no se puede descartar como una opción en un conflicto como el que vive Venezuela. El problema estuvo en la forma como la MUD y algunos partidos, individualmente, lo asumieron. El error estuvo en ir a un diálogo sin tener claridad de lo que se quería y, además, aceptar sin condiciones las premisas falsas que presentó el gobierno, las cuales se convirtieron en una estratagema para legitimarlo con la anuencia de la oposición.





La MUD trató de impulsar el Referéndum Revocatorio en el 2016. Pero ir sin condiciones y sin estrategia a la emboscada del diálogo le costó una importante derrota política que tampoco fue asumida con responsabilidad ante el país. Por el contrario —“a la calladita y por la puerta de atrás”— sacaron a Chúo Torrealba de la Secretaría Ejecutiva, como si este no hubiese sido solamente el ejecutor de decisiones tomadas por los partidos. De esta forma, quedaron intactas contradicciones latentes entre los partidos de la alianza electoral en torno a la definición de estrategias frente al régimen.

La emboscada del diálogo le dio sus frutos al gobierno. Contra todos los pronósticos, logró al mismo tiempo dividir y desacreditar a la oposición. Los cambios cosméticos y de forma en la vocería ejecutiva de la MUD solo confirmarían implícitamente una derrota que hasta ahora, como todas las demás, permanece huérfana.

Pero el gobierno envalentonado por lo que interpreta como tempranas victorias, parece resuelto a no darle tregua a una oposición política confundida y vapuleada. Moviendo sin disimulo a sus operadoras en el CNE, lanza una nueva ofensiva con el proceso de renovación de las nóminas de los partidos. Se trata de un proceso plagado de irregularidades y artimañas técnicas, camufladas de requisitos para —ultimadamente— consolidar el propósito de dividir a la oposición e ilegalizar a la mayoría de los partidos.

Esta semana aún no ha ocurrido un pronunciamiento formal de la MUD sobre este tema. Mientras tanto, unos partidos dicen que no tienen más remedio que acatar la ley y someterse a este proceso leonino de legitimación; mientras otros, incluyendo algunos de la alianza oficialista, han anunciado que no se prestarán para esta farsa. Una nueva emboscada que ya comienza a dar sus frutos: La oposición ahora está más dividida.

Es una asechanza que ha sido cuidadosamente orquestada para acentuar aún más la división entre quienes se enfrentan al régimen. En diez fines de semana, a través del CNE, el gobierno seguirá desgajando a la oposición en una lenta e interminable agonía que al final solo dejará unos partidos legalizados. El resto —la gran mayoría— quedarían en situación de ilegalidad o incluso clandestinidad, y con el amargo sabor de otra derrota para sumar a la desesperanza y el pesimismo.

Si todos los partidos de la Mesa de la Unidad Democrática lograran consenso para rechazar en bloque las condiciones engañosas y amañadas del proceso de renovación de partidos, incrementarían sus posibilidades de vencer o evadir esta nueva emboscada. Pero divididos, como están, unos tratando de portarse bien y otros confrontando, solo le darán una nueva victoria al régimen.

A mediados de mayo o comienzos de junio, cuando el régimen haya quemado la mitad de este año en esta macabra comedia, con unos partidos aceptados por el gobierno, se presume que el CNE anunciará la celebración de las elecciones de gobernadores que debieron hacerse el año pasado. Y será entonces cuando el régimen revele una nueva celada a la oposición: Elecciones internas para renovar autoridades en los partidos.

Con estas emboscadas y agresivos movimientos tácticos, el régimen habría logrado ejecutar la hasta hace dos años improbable maniobra de mantenerse en el poder, y sobrevivir políticamente hasta el 2018. Ese año veremos si la oposición, agrupada en la MUD, encuentra la fórmula para corregir su astigmatismo político, o si nuevas fuerzas sociales surgen y son capaces de cambiar el curso de los acontecimientos.
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