Editorial El Mercurio (Chile): En Chile no podrá olvidarse fácilmente que Braulio Jatar, posee pasaporte chileno

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Donald Trump. Foto: Reuters

 

El Mercurio, el diario de mayor circulación en Chile dedica su editorial de hoy al hecho que el gobierno estadounidense se manifieste preocupado respecto de la tragedia venezolana. Afirma que “el súbito interés de Trump por Venezuela revela que ningún país puede considerarse tan ajeno a lo que ocurre en otros” y también que “En Chile no podrá olvidarse fácilmente que Braulio Jatar, poseedor de un pasaporte chileno, está detenido desde hace más de seis meses solo por difundir un video del Presidente Maduro”

Lea a continuación completo el editorial de El Mercurio





Trump y América Latina

 

El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado pocas señales sobre su pensamiento respecto de América Latina, aunque sus consideraciones sobre el comercio internacional y las migraciones tienen profundas consecuencias para la región. No obstante, más allá de criticar fuertemente el tratado de libre comercio de Norteamérica, Nafta, y de proponer la construcción de un muro gigantesco que lo separe físicamente de México, no ha dicho qué piensa acerca de las relaciones que aspira a mantener con el continente. Por ello, resultó de interés que llamara a la Presidenta Michelle Bachelet para intercambiar impresiones respecto de la situación venezolana, manifestándole su respeto por Chile, al que calificó de un país importante para Estados Unidos.

Minutos antes, según se ha informado, el Presidente Trump se comunicó con su par brasileño, Michel Temer, para hablar también de Venezuela. No hubo otros llamados, según parece, lo que revelaría que Trump ha distinguido a Chile y Brasil como países respetables con los que valdría la pena consultarse respecto de las situaciones regionales. Sin duda, es un hecho de algún significado que el Presidente de Estados Unidos otorgue esta consideración a nuestro país, pero eso no habrá de impedir que Chile haga escuchar su voz tanto sobre los peligros que corre Venezuela como sobre las erradas políticas internacionales de Trump.

Más interesante aún que la distinción de dos países en el continente es el hecho de que el gobierno estadounidense se manifieste preocupado respecto de la tragedia venezolana. Sin haber mostrado interés alguno por lo que pudiera ocurrir en América Latina, el súbito interés de Trump por Venezuela revela que ningún país puede considerarse tan ajeno a lo que ocurre en otros, pues llegado un punto de crisis las consecuencias son inevitables para las naciones cercanas. Entre Caracas y Miami hay apenas tres horas de vuelo y la proximidad sin duda juega un papel en la inquietud del Presidente norteamericano. Las carencias en el abastecimiento del país caribeño pueden amenazar con situaciones humanitarias graves a las que nadie podrá quedar ajeno. Pero, igualmente, las condiciones políticas y de respeto a los derechos humanos debieran interesar tanto como el abastecimiento. En Chile no podrá olvidarse fácilmente que Braulio Jatar, poseedor de un pasaporte chileno, está detenido desde hace más de seis meses solo por difundir un video del Presidente Maduro. El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, ha propuesto la suspensión de Venezuela de la organización por no cumplir con la cláusula democrática.

Los gobiernos latinoamericanos permanecen en silencio respecto de las políticas de Trump dirigidas en contra de México. Tampoco han dado muestras de reaccionar seriamente ante los atropellos que se registran a diario en Venezuela. Las consultas diplomáticas a Chile y Brasil obligan a que estos países asuman la tarea de hacer presente la posición de toda la región. De paso, la inquietud norteamericana demuestra hasta qué punto puede ser errada su política de replegarse en el plano internacional. Su retiro de los acuerdos comerciales, además de dar paso a que sus rivales como China ocupen la posición que ellos tenían, crea condiciones para el surgimiento de populistas antinorteamericanos, tanto por el mayor empobrecimiento que ello provocará como por la oportunidad de culpar a Estados Unidos de las nuevas circunstancias que habrán de enfrentar los países de la región.