Tocando Puertas, por Griselda Reyes

Tocando Puertas, por Griselda Reyes

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En Venezuela la situación está muy grave, noticia que ya todos sabemos. Ésta semana tocando puertas palpamos que es más grave la situación de lo que podíamos imaginar. Sin embargo, hay esperanzas. La acción y voluntad que implica el tocar las puertas de los ciudadanos nos ha evidenciado el potencial que tiene la gente para resolver los problemas; para encontrar soluciones y continuar con la fé y la esperanza de que habrá un mejor mañana.





La desolación y la tristeza se han convertido en el bastón de los venezolanos. Es una dura y latente realidad, ver a niños de 5 años de edad en la calle jugando con la basura, solos en el abandono y la desidia, ¿Qué futuro hay para ellos?.

Identificamos las necesidades y observamos esa mirada perdida entre la penuria y la falta de “Gobernantes Capaces” en resolver los problemas sociales que acontecen día a día en las barriadas y en las comunidades rurales, no menos importantes que las que se viven en las urbanizaciones, pero por supuesto más profundas y extremas.

A pesar de la inseguridad y desconfianza, todavía quedan venezolanos que te abren la puerta de sus hogares y te permiten pasar a charlar; dónde se desahogan comentando los problemas que les acontecen, el cómo la delincuencia se ha apoderado de sus espacios, dónde ya no pueden ni dormir en tranquilidad sólo de pensar que en cualquier momento los delincuentes irrumpen en sus hogares para llevarse lo poco o mucho que pueden tener. Ésto sin dejar por fuera el riesgo de denunciar y convertirse en un peligro mayor para sus vidas, ya que, estos amigos de lo ajeno tienen tentáculos en todas partes, acá es donde nos preguntamos; ¿Dónde queda la dignidad de los cuerpos policiales, de los entes responsables de dar seguridad a los habitantes de este país?… Un país que se quedó pegado en el odio y la pelea constante de cuotas de poder, dónde el individuo cada día está más desprotegido y abandonado en la miseria tomados por el miedo; miedo que ha llevado a quedarnos en un estado de apatía y conformismo.

La corrupción se ha posicionado como la primera opción del venezolano, por lo cual debemos trabajar en la reconciliación nacional y en el rescate de los valores; fortaleciendo los principios del desarrollo individual desde cada rincón de nuestro país.