Cómo el desierto del Gobi es clave para la supervivencia de las secuoyas de California

Secuoyas vistas desde la tierra

Las secuoyas gigantes son los árboles más altos del planeta y son originarios de la cordillera de Sierra Nevada, en California. bbc.com

La naturaleza y sus sorpresas: las secuoyas gigantes de Sierra Nevada en California le pueden deber su vida a un fenómeno de otro continente.

Estaban aquí mucho antes de la publicación de esta nota y nos sobrevivirán por mucho tiempo.





Las secuoyas que pueblan la cordillera de Sierra Nevada en California, Estados Unidos, aguantan estoicos los embates de la sequía -recientemente superada- y del cambio climático.

Ahora sabemos cuál es uno de los secretos para su buen estado de salud: el polvo que llega desde el desierto de Gobi, a más de 10.000 kilómetros de distancia.

Un abono fundamental

Las secuoyas de Sierra Nevada viven sobre un terreno que, en principio, no es el más adecuado para su crecimiento.

La predominancia del granito en esa cadena montañosa californiana dificulta la existencia de fósforo, uno de los nutrientes fundamentales para los imponentes árboles.

Ahora, investigadores de la Universidad de California en Riverside han descubierto que parte del polvo que se asienta en la región llega desde el desierto de Gobi, en Mongolia y China, y trae con él dichos nutrientes vitales para las secuoyas.

Secuoyas vistos desde la tierraDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES

 

Estos imponentes árboles viven justo en un entorno que contiene poca cantidad de un elemento básico para su desarrollo.

“En años recientes era un misterio que estos árboles gigantes se sostuvieran en el ecosistema sin tener demasiado fósforo en el lecho de roca”, le dice a BBC Mundo una de las investigadoras, Emma Aronson.

“Este trabajo [publicado en la revista Nature Communications] empieza a descifrar el misterio y muestra que el polvo puede estar dándole forma al icónico ecosistema de California”.

Elevadas cantidades en las alturas

Aronson y sus colegas colocaron paneles elevados en los troncos de las secuoyas en los que recogieron polvo depositado y partículas suspendidas.

Compararon las muestras con el ritmo de erosión de la zona y el contenido en nutrientes.

“El polvo que llega desde el desierto asiático constituye, según la altitud, entre el 20 y el 45% del total”, explica Aronson.

“El material viaja alrededor del globo con vientos altos y, por lo tanto, abunda más en las partes más elevadas. En cotas más bajas predomina claramente el material fino del Valle Central de California”, agrega.

Este hallazgo muestra lo conectados que están ecosistemas aparentemente dispares.

Esto quiere decir que habrá más polvo en la atmósfera.

Los investigadores también subrayan que la distribución de nutrientes como carbono, nitrógeno y fósforo tiene un impacto enorme sobre cómo y dónde se distribuye la flora y fauna en todo el planeta.

Así, este influjo de nutrientes de desiertos del otro lado del mundo sobre entornos montañosos puede tener efectos imprevisibles en los tipos de plantas que crecen en esos lugares.

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LA INTERESANTE VIDA DE LAS SECUOYAS

Redwoods, CaliforniaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES

 

El paisaje de California se ve más verde esta primavera.

-El sistema de parques nacionales de EE.UU. nació en 1872 con un parque para proteger las secuoyas gigantes de Mariposa Grove, en California, en lo que fue la primera vez que el gobierno federal reservó tierra para preservación y disfrute público.

-El esfuerzo por salvar a las secuoyas inspiró el movimiento conservacionista y el sistema de parques estatales en California.

-Los bosques de secuoyas son excepcionales para almacenar carbono: guardan al menos tres veces más de carbono sobre tierra que cualquier otro bosque del mundo.

-El frondoso follaje de las secuoyas alberga una compleja comunidad de animales, plantas y líquenes. La salamandra errante es una de las especies que atesora, la cual puede vivir toda su vida en un árbol único.

-Esto no es nuevo, pero no deja de ser asombroso: las secuoyas pueden vivir más de 2.000 años. Algunas de las que están vivas hoy día ya existían en tiempos del Imperio Romano. La secuoya más vieja que se conoce tiene 2.520 años y fue descubierta hace unos años por los investigadores del programa de las secuoyas y el cambio climático.