Temen que violador de universitarias en Maracaibo recobre su libertad

Maracaibo Venezuela 17/05/2017 Sucesos Andrea (nombre ficticio) tiene 19 años y desde hace 11 meses su vida se ha trastocado por completo. El 16 de junio de 2016, mientras esperaba un carro ?por puesto? al salir de su universidad, fue sorprendida por dos sujetos que la obligaron (apuntándole con una pistola por su espalda) a entrar en un vehículo. Allí dentro, Andrea vivió una pesadilla que duró seis horas, durante las cuales uno de sus captores abusó sexualmente de ella, al tiempo en que su cómplice disfrutaba ser testigo de su sufrimiento. Las víctimas se apostaron frente a los Tribunales, en el centro de Maracaibo, con sus pancartas. (Foto: José Nava)
Las víctimas se apostaron frente a los Tribunales, en el centro de Maracaibo, con sus pancartas. (Foto: José Nava)

 

Frente a la sede de los tribunales del municipio Maracaibo, las víctimas de Deiver Miguel Fuminalla, de 32 años, protestaron en compañía de sus abogados. Se rumoró que su agresor podría recobrar su libertad el próximo lunes 22 y con pancartas expresaron su indignación, reseñó La Verdad.

Cada una de la veintena de víctimas cuenta con una orden de alejamiento y protección. Pero eso no les quita el temor de reencontrarse con su agresor sexual. Todas trabajan, estudian, están en constante movimiento y eso las hace vulnerables, detalló Andry Urdaneta, abogado de las víctimas.





Según el jurista, los defensores de Fuminalla buscan eliminar pruebas del expedientes, entre esas algunos testimonios de las víctimas. Con esa estrategia podrían lograr que en la próxima audiencia, el lunes 22 de mayo, el Tribunal le otorgue una medida cautelar y lo dejen bajo régimen de presentación.

En sus escritos, las universitarias exigían a los jueces que “no se vendieran”, que “hicieran justicia” y le advertían que “los cómplices de Fuminalla estaban sueltos”.

Cacería de mujeres

Los oficiales de Polimaracaibo capturaron el 19 de septiembre de 2016 a Fuminalla, en el sector El Naranjal. Usaba el carro de su padre, un Chevrolet Épica, placa AA471CV, para buscar a sus víctimas. Las investigaciones indican que tenía meses en sus andanzas, buscaba mujeres jóvenes para obligarlas a tener sexo oral, manosearlas o violarlas en compañía de sus amigos.

A una de sus primeras víctimas la sometió en un centro comercial. Le preguntó por una dirección para llamar su atención. Apenas la adolescente se acercó al vidrio del carro, la apuntó con una pistola y obligó a subir.

“Él me pedía que me calmara. Decía: yo lo que quiero es que tú me des placer”. La amenazó con dispararle, le exigió que se quitara la blusa y el sostén. Se masturbó y la ultrajó. “Era muy cuidadoso, se preocupó por limpiarse, pero no por utilizar preservativo”, detallaba la muchacha, mientras suplicaba que su caso no quede impune.

Otra de las víctimas iba a sacar unas copias a dos cuadras de su vivienda, sin percatarse de que a lo lejos un hombre parado junto a un vehículo la observaba detenidamente; al pasar junto a él la apuntó con una pistola y la obligó a subir.

Tal y como al resto de las otras jóvenes le hizo colocar sus pertenencias debajo del asiento, indicándole que agachara la cabeza. El hombre la llevó hasta una plaza, se bajó el pantalón y le pidió que le hiciera sexo oral, a lo cual se negó. Minutos después de ser amenazada accedió a quitarse la blusa.

A diferencia del resto de las víctimas, la joven pudo ver la placa del vehículo y al llegar hasta la casa de un amigo la anotó. “Venía de violar a una muchacha, por eso creo que no me violó a mí”.

Todas accedieron a recordar el ataque sexual con un único propósito, suplicarle a los jueces que hagan justicia. No quieren más víctimas y si Fuminalla regresa a la calle las habrá.