Gustavo Tovar-Arroyo: El presidente Julio Borges

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 El desconsuelo y el coraje

No sé si alguien ha escrito sobre este tema pero igual lo escribiré. Considero que es crucial al margen de la polémica que pueda levantar (¿qué es una raya más para un tigre?). Tenemos que ir acostumbrándonos a la realidad.





No me caracterizo por garabatear insignificancias, para eso está el periódico El Universal y sus histéricos doños académicos. Ellos pueden darse el lujo de decir una tontería hoy, desdecirse mañana, y pasado, en su arrebatada ebriedad, olvidarse de todo lo dicho. ¿Escribirán desde un psiquiátrico? Qué más da, igual no tienen influencia. Son los eructos “expertos” de la era. Apestan fugazmente, sólo eso.

Empecemos.

El Presidente Julio Borges

El único poder público legítimo que tiene actualmente Venezuela es la Asamblea Nacional (AN), representante directa del poder originario y constituyente que tiene toda democracia: el pueblo.

Elegida contra viento y marea, superando todas las trabas electorales y condiciones fraudulentas que se puedan figurar, nuestra AN además de ser el último poder legalmente constituido y electo por el voto popular, es un órgano cuyo presidente tiene configuradas ciertas atribuciones constitucionales entre las cuales se encuentra la de sustituir al Ejecutivo ante la ausencia de éste.

Declarado el abandono del cargo del dictador Nicolás Maduro por sus crímenes de lesa humanidad y violaciones flagrantes de la Constitución, la vacante institucional la ocupa el presidente de la AN Julio Borges.

Se dice fácil; no lo es.

La transición huracanada

He sido crítico de Primero Justicia, también he reconocido sus alcances y logros cuando lo han merecido. Pero en el bíblico caos que padece el país, ¿qué pueden representar mis críticas o reconocimientos, mis gustos o disgustos ante el peso específico de la institucionalidad y representatividad ganadas con los votos del pueblo? Nada.

Gústele a quien le guste, dadas las circunstancias y el caos institucional, el presidente constitucional y legítimo de Venezuela, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Venezuela, es Julio Borges.

No es otro, es él, no lo digo yo, lo dice la Constitución (lo que queda de ella) y la voluntad popular expresada a través del voto. Hay que apoyarlo en la huracanada transición que se avecina.

No hacerlo sería suicida.

La lógica de la constituyente de Maduro

El invento de constituyente por parte del colombo-venezolano más detestado de todos los tiempos, Nicolás Maduro, lo único que busca es ganar tiempo, enredar más las cosas, afianzar su crueldad y violencia, pero sobre todo ganar tiempo para consolidar la dictadura.

La AN es el único poder habilitado por la Constitución para seleccionar a los integrantes de los demás órganos del Estado: el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ); el Consejo Nacional Electoral (CNE); la Fiscalía y el Defensor del Pueblo.

Maduro lo sabe, por eso inventó la constituyente con el fin de evitar un cambio en el sistema, delirando además con un estrambótico adefesio como método de selección de los constituyentistas que no existe ni en Corea del Norte. Por eso también secuestraron el Revocatorio y las elecciones regionales (por cierto, qué descaro el de las meretrices del CNE con este retraso).

Con esta aberración política, Maduro, cuya legitimidad de origen estuvo siempre en duda, cuya legitimidad de ejercicio está perdida por las violaciones a la Constitución y por los crímenes de lesa humanidad que ha cometido, queda desnudo; bodoque de corrupción y narcotráfico, tiene que ser encarcelado.

No hay marcha atrás.

Elecciones generales

El pueblo de Venezuela –cuánto orgullo da formar parte de él– está librando una de las rebeliones civiles más hermosas y sobresalientes de la que tengamos memoria. Su vitalidad, su coraje, su virtuosismo noviolento y su honor, especialmente el de nuestra juventud, la catapultarán por los siglos de los siglos, pero tenemos que terminar la tarea.

Julio Borges, el presidente de Venezuela, deberá asumir el cargo y liderar la transición, renovar los poderes públicos, con urgencia el CNE y TSJ, liberar a los presos políticos, abrir un urgente canal humanitario y llamar a elecciones generales. Sólo así recuperaremos la paz y evitaremos la mortandad y la guerra. Sólo así Venezuela rescatará la senda de la libertad y la democracia.

En este pandemonio qué hablen los votos, no las balas.

Mientras tanto

Ojalá ocurriese antes, pero la fecha límite de esta nueva Independencia, otra vez, debería de ser el 5 de julio. Mientras tanto debemos apoyar al presidente Borges (que deberá ejercer su función mancomunadamente con la Unidad), mientras tanto debemos permanecer multitudinariamente en la calles, mientras tanto debemos mantener la rebelión civil más gloriosa y digna de todos nuestros siglos.

Queda una duda: ¿A quién obedecerán los militares: al narcotío y títere del régimen cubano, Nicolás Maduro, o al representante legítimo del pueblo venezolano y defensor de los últimos vestigios de la Constitución y la legalidad, Julio Borges?

¿A quién apuntarán sus armas: a los niños de Venezuela (el futuro) o a los usurpadores y traidores de nuestra patria (el pasado)?

La respuesta la estamos forzando con heroicidad patriótica en las calles. Estoy convencido: ¡Venezuela será libre!

@tovarr