Judith Sukerman: Hermano uniformado

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En este momento, el más oscuro de nuestra historia republicana, te escribo a ti, que eres venezolano como yo pero que vistes uniforme militar o policial; que no perteneces a eso que ustedes llaman “alto rango” y que representa la elite de tu institución. Lo hago porque lo que ha ocurrido en el país en estos últimos 50 días me obligan a decirte algunas cosas y preguntarte otras, porque tengo dudas si realmente puedes identificarte, coincidir, fraternizar conmigo o si simplemente ya te convencieron de que debes ser mi enemigo.

Te confieso que me cuesta creer que olvidaste el juramento que hiciste ante Dios, el día que formalmente comenzaste a ejercer tu profesión, de respetar y defender la Constitución y las leyes a costa, incluso, de tu propia vida. Creo más bien que tus superiores te están hablando de preservar la revolución. Supongo que te dicen que no importa la vida de los “enemigos del socialismo del siglo XXI”, y por eso te han obligado a cometer actos inhumanos, crueles y hasta delitos de lesa humanidad contra venezolanos, jóvenes como tú, o mujeres como tu madre, tu hermana, tu abuela, solo por defender eso que llaman “el legado del comandante Chávez”.





Lo que seguramente no te han dicho, es que estas trabajando, y te estas deshumanizando, por sostener un régimen que ya casi todos los países del mundo reconocen como dictatorial y genocida, con un presidente sin liderazgo, ni respeto –ni siquiera dentro de sus propias filas-. Que te arriesgas para y por el bienestar de una casta enriquecida con dinero público que vive sin las limitaciones que tú y yo tenemos. Que sacaron a sus hijos del país para darles seguridad y comodidades (y hasta extravagantes lujos) mientras que a ti, a mí, a tu familia y a la mía nos falta hasta el alimento más básico. ¿Has visto lo grande y lujosas que son las casas donde viven los altos oficiales y los dirigentes del gobierno? ¿Sabes que allí se come y bebe con abundancia todos los días? ¿Sabes que compran sus medicinas y van a clínicas en el exterior cuando se enferman? Pero más importante aún ¿Sabes por qué tú salario, es tan poco y no alcanza para nada? ¿O por qué no hay suficiente comida en tu cuartel? Te lo voy a decir, es porque ellos se enriquecen con nuestra pobreza.

Te hablan de defender la patria, pero no te dicen que la patria somos todos y que en ella debemos vivir en condiciones de bienestar y prosperidad.

Cuando te ordenan que ataques, reprimas, hieras o liquides, a quienes estamos en las calles, luchando por la restitución de la democracia y por una mejor Venezuela, lo que te están pidiendo es que los mantengas en el poder para seguir enriqueciéndose. Quienes te alientan a hacernos daño, incluso a matarnos, realmente te piden que quites del medio a quienes hemos decidido mantenernos en la lucha por una vida digna para nuestras familias, pero también para la tuya, por la comida de tus hijos, y los míos, por el remedio de nuestros abuelos, por un país mejor para todos sin distinciones.

¿Qué ves, cuando sales de tu cuartel, del comando? Te diré lo que veo yo: un país que se hunde en la miseria. Veo mujeres, como tu madre, haciendo horas de cola para conseguir algo de alimento. Observo jóvenes como tú, desalentados porque sienten que sus sueños son inalcanzables. Veo enfermos en los hospitales muriendo de mengua; veo niños hurgando la basura para conseguir algo de comer, veo gente que llora porque la delincuencia desbordada asesinó a un familiar. Pero lo más indignante es que veo a quienes eso no les importa, que a pesar de ser ellos los responsables, no hacen nada para que mejore nuestra situación económica, política y social. Veo un presidente bailando, en cadena nacional, a pesar de que hay 50 venezolanos fallecidos por la brutal represión, entre ellos algunos compañeros tuyos.

Lo que el mundo entero ve, es a la inmensa mayoría de los venezolanos, que a pesar de la violencia, los asesinatos de jóvenes, las violaciones de derechos humanos, la represión desmedida, sigue y seguirá firme en las calles defendiendo sus derechos. Y ante esto, me surge otra duda ¿Qué crees que harán tus superiores, serán capaces de ordenarte masacrar a tus hermanos? y tú ¿obedecerás, a pesar de que en esa mayoría estén algunos de tus amigos, y hasta familiares? ¿Defenderás la tiranía o a quienes luchamos por salir de la desdicha que vivimos?

Me imagino que sabes que los crímenes de lesa humanidad no prescriben ¿alguna vez has pensado que cuando esto se acabe -porque se va acabar- tú serás responsable de tus actos y no podrás alegar “obediencia”? ¿Has pensado en la vergüenza que sentirán los tuyos, por tu actuación y en el dolor de tu madre al verte preso? Tus jefes tienen suficiente dinero para huir de la justicia y pagar abogados que los defiendan, ellos saben el lio en el que están metidos, y ¡te apuesto lo que sea, a que te dejaran solo! Acuérdate siempre, la cabuya revienta por lo más delgado.

Quiero aclararte que no te estoy pidiendo que esgrimas tus armas contra esta dictadura, sé lo peligroso que eso puede ser y no es necesario que te arriesgues, lo que te pido es que no aceptes más órdenes contrarias a los derechos humanos y ciudadanos. No permitas que se derrame más sangre, que se cause más daño a quienes en las calles luchamos por cambiar el destino del país. Niégate a cumplir órdenes inconstitucionales.

Tú -si tú- puedes ser el héroe que defina el futuro del país. ¿No te gustaría ver a tu mama orgullosa, o a tu mujer y a tus hijos, mostrando la foto, o el video, de cuando bajas el arma y abrazas al hermano que tienes al frente, y te sumas a la reinstauración de la democracia en Venezuela? Cuando te decidas, no estarás solo, tendrás el apoyo de millones de venezolanos y el aplauso y reconocimiento del mundo entero, por tu valor y coraje.

La próxima vez que nos veamos en la calle, míranos a los ojos, piensa en tu futuro y acompáñanos a reconstruir nuestro hermoso país, a crear esa patria con la que sueñas y que juraste defender. ¡Tú puedes detener este derramamiento de sangre!

Somos venezolanos, como tú.

@judithsukerman/ [email protected]