Carta a Padrino López y demás militares, por Richard Casanova

Carta a Padrino López y demás militares, por Richard Casanova

thumbnailRichardCasanova

General Vladimir Padrino López:
Quizás mis palabras sean un poco duras pero no tanto como las circunstancias, ojalá tenga la humildad y la tolerancia para leerlas.  Esta misiva no pretende insultarlo a usted, ni a ningún miembro de la institución castrense -asumiendo que algo queda de ella- sino expresar el sentimiento y la angustia que recorre estas calles donde la piedad se fue de viaje, como dice la canción.  Mientras pueda, voy a ejercer mi derecho como venezolano a opinar sobre nuestra FAN porque es nuestra, no pertenece a las cúpulas podridas de esta falsa revolución, mucho menos al poder cubano que ha secuestrado a nuestra patria ante la mirada complaciente de aquellos que una vez enfrentaron las pretensiones invasoras de Fidel Castro.

Señor General, usted es parte de un Ejército “forjador de libertades” que pareciera haber olvidado la heroica gesta libertaria de Bolívar en América Latina y ahora con alevosía, es el sostén de una dictadura atroz e infinitamente corrupta. Y esta no es una caracterización personal, simplemente así es reconocida hoy en el mundo. No oculte esa realidad diciendo que “no habido ningún herido ni muerto” por  uso excesivo de la fuerza policial o militar.  Eso no es cierto, hay muchos y todos son responsabilidad de ustedes pues la República le otorga el monopolio de las armas para garantizar la paz, no para reprimir a un pueblo que ejerce su legítimo derecho a la protesta cívica.  Hoy vivimos un serio conflicto que pudiera derivar en una guerra civil, si la FAN no actúa en defensa de un pueblo que es masacrado en las calles. De ello sobran las evidencias y testimonios.  También es inaceptable discriminar a las víctimas según sus preferencias políticas, todos son venezolanos que han perdido lo más preciado que tenían: su vida!





Es impúdico decir que la brutal represión de la dictadura es una respuesta a manifestaciones violentas de la oposición como Nicolás Maduro pretende hacer ver.  Al contrario, reiteradamente hemos demostrado nuestra vocación democrática.  En efecto, hemos llegado a la dolorosa situación de hoy porque el gobierno ha intentado desconocer a una Asamblea Nacional electa por 14 millones de venezolanos, nombró fraudulentamente a un TSJ para obstruir los cauces democráticos, nos quitó las elecciones regionales, se robó el Referéndum Revocatorio previsto en la Constitución, exhibe una larga lista de presos políticos, inventó una ilegal inhabilitación contra los opositores, ha hecho esfuerzos por ilegalizar a los partidos, ha violado de forma reiterada y flagrante nuestra Carta Magna, evade sus responsabilidades, usa el diálogo como una vulgar maniobra y hasta del Papa se han burlado! Perdóneme la franqueza y lo coloquial pero ¿Qué carajo quieren? ¿A dónde creen ustedes que conduce esta reiterada actitud delincuencial?  Si lo único que pedimos es elecciones, se cierran todas las alternativas y se incrementa la represión, obviamente la tendencia es a escenarios de mayor violencia.   Y así avanzaremos a un conflicto de consecuencias impredecibles, si ustedes siguen siendo la muleta del dictador y actuando como brazo armado del PSUV.

Para sembrar miedo y paralizar a la sociedad, inútilmente el gobierno habla de 500 mil milicianos: una fuerza inexistente en la CRBV y numéricamente muy superior a los componentes institucionales de nuestra FAN, en los cuales pareciera que no se confía plenamente.  Para colmo, anuncian la compra de miles de fusiles en un país pasando hambre y donde la gente muere de mengua en los hospitales. ¿No le parece una inmoralidad, General?   Uno de los irresponsables burócratas del régimen anunció con absoluto desparpajo que pensaban armar “al pueblo chavista”, algo que hoy está en franca extinción como bien saben y en todo caso, está por verse la disposición de ese pueblo a disparar contra sus vecinos.  El oscuro personaje se refería a armar a las estructuras de base del PSUV, conocidas como UBCH, pero lo insólito es que tal anuncio se produzca ante el sepulcral silencio de ustedes, quienes constitucionalmente tienen la obligación de administrar el parque de armas del país, lógicamente con fines más nobles que la matanza de un pueblo desarmado e indefenso.   Es insólito que sea el Estado quien ampare a la delincuencia y organice colectivos armados con fines represivos. Incluso han hablado de incorporar a presos comunes, evidenciando la degradación del sistema carcelario y la aberrante conchupancia entre el hamponato gubernamental y los pranes: toda una vergüenza.  Ni hablar de la siniestra alianza con la narcoguerrilla colombiana -especialmente las FARC- y la promoción de grupos irregulares criollos como la llamada Fuerza Bolivariana de Liberación Nacional, solo para amedrentar mediante la extorsión y el secuestro.  Tristemente, todo esto sucede en las propias narices de quienes juraron defender la constitución y garantizar la paz.

Pero este es un pueblo de valientes, el país ha derrotado el miedo y ha asumido el cambio como una decisión irrevocable. A estas alturas, señor General, ya debe usted saber que calle y más calle es lo que viene… A falta de alternativas, nuestra única opción es luchar.  Y ustedes ¿qué van a hacer? ¿Van a seguir disparando? Francamente me pregunto qué harán si las milicias, las UBCH, los colectivos, los pranes y todos los grupos violentos condujeran a una anarquía desbordada y terminen apuntando sus armas hacia ustedes.  Tarde o temprano, será nuestra FAN quienes tengan que enfrentar y desmontar este criminal andamiaje de violencia.  Maduro y su cúpula corrupta huirán a disfrutar su fortuna, serán ustedes -lo que quede de la institución castrense- quienes tengan que desmontar esa bomba de tiempo.  Por ahora, el reloj sigue corriendo…

Muchos piensan que los militares guardan silencio porque son cómplices del asalto al erario público y factor clave para que Venezuela sea la más importante plataforma del narcotráfico internacional.  Es verdad que muchos altos oficiales han sido señalados de estar incursos en el tráfico de estupefacientes; es cierto que el gobierno los ha protegido en lugar de propiciar una investigación objetiva y transparente; los venezolanos hemos visto como sacan una tonelada de cocaína por el principal aeropuerto del país, sabemos lo que pasa en las fronteras que también son custodiadas por ustedes; oímos a Walid Mackled -uno de los protegidos- hablar de los generales que tenía en su nómina y en fin, nada nos sorprende en un país donde miembros de la familia presidencial están presos y confesos por narcotraficantes.  Todo eso es cierto pero quiero creer que no todos están en ese charco putrefacto, en nuestra FAN hay una mayoría decente y avergonzada de este deslave moral.  Sólo sus acciones confirmarán o negarán esa hipótesis. ¡A esa mayoría apelo! Son pocos los altos oficiales que están en la lista de la DEA.

Lejos de increparles con esta carta, mi intención es que usted -y cualquier militar que la lea- sea interrogado por su propia consciencia y dejen de voltear la mirada ante la abominable represión del régimen que ha segado la vida a más de 60 venezolanos, la mayoría jóvenes estudiantes que bien pudieran ser sus hijos.  Mi intención es recordar la diatriba moral planteada por El Libertador cuando los fusiles se voltean contra el pueblo. Quizás sensibilizarlos ante esta guerra asimétrica entre una “revolución armada” y un pueblo indefenso, entre unos vigorosos “hombres de armas” y los abuelos que también están en las calles pensando en sus hijos y nietos.

Mi intención es que no vean con indiferencia a esa inmensa masa estudiantil que brega con su inocencia a la intemperie y desarmados luchan al descampado contra la descomunal fuerza de las bombas y las balas.  Les escribo pensando en un país donde los niños jueguen con metras y no sean asesinados con ellas; donde la metralla de sus cañones no bañe con la sangre de estudiantes a la tierra de Bolívar.  Quiero que vean con amor a esa juventud que carga sus sueños como lanza en ristre, improvisa escudos contra la barbarie y lucha tenazmente por su propio futuro.

Honestamente deseo que reflexionen sobre la monstruosidad que subyace en el alma del miserable que asesinó a César Pereira en Anzoátegui y a todos los caídos. Que imaginen cuanta vileza alberga quien hoy guarda silencio y hasta miente para justificar esta desgarradora realidad.  Ya son tantos los muertos que da mucho dolor recordarlos pero jamás podremos olvidarlos.  ¡El dolor es infinito! Aun así, el violín de Wuilly Arteaga sigue sonando en las calles de Caracas y son miles y miles las voces que se suman a diario.  Los vientos de cambio se han convertido en un indetenible huracán. Como diría una de las grandes responsables de tanto infortunio, “la tendencia es irreversible”.  Piense en eso, General.

Tome en cuenta cuán larga es la lista de muertos y que el país está de luto por una obsesión de poder, por la ambición desmedida de una cúpula insaciable que no le importa la sangre derramada. Ojalá usted o algún otro miembro del alto mando militar pueda responder una pregunta, solo una: ¿Cuántos muertos más necesitan para que la consciencia se imponga sobre la solidaridad a una dictadura criminal y decadente?

Tampoco mi intención es que den un Golpe de Estado pues esa es la historia que nos ha traído hasta aquí.  No le pedimos un acto subversivo pues precisamente contra un golpe continuado es que se ha rebelado el pueblo venezolano.  La desgracia es justamente que los golpistas enquistados en Miraflores creen que esa es la forma de sostenerse en el poder. Le pedimos simple y llanamente que cumplan el juramento de lealtad a la Constitución y no esperen un desenlace fatal. Que expresen sinceramente su opinión sobre esa estafa que han llamado Constituyente y contribuyan a la única salida que tiene este conflicto: unas elecciones generales, libres y con observación internacional.

Como venezolanos, tenemos el derecho de exigir que actúen con sentido de responsabilidad ante la historia.  Le pedimos que en vez de esconder su carnet militar, muestren su dignidad en esta hora aciaga.  Le pedimos que recuperen el honor de usar su uniforme, en lugar de vestir de civil para disimular la vergüenza; que no olviden que los delitos contra los DDHH no prescriben y sin duda alguna -más temprano que tarde- vamos a restablecer el orden constitucional en Venezuela.  Y lo haremos sin pensar en la venganza, solo en la justicia. Nuestra lucha es por un país de libertad y progreso para todos incluyendo a sus hijos, muchos de los cuales también están en las calles.  No esperen que uno de ellos ingrese a la dolorosa estadística que hoy exhibe la dictadura.  Le pedimos una reflexión honesta y oportuna, quizás para mañana sea tarde.