Dos realidades, un país, una crisis. Escudos humanos que se aferran a la Venezuela de progreso de hace 20 años, la de la IV República; ésa que la mayoría de los jóvenes de la Resistencia no vivieron; en la que se cometieron muchos errores, sí, pero que jamás nos puso a pasar hambre y penurias como la mal llamada Revolución.
Dos realidades, dos frentes de batalla; uno de ellos lleno de odio; un odio “mortal” que ha acabado con la vida de ¿80, 70, 60 venezolanos en dos meses? ni las propias autoridades se ponen de acuerdo para dar una cifra oficial.
Otro grupo cargado de escudos improvisados. Con franelas amarradas a la cara para evitar los efectos de las bombas lacrimógenas, ésas que han dejado huellas en el cuerpo de miles de ciudadanos, y que incluso han ocasionado muertes, como la del joven Juan Pablo Pernalete.
Dos realidades, dos discursos, dos prioridades.
Mientras los venezolanos de bien nos mantenemos en las calles luchando para hacer respetar el derecho a la vida, a la salud, a la alimentación, a la seguridad; los enchufados de Miraflores usan a sus esbirros para atacar al pueblo, con el único objetivo de mantenerse a como dé lugar en el poder. Nos agreden, nos asfixian y hasta nos roban como si nos enfrentaramos a delincuentes disfrazados de funcionarios.
Proponen de manera express una constityente fraudulenta, que el pueblo rechaza, y sin pensar más allá de sus bolsillos la convocan para el próximo 30 de Julio, ante lo cual nos declaramos en absoluta rebeldía.
Es vergonzoso que Tibisay Lucena haya aniquilado el voto universal. Es vergonzazo el accionar de los cuerpos de seguridad del Estado; esos que empujan a diputados, que agreden a periodistas y roban a su propio pueblo. Es vergonzozo el miedo a contarse de este desgobierno.
Se burlan del hambre de la gente. Se desentienden de las necesidades de una sociedad que pide auxilio a gritos por falta de comida, alimentos y humanidad.
Hablan de una oposición fascista, sin saber el verdadero significado de la palabra: “El fascismo se basa en un Estado todopoderoso que dice encarnar el espíritu del pueblo. La población no debe, por lo tanto, buscar nada fuera del Estado, que está en manos de un partido único. El Estado fascista ejerce su autoridad a través de la violencia, la represión y la propaganda”.
Juegan con la ignoracia de sus seguidores para intentar achacar las debilidades de la Revolución a quienes los adversan. Mentiras que serán condenadas por la historia.
Pero mientras la historia nos da la razón, nosotros seguimos en las calles de manera pacífica. Firmes, defendiendo lo que es justo para el país. Fuertes, desafiando las adversidades para ofrecerle un mejor future a nuestros hijos; resteados por la realidad que queremos y soñamos para Venezuela.
Esta odisea está a punto de llegar a su final. Más temprano que tarde superaremos la violencia y la repression.
Por Venezuela vale la pena seguir luchando.