Omar Villalba: La Justicia ultrajada

Omar Villalba
Omar Villalba

 

Hoy el Estado de Derecho. Hoy la democracia, los principios republicanos, y todos los avances del mundo occidental han sido vapuleados. Lo más decepcionante, es que el ultraje no ha venido desde el mundo de las armas y la irracionalidad, sino desde la misma jurisprudencia. Una que nos obliga a replantearnos el significado de la venda con la que el símbolo de la Justicia cubre sus ojos.

La justicia venezolana esta ciega, esta vendada, pero no para favorecer a la imparcialidad, sino que se encuentra cegada a favor de una banda; de la tiranía, que no conforme con poseer las armas —de forma legal a través de las fuerzas armadas que tampoco son imparciales, también lo hacen, de forma ilegal, a través de grupos paramilitares— también tiene un férreo control de las leyes, de la justicia,Y es por mediación de una pandilla de leguleyos exprés y pocos éticos, que han cogido al país por el cuello.





Los romanos solían decir que cuando las armas cantaban, la ley callaba. Y, a veces decían lo contrario. En Venezuela, el dicho romano se ha venido abajo, armas y leyes entonan una canción al mismo ritmo, a la par que el pueblo venezolano es condenado a la oscuridad y a portar grilletes.

Con la decisión emanada del TSJ, la cual no es otro que ignorar la demanda de la Fiscal General de la República, este gobierno ha echado el cerrojo. Y ya se hace, cada vez más evidente, que la salida negociada, legal y diplomática está lejos, o en el peor de los casos, es imposible. Y, por los vientos que soplan, la Asamblea Nacional Constituyente Estamental será una realidad. Una oscura, una siniestra y lóbrega realidad que solo consagrará a un grupete de malhechores en el poder, mientras el resto de los venezolanos se ven condenados a languidecer.

Por otro lado, muchos dirán, que éramos unos ingenuos aquellos que, por un momento, pensamos que el TSJ, frente a la demanda de una figura como la Fiscal General de la República. Ante las eventuales sumatoria de todos los venezolanos, cederían unos cuantos pasos en pro del Estado de Derecho, en pro de lo justo, a favor de la libertad. Y la verdad, es que si fuimos ingenuos.

Porque, era de cajón, que este TSJ exprés, no iba a poner en juego su supervivencia por lo que es justo y correcto. Al fin y al cabo, tienen mucho que perder, especialmente si retroceden —de nuevo— un paso.

Frente a este escenario, nos preguntamos, con vehemencia, ¿Qué pasará ahora? ¿Está todo perdido? La respuesta es muy sencilla: No, debemos perseverar en la lucha. Aun no se han agotado todos los recursos, aun hay ánimos y vigor. A medida que pasa el tiempo, y con ello aumenta de forma significativa el agobio del gobierno —porque a pesar de acaparar todo el poder siguen pensando como bestias acorraladas, por lo tanto están acorralados— y los abusos escalan de forma significativa, pero también aumentan las posibilidades para la UNIDAD. Las convicciones, sin duda, se fortalecen en los peores momentos.

Es necesario, persistir, resistir y nunca desistir. En esto, no se ha puesto en juego nuestra supervivencia, sino la de las generaciones por venir. La de aquellos venezolanos, los más jóvenes, que sueñan con un futuro brillante dentro del territorio en el que les tocó nacer. De aquellos que no saben nada de lo que está pasando y esperan que los adultos lo resuelvan todo, que trastoquen lo malo a mejor.

Desde un punto de vista simple, estamos en una encrucijada, pero para el observador cuidadoso y astuto, esta eventualidad presenta muchas oportunidades. Como ya he dicho en el artículo, y en otras ocasiones, el gobierno pone en evidencia su debilidad con este tipo de abusos. Y, desde el punto de vista internacional, cada vez se hace más evidente para el resto del mundo que el régimen no es nada democrático. Solo son unos aspirantes a castro-cubanos, o en el peor de los casos, a tiranos norcoreanos. Pero, Venezuela no es la isla antillana y mucho menos el Estado del lejano oriente. Somos un pueblo indómito y rebelde, con tantas virtudes como defectos.

Por eso, es nuestro deber mantenernos en férrea lucha. Es nuestra obligación tomar a la vilipendiada justicia y ponerla de pie, hacerla respetar. Hacer respetar, también, la voz del pueblo, del verdadero Soberano.

No cejemos en nuestro empeño, y mantengamos nuestra frente en alto, porque esta vil acción de este lunes, no es más que un ligero revés. Es un clavo más para el ataúd donde la historia enterrará a estos tiranos y demagogos. ¡Pueden tenerlo por seguro!

Para todo hay tiempo en esta vida, y el suyo está llegando. Mientras recordemos, que esta lucha no es por nosotros, sino por los venezolanos del futuro, para quienes esto solo será una referencia o una moraleja de un oscuro cuento.