El Papa alerta de un mundo frenético y pobre de recuerdos durante el Corpus Christi

Pope Francis elevates the host as he leads the Corpus Domini procession at the Basilica of Santa Maria Maggiore in Rome, Italy June 18, 2017. REUTERS/Tony Gentile
Pope Francis elevates the host as he leads the Corpus Domini procession at the Basilica of Santa Maria Maggiore in Rome, Italy June 18, 2017. REUTERS/Tony Gentile

 

El papa presidió hoy la misa de Corpus Christi, una solemnidad que, en su opinión, invita al recuerdo y en la que alertó de que en la actualidad “se pasa página rápido”, haciendo que “la vida exterior se fragmente y la interior se vuelva inerte”.

“En el frenesí en el que estamos inmersos, son muchas las personas y acontecimientos que parecen que pasaran por nuestra vida como sin dejar rastro. Se pasa página rápidamente, hambrientos de novedad, pero pobres de recuerdos”, dijo Francisco en su homilía a los pies de la basílica romana de San Juan de Letrán.





Subrayó que “eliminando los recuerdos y viviendo al instante, se corre el peligro de permanecer en lo superficial, en la moda del momento, sin ir al fondo, sin esa dimensión que nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos”.

“Entonces la vida exterior se fragmenta y la interior se vuelve inerte”, alertó el pontífice, para quien recordar es “esencial para la fe, como el agua para una planta”.

El papa explicó que, “en la fragmentación de la vida”, la eucaristía nos recuerda que “no somos individuos, sino un cuerpo” pues este es “un sacramento de muchos que forman un solo cuerpo, el santo pueblo fiel a Dios”.

“Que este Pan de unidad nos sane de la ambición de estar por encima de los demás, de la voracidad de acaparar para sí mismo, de fomentar discordias y diseminar críticas; que suscite la alegría de amarnos sin rivalidad, envidias y chismorreos calumniadores”, dijo.

Esta fue la primera vez que Roma celebra en domingo y no jueves la festividad del Corpus, instituida por el papa Urbano IV en 1264.

Así lo decidió Francisco para no causar grandes problemas en la capital, pues la misa estuvo precedida por una larga procesión, y para facilitar la participación de los fieles.

Tras la eucaristía, dio inicio la procesión del Altísimo de poco más de un kilómetro a través de la vía Merulana hasta la basílica de Santa María la Mayor, una de las cuatro grandes de Roma junto con San Pedro del Vaticano, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros.

Miles de personas desfilaron en procesión detrás de la Santa Forma, entre ellas representantes de las instituciones, miembros del clero, muchas religiosas o miembros de los equipos de Emergencias.

El papa no participó en la procesión sino que, como en años anteriores, se trasladó en coche y una vez en el templo impartió su bendición.

Tampoco se utilizó el vehículo que tradicionalmente se ha empleado para transportar el ostentorio con la Forma, sino que fue llevada a hombros y bajo palio.

El templo de Santa María La Mayor, que data del papado de Sixto III (432-440), está muy ligado a España y por una bula de Inocencio X (1644-1655) todos los reyes de España son protocanónigos de la Basílica.

Y el emperador Carlos V donó al papa Alejandro VI el primer oro procedente de América, con el que se doró el impresionante artesonado de esta iglesia.

La festividad del Corpus Christi proviene del conocido como “milagro de Bolsena”, donde un sacerdote, en su camino hacia Roma, se detuvo en 1263 para oficiar misa y, ante sus dudas de la presencia de Cristo en la Eucaristía, pidió a Dios una “señal”.

De manera imprevista, según la tradición católica, de la hostia consagrada emanaron algunas gotas de sangre que cayeron sobre el corporal (el lienzo que se extiende en el altar para poner sobre él la hostia y el cáliz).

La tela se custodia en la catedral de Orvieto (centro de Italia). EFE