Fin de la era del petróleo: Un “Peak Oil” al revés

Fin de la era del petróleo: Un “Peak Oil” al revés

Petroleo

 

En 1956 el geofísico estadounidense Marion King Hubbert desarrolló la teoría del pico petrolero (peak oil), según la cual la producción de crudo de los Estados Unidos llegaría a su máximo entre 1965 y 1970 y de ahí en adelante comenzaría a declinar. Luego se corrió el modelo para todo el planeta y se determinó que el máximo de producción del ‘oro negro’ se daría hacia el 2010.





Por Martín Rosas en Inteligencia Petrolera

Pero pasaron los años y el peak oil no solo no se cumplió sino que, al contrario, la producción seguía creciendo en el mundo y en los propios Estados Unidos al punto que a mediados de 2014 el planeta despertó con una sobreproducción de dos millones de barriles diarios que hicieron naufragar las cotizaciones, que cayeron en cerca de 70% a comienzos de 2015.

Las razones de la abundancia son:

– Ante una inminente reducción de la producción, según profetizaba la curva de Hubbert, el mundo comenzó a explorar masivamente… y encontró más petróleo.
– Los altos precios de los hidrocarburos estimularon nuevas técnicas de explotación de hidrocarburos (fracking).
– Las energías alternativas lograron bajar costos a precios competitivos.
– El calentamiento global estimuló la sustitución de hidrocarburos por fuentes alternativas de energía.
– La ralentización de la economía global contrajo la demanda de petróleo.

Fin de la era del petróleo

La actual crisis de precios de los hidrocarburos marca el inicio del fin de la era del petróleo. El espeso aceite que lubricó el desarrollo económico del siglo XX dará paso a las menos contaminantes energías alternativas, en camino hacia un futuro eléctrico, con un protagonismo intermedio del gas natural.

Conscientes de este fenómeno, la mayoría de las grandes empresas petroleras del mundo comenzaron a cambiar el chip. Entendieron que el core del negocio ya no es el petróleo, sino la energía en cualquiera de sus manifestaciones. Por eso la mayoría salió del negocio de la venta minorista de combustibles líquidos y han comenzado a abrirse espacio con otros energéticos como el hidrógeno, el gas natural comprimido, el gas natural licuado, el biogás y hasta la generación de electricidad con fuentes renovables.

Hagamos aquí un paréntesis para señalar que durante la actual crisis la estatal petrolera Saudi Aramco cometió dos errores estratégicos. El primero fue no haber iniciado el proceso de privatización de la empresa antes de junio de 2014, pues dejó pasar el momentum y ahora contará con menos interesados, y los que quieran comprar acciones pagarán menos de la mitad de lo que costaban hace apenas tres años.

El segundo error fue no haber llevado hasta sus últimas consecuencias la estrategia de guerra de precios que anunciaron a finales de 2014 para sacar del mercado a los competidores con costos más altos. El ministro de energía de entonces, Alí al Naimi, dijo que el reino estaba preparado para mantener precios bajos por unos tres o cuatro años, pero no habían pasado dos años desde el derrumbe de precios cuando junto con los demás miembros de la OPEP y otros países fuera del cartel decidieron reducir la producción con el fin de “nivelar el mercado”.

Las fuerzas del mercado respondieron entonces e hicieron evidente que los precios del petróleo estaban inflados y que la mayoría de países puede producir crudo rentable con cotizaciones por debajo de los 40 dólares el barril, especialmente los productores estadounidenses de esquisto.

A manera de conclusión, las enseñanzas que deja la actual crisis de sobreproducción de petróleo son:

– La OPEP y su líder natural, Arabia Saudí, ya no tienen poder para influir sobre el precio del crudo.
– Ahora son los Estados Unidos los que, con su mayor producción, imponen el precio y, en consecuencia, se convierten en los reguladores del mercado de petróleo.
– Los países de Norteamérica -Estados Unidos, Canadá y México- se consolidan como los tres mayores productores del continente, con una participación conjunta de 21% de la producción mundial, la segunda mayor participación global después de los productores de Oriente Medio, que participan con 32,5%.
– El energético del futuro es la electricidad, con un protagonismo intermedio del gas natural, que vive actualmente su época dorada.
– En resumen, asistimos al fin de la era del petróleo, que se da no por su escasez como profetizaba hace sesenta años la teoría de Hubbert, sino en medio de la abundancia, lo que equivale a un peak oil pero al revés.