Ni con las órdenes del General en Jefe, el “atrocidómetro” de Padrino sigue creciendo

VEN004. CARACAS (VENEZUELA), 07/05/2017 - Fotografía del 5 de mayo de 2017, del ministro de defensa de Venezuela, General Vladimir Padrino López, durante una entrevista con Efe, en Caracas (Venezuela). Padrino, aseguró que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) está del lado de un proceso constituyente de acuerdo con los principios que establece la Constitución de ese país, por voto universal, directo, secreto y libre. EFE/MIGUEL GUTIÉRREZ
Fotografía del 5 de mayo de 2017, del ministro de defensa de Venezuela, General Vladimir Padrino López, durante una entrevista con Efe, en Caracas (Venezuela). Foto: EFE/ Miguel Gutiérrez/ Archivo

 

Recordado como el primer militar abiertamente chavista, Vladimir Padrino López, ha tenido un ascenso meteórico en el plano político desde 2012, cuando pronunció delante de Hugo Chávez su discurso de ascenso a general en jefe y se atrevió a integrar la ideología socialista con el uniforme de la Fuerza Armada, a pesar de que el artículo 328 de la Constitución advierte claramente el carácter “esencialmente profesional” y “sin militancia política” del organismo castrense.

Por: LaPatilla.com





Con Maduro en el poder, alcanzó la titularidad del Ministerio de la Defensa, cargo que desempeña desde 2014; y tan solo dos años después, el Jefe de Estado no solo le confirió la tutela de la administración y el control de la producción, importación y distribución de alimentos y medicinas de todo el país; sino que lo convirtió en “superministro”, es decir, con licencia para disponer de todo el gabinete de Gobierno, incluyendo al vicepresidente de la República, una acción que lo llevó a ser calificado por la prensa como “el hombre más poderoso de Venezuela”.

De más está decir que su labor como “superministro” no palió la escasez ni el desabastecimiento de alimentos y medicinas, pero sí incrementó las denuncias de irregularidades y corrupción.

Sin embargo, a raíz de la escalada de criminal represión protagonizada por uniformados de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y la Policía Nacional Bolivariana (PNB) que hasta el 7 de junio dejaba 72 manifestantes muertos en las calles, hurtaba las pertenencias de decenas de manifestantes -como si se tratara de hampa común-, vandalizaba cuanto vehículo o motocicleta se encontrara por delante; y realizaba, casi con orgullo, cualquier modalidad del uso indebido y desproporcionado de la fuerza que permita la imaginación, el Ministro para la Defensa se pronunciaba al respecto.

“No quiero ver a un Guardia Nacional cometiendo una atrocidad en la calle”, ordenó Padrino durante un ciclo de conferencias sobre el proceso de la Constituyente el pasado 6 de junio, un pronunciamiento que el propio canal de propaganda oficial del régimen censuró.

El “hombre más poderoso de Venezuela” amenazaba además con “el que se aparte de la línea de Estado, de la preeminencia del respeto de los Derechos Humanos y que no se comporte como un profesional, entonces tiene que asumir su responsabilidad”.

Poco importó la variedad de títulos y responsabilidades que agolpa el General en Jefe en su curriculum, los organismos de orden público del Estado hicieron oídos sordos a sus advertencias y continuaron amedrentando, violando derechos humanos, perpetrando delitos y manchando cada vez más una figura de autoridad que otrora representaba el orgullo y el respeto de los ciudadanos venezolanos, hasta el punto de desenfundar un arma y accionarla contra jóvenes manifestantes con premeditación y alevosía.

El balance que dejó la actuación de los cuerpos de represión desde el exhorto de Padrino: tres jóvenes asesinados, al menos 164 arrestos de manifestantes, 95 detenidos (por tribunales militares), decenas de heridos, al menos ocho denuncias por robo y 23 órdenes de captura de funcionarios que no se han materializado porque se niegan a poner a los involucrados a la orden del Ministerio Público.

¿Dónde quedó la doctrina militar que apelaba a la obediencia, la subordinación y la disciplina, que dictaba que la unidad de mando será la moralidad y el empleo útil del ejército?, ¿o acaso se han pervertido tanto los valores fundacionales del organismo, que ahora ni siquiera se puede esperar que un simple sargento segundo cumpla las órdenes de su general? (lapatilla.com)

 

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