Reinaldo Aguilera: Entre el blanco y el negro

Reinaldo Aguilera: Entre el blanco y el negro

 

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Luego del referendo efectuado el 8 de junio de 2016 en Reino Unido, del otro lado del océano Atlántico, se viene desarrollando un proceso que, inevitablemente para el año 2019 dejará a los británicos fuera de la Unión Europea. Tenemos pues que es la primera vez que un Estado miembro, abandona el denominado bloque, nacido después de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo y a pesar de la complejidad de la ruptura, Londres indica que está dispuesta a negociar diversos tópicos con sus prontos ex socios en la UE. Por el momento no existen acuerdos pero las posibilidades siguen abiertas.

Con lo anteriormente mencionado queda claro que aun cuando existan polos opuestos, posiciones adversas o colores extremadamente diferentes como el blanco y el negro, indudablemente existe una zona que podemos llamar gris.

En el caso venezolano, estamos buscando esa zona que definitivamente nos permita adelantar una salida a la oscura situación actual en la cual vivimos.

Para los escépticos, los logros a punta de sangre, sudor y lágrimas obtenidos en los casi 90 días de protestas, tal vez no eran siquiera pensados al inicio de 2016, pero sí se pudo. Por algo hemos llegado al punto de invocar y llevar a la acción lo que establecen los artículos 333 y 350 del texto Constitucional.

Los apoyos y consensos se están logrando, incluso con sectores diametralmente opuestos, como por ejemplo el que conforman los ex ministros de la administración Chávez. Es decir que sí se ha avanzado, sin ser suficiente por supuesto, pero son sin lugar a dudas avances en pro de salir del desastre en el que ha sumido al país el mal gobierno de Maduro, cosa que parecía imposible.

¿Habrá que realizar negociaciones individuales, colectivas, mixtas? Seguro que sí, pero luego de establecer las responsabilidades por la barbarie cometida durante tantos días de represión, por las muertes ocurridas, por almas de jóvenes, de niños que pedían libertad; luego de que se sepa quienes ordenaron y quienes ejecutaron todos los delitos que están documentados.

Luego de aclarar lo antes señalado, con las reglas claras y los mediadores correctos y aceptados, es posible que se inicie un verdadero proceso de negociación, según mi punto de vista, antes no.

Seguro se pensará que es algo extremista mi posición. Explico mis razones: lo que sucede es que el mal gobierno es experto en burlarse de la buena fe de la gente y eso ya no es aceptable, de allí mi aseveración.

Ahora bien, dejando a un lado momentáneamente el tema de las negociaciones, tenemos que existe un “algo” que no termina de cuajar y es lo referido a los dos (2) países en los cuales estamos viviendo: uno, resquebrajado, con problemas de pobreza extrema, deterioro de la calidad de vida de muchos, de altísimos índices de inseguridad, de problemas con medicinas y un largo etcétera, y otro, el país de la fantasía que menciona la canciller o el mismo Maduro, en el cual todo marcha excesivamente bien.

En ese mundo paralelo en el cual se encuentra el gobierno, con el presidente a la cabeza, observamos con mucha cautela y extrañeza que justamente 17 años, tres meses y un día después del inicio de la llamada “revolución bolivariana”, Maduro anunció la convocatoria de un proyecto de Asamblea Nacional Constituyente, la cual según establece el artículo N° 347 de la Constitución de 1999 tiene “el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”.

La gran pregunta es ¿por qué? Pareciera que Maduro busca reemplazar el legado de Hugo Chávez y edificar uno propio, aunque para la convocatoria esgrime otros argumentos tales como la constitucionalización de varios proyectos de la revolución bolivariana como la Gran Misión Vivienda, Misión Barrio Adentro, Misión Transporte y los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, para que nadie los privatice en un futuro, cosa que no convence a muchos.

Sin embargo, también hemos observado con asombro, que se ha argumentado que es necesaria una nueva Constitución para luchar contra el “golpe de Estado” que se desarrolla en este momento en Venezuela.

Podríamos alargarnos mucho tratando de explicar que es justamente lo contrario, pero eso no hace falta pues está suficientemente expuesto en el ámbito de las redes y a nivel académico también.

En conclusión, es un fraude para evitar la realidad de la situación país, la manera exprés de la actuación del CNE así lo demuestra sin profundizar más en el tema.

Volviendo a lo que nos ocupó inicialmente, tenemos que – según los especialistas -, el fin de la “revolución bonita” está cerca, pero no todo será como la gente espera. Habrá que negociar, de eso no hay duda, para ello los liderazgos de la oposición bajo condiciones y con capacidad de conducir los esfuerzos hacia el logro de los objetivos, tendrán que dejar de lado muchas cosas para ponerse de tú a tú con los negociadores del gobierno y confrontar a los llamados factores de poder, para así comenzar a definir la verdadera salida al caos que actualmente reina en la República Bolivariana.

Con el panorama en la Venezuela actual, podemos decir con seguridad, que estamos muy próximos a esa zona gris, un área de discusión y negociación de contornos indefinidos al inicio, que separa y une al mismo tiempo a los dos bandos. Lo que está por venir será extremadamente complicado y no le falta ningún elemento para dificultar el juicio que al final definirá el futuro de todos nosotros y de este modo pasar de ese blanco y negro a un amarillo, azul y rojo que nos arrope y nos vuelva a unir como lo queremos y merecemos, así de simple y sencillo.

Reinaldo J. Aguilera R. / Coordinador Nacional Electoral Adjunto de Primero Justicia

En Twitter: @raguilera68 / @pjcontrolelecto