Hasta una gripe hace temblar el presupuesto familiar

Hasta una gripe hace temblar el presupuesto familiar

Los venezolanos se debanten entre los costos de los médicamentos y la enfermedad. (Foto: Archivo)
Los venezolanos se debanten entre los costos de los médicamentos y la enfermedad. (Foto: Archivo)

Las farmacias zulianas tienen doble cara, unas están “totalmente” desoladas, otras permanecen a diario “abarrotadas”. Tras la fachada, la explicación se resume al consultar una lista de medicamentos y el precio que los acompaña. El porcentaje de descuentos desapareció sin remordimientos y tanto las personas que peregrinan los establecimientos, como los encargados de estos, “luchan” a diario para que la escasez y la inflación no terminen por hacerlos entrar en “shock”. Así lo reseña laverdad.com

Por Francisco Rincón

Algo básico, como un Acetaminofen en tabletas varía entre los mil y tres mil bolívares, mientras que un Alivet en jarabe pediátrico para tratar los síntomas de la gripe, supera los cuatro mil. Enfermarse “sale caro” y mantener las defensas son casi tres días de trabajo, si se toma en cuenta que una Vitamina C como el Cevax se encuentra por ocho mil bolívares y un medicamento para la tos permanece en los estantes con un valor que ronda entre los tres mil bolívares y seis mil.





El “dolor de cabeza” arrecia y es que para tratarse este mal, una caja de Dol de 20 tabletas se consigue en nueve mil bolívares, mientras que el Migren llega casi a los cinco mil. La fiebre de los niños se trata con toallitas calientes al no tener disponible más de seis mil bolívares que cuesta un Acetaminofen y el dolor menstrual se alivia con manzanilla y canela, al no tener una caja de Ibuprofeno cuyo precio se mantiene entre los dos mil 200 bolívares y ocho mil 200.

Palo al bolsillo

Tras el aumento de salario decretado por el Gobierno nacional, un venezolano percibe diariamente tres mil 251,03 bolívares, que en contexto con el precio de un Losartán Potásico en tabletas. Se requiere entre cuatro y cinco días de ahorro para destinarlos a su compra. Caso similar ocurre con el Enalapril en comprimidos, Ampicilina en tabletas o la Sertralina de 50 miligramos, utilizada como antidepresivo y la Carbamazepina, requerida para evitar las convulsiones.

La “desesperación” se apodera de los pacientes que buscan Alpram y Clonac y para adquirirlos deben desembolsar entre cinco mil y 11 mil bolívares cuando los consiguen en los establecimientos farmacéuticos. En el casco central de la ciudad o en La Curva de Molina, estos mismos permanecen en una mesa con un valor entre los 25 mil y 40 mil bolívares frente a la mirada “cómplice” de las autoridades.

Los anticonceptivos y gotas para tratar el glaucoma no escapan de esta realidad y sus precios ascienden a más de 25 mil bolívares. El escenario “desalentador” termina de “nublarse” si se toma en cuenta que desde octubre de 2016, el Gobierno nacional no entrega divisas preferenciales al sector que produce los fármacos, los medicamentos llegan a las boticas a dólar libre o a través de las subastas Dicom, lo que “disparó” los precios.

Poco y nada

Al contar las empresas con las divisas preferenciales, los pacientes se beneficiaban con una suerte de “financiamiento” que abarataba los precios, situación que se revirtió y ocasionó que “lo poco que se consigue no pueda comprarse”. Todos los productos cambiaron sus precios y la “crítica” situación, sumada a la deuda que persiste por parte de las autoridades a las compañías farmacéuticas, hace que no se cubran las necesidades del mercado, según la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven).

Freddy Ceballos, presidente de la Fefarven, explica que las “pocas” medicinas que llegan no duran “nada” y el paciente debe “peregrinar” las farmacias. “No sabemos cuánto se invierte en medicamentos y no entendemos porque hacerlo afuera y no en el país. Si las deudas se solventan, de alguna manera el sector puede reactivarse”.

Para representante del sector farmaceutico, la debacle es progresiva y la información suministrada por las autoridades nula. “Las farmacias trabajan con un margen de ganancia prácticamente nulo que decreta su quiebra. Somos las que pagamos las consecuencias por ser el último eslabón”, sentenció el representante gremial. Tanto el sector farmacéutico, como quienes necesitan las medicinas esperan no tratar con “curitas” las “enfermedades” por los precios.