En la encrucijada, por Robert Carmona-Borjas

 

 

La dictadura se afianza, se fortalece, busca acabar con todo sin compasión. Día tras día a través de su Constituyente impone las reglas, persigue, decreta, legisla, ignorando la voluntad popular. Pero esta vez no ante la mirada cómplice de la comunidad internacional, más bien ante una mirada incapaz de lograr imponer las sanciones que merece un régimen forajido que desprecia las reglas y los principios.





El régimen de maduro trata por todos los medios de mostrar su fortaleza, su capacidad de dominar y de castigar a los venezolanos que se oponen a la junta de pranes que ha secuestrado el país. Torturan a Alcaldes, a Alfredo Ramos; persiguen a otros, Smolanski, destierran a Muchacho y así, muchos que sufrirán la violencia del régimen más corrupto y criminal que ha tenido Venezuela en su historia.

La oposición, la gente, su dirigencia, se siente sin fuerza, es verdad. Está golpeada y mientras tanto dirigentes políticos que buscan “espacios” como Manuel Rosales y otros de su partido UNT, como un tal Timoteo Zambrano que negocia por su cuenta con Zapatero, el verdugo mediador del régimen, tratan de ocupar cargos y cohabitar con la dictadura. Ingenuidad política, intereses personales o simplemente estupidez.

Pero los venezolanos no están en la misma onda. A estos políticos divorciados de la realidad se les acaba la fuerza. Los jóvenes, la gente, están golpeados, a lo mejor deprimidos, como todos, dentro y fuera del país. Pero nada va a detener esa fuerza que está detrás, esa fuerza que se habrá de imponer.

No es fácil. Estamos en la encrucijada. Necesitamos fuerza y unidad, pero a la vez solidez en los planteamientos, pero sobre todo, realismo. Algunos políticos parecen no estar conectados con la realidad y con el sentir del pueblo. Se reúnen escondidos con el represor, buscan salidas acomodaticias, en nombre de la paz y la transición, esa que no vendrá tan fácilmente mientras el régimen se sienta fuerte y eterno.

La calle vendrá de nuevo, aunque se le considere rebelión o contragolpe. Los jóvenes y todos, incluyendo el violinista, volverán a la calle porque saben que es el único camino. No hay posibilidades de acuerdos, menos de consensos, ni negociaciones. Los Zapateros buscan sólo tácticas dilatorias para oxigenar al régimen. La confrontación no violenta es la única salida y para eso tenemos todavía una Asamblea Nacional que debe apoyar ese cambio.

La convocatoria, aun no precisada, de las regionales es una trampa, pero una trampa en la que hay que jugar. Fue hábil el régimen. Nos pusieron contra la pared. O aceptan o aceptan. Y vendrán y habrá que votar y pelear la trampa en el escrutinio, en los resultados y después, cuando queden derrotados, los nuevos protectores de los estados, como Jaua, el de la niñera en Brasil, que “protege” al estado Miranda.

Vendrá las “ofertas” de las presidenciales para diciembre del 2018 como si fuese una concesión del régimen, una migaja a los venezolanos y eso si la ANC fraudulenta y canalla que legisla el odio y dice establecer la paz con la violencia, no decide posponerlas para el siglo XXII cuando quizás tengamos otra expresión del chavismo, para promover más miseria.

A pesar de todo hay que seguir y no ceder ante lo que el régimen se ha impuesto: desmoralizar, minimizar, reducir, acabar con la oposición. Hacer que se vaya al exterior a buscar progreso y tranquilidad, que se olvide del país que sería de ellos y para ellos, con un pueblo hambriento sometido, como el cubano por casi 60 años.

Es el momento, en definitiva, de reorganizarse, de replantear la lucha, de hacer más partícipe a todos, para poder derrocar la dictadura e iniciar una etapa de transición en el país en el que quepamos todos.

@CarmonaBorjas