Oscar Vallés: Nuestro irrestricto respaldo

Oscar Vallés: Nuestro irrestricto respaldo

Oscar Vallés @OscarVallesC
Oscar Vallés @OscarVallesC

 

Estamos con todos y cada uno de los principios, derechos y garantías de la Constitución de 1999, ratificada por los demócratas en 2007 y totalmente vigente el día de hoy. Estamos con todos los venezolanos y extranjeros residentes en nuestro país que la acatan y la defienden. Con todos los que saben y profesan que nuestra constitución es perfectible, como toda creación humana, pero por los mecanismos que ella establece y siempre bajo la previa consulta por referendo al Pueblo Soberano de Venezuela.

Estamos con la única legitimidad que admiten los demócratas, como es la síntesis indisoluble e inseparable de reconocer el poder político que confiere el Pueblo Soberano, mediante el estricto procedimiento de las reglas de la democracia, y cuando se ejerce bajo el riguroso apego a esas reglas de la democracia. Estamos con quienes piensan que la legitimidad es un atributo republicano que solo poseen nuestros representantes en elecciones libres, universales, directas y secretas, y quienes ejercen ese sagrado mandato como establece el Pueblo Soberano en nuestra Constitución. Con los que cumplen con su responsabilidad en las instituciones del poder público, «respetando la virtud y honor» de la República, indistintamente de su función administrativa, militar o política, grado jerárquico, situación geográfica y filiación partidista.  





Estamos con todos los venezolanos y extranjeros de buena voluntad que rinden culto diario a la inviolabilidad de cada ciudadano fundada en la Constitución. Estamos con los que honran el respeto y la tolerancia al pluralismo religioso, moral y político, porque sus ideas no admiten el uso del poder del Estado —que pertenece a todos— para imponer a los demás una particular doctrina. Con quienes postulan que la educación, la información, el pensamiento y la expresión son instituciones fundamentales de la libertad y, por ende, de la condición humana, y no pueden estar sujetas a discriminación ni a limitación por criterios de raza, sexo, religión, y menos aún, económicos o políticos.

Estamos con los que defienden la vida y la integridad física, emocional y espiritual como lo más sagrado y la primera propiedad que gozan los hombres y las mujeres al nacer. Estamos con los que aspiran hacer de sus vidas un homenaje a la creatividad, a la innovación y al emprendimiento. Con los que quieren obtener honradamente de la sociedad, el ingreso, salario o riqueza que equitativamente merecen por su esfuerzo y dedicación. Con quienes desean construir hoy, con ahorro, oportunidad y certezas, la propiedad para sus familias y sus descendencias. Estamos con los que saben que es suyo lo que tienen y que están dispuestos a protegerlo por todos los medios a su alcance. Con quienes aspiran tener unas mejores condiciones de vida y están dispuestos a asumir con coraje la decisión de proveérsela

Estamos con los que están convencidos que la política es inseparable y consustancial a la ética. Con quienes saben la diferencia entre la política democrática, donde los medios justifican el fin, y la política autocrática, donde el fin justifica los medios. Estamos con los que sienten que hay límites insuperables en política porque no admiten disculpas ni concesiones. Con los que afirman que toda política que atropella a los DDHH y comete delitos de lesa humanidad debe ser detenida, erradicada y superada. Con quienes postulan que la República es principal y fundamentalmente una comunidad moral, donde la dignidad de los ciudadanos debe preservarse ante la eficacia de cualquier política que la lesione. Estamos con los que no admiten intercambiar cuotas de poder con la tiranía mientras ejerce su política de opresión, represión y sumisión. Con quienes se niegan a ver reducida —cuando no eliminada— su personalidad moral y jurídica a la mera condición de súbditos electorales.

Estamos con todos los venezolanos y extranjeros residentes en el país que respaldan una política que no admite dilaciones, diferimientos, ni mucho menos desviaciones, ante el cumplimiento del deber constitucional de preservar, cumplir y hacer cumplir con el mandato del 16 de julio de 2017. Estamos con la última y definitiva resolución que goza de absoluto consenso, y que nos otorga la convicción y el compromiso de proseguir una política de lucha, como ciudadanos libres e iguales, por la restauración plena de nuestra República Democrática Constitucional.