José Guerra: El deber de votar

 

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En Venezuela el voto es un derecho. Pero en las circunstancias que hoy vive el país, es más que eso: es un deber. Un deber con uno mismo y con su patria.  Venezuela sufre una crisis en todos los ámbitos de su vida, pareciera que el siglo XX se hubiese estacionado y que estamos regresando a los años treinta donde cundía el paludismo y otras enfermedades de la pobreza como la tuberculosis y la sarna. Se estima que al cierre de 2017 el ingreso por habitante será el mismo que el de los años cincuenta. Los venezolanos de hoy estamos obligados hacer todo lo posible para cambiar este estado de cosas y que Venezuela recupere el terreno perdido.

Las elecciones de gobernadores son una excelente oportunidad para seguir en la ruta del cambio que ya se inició pero que ha tenidos los altibajos propios de cualquier transformación política, en particular las que suceden en aquellas naciones de carácter petrolero donde el Estado suele ser el dueño del petróleo y por tanto se transforman en regímenes despóticos. Este gobierno ha hecho todo por eliminar el voto democrático, libre y las elecciones competitivas. Ha usado al CNE como una especie de oficina electoral del PSUV y a los canales de TV y convertido a las radios del Estado en los medios de difusión de ese partido. EL CNE ha cometido toda clase de arbitrariedades que van desde la no entrega de un calendario electoral, hasta impedir las sustituciones de candidatos de las mismas organizaciones políticas. El colmo ha sido que apenas a días de las elecciones se produjo la reubicación de más de 600.000 votantes, de los cuales el 80,0% de ellos corresponden a centros electorales donde la oposición ha ganado de manera consecutiva las elecciones. Ese lo hace quien está perdiendo, no quien está ganado.

Con este tipo de artimañas se propicia que la gente no vote o que se desconfíe todavía más del sistema electoral, actualmente severamente averiado en su credibilidad por la gestión de Tibisay Lucena, Tania Damelio, Socorro Hernández y Sandra Oblitas, como directivas, cuya principal misión es mantener al PSUV en el poder a cualquier costo. Sabiéndose  perdidos, han hecho todos los arreglos y trampas para que la derrota del PSUV no sea la que marca la contundencia del descontento popular. Por ello, la manera de hacer respetar la voluntad del pueblo venezolano, es que los ciudadanos concurran a votar este domingo 15 de octubre, para de esta manera señalizar la ruta del cambio, mediante el mejor instrumento que la civilización ha encontrado para materializar los cambios: el voto. Ante tanto abuso y ventajismo el mejor antídoto es acudir a votar, no solamente para ejercer un derecho sino para contribuir con un deber, el de cambiar a este país hoy acosado por una crisis que lo ha hecho invivible. Todos a votar.