Gehard Cartay Ramírez: El fraude electoral como recurso

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A riesgo de parecer simplista, creo que lo sucedido este domingo anterior es producto de un escandaloso mega fraude por parte del régimen.

Así de simple. Si alguien me preguntara en que baso mi afirmación, simplemente le diría que es absurdo que en un país colapsado, cada vez más hambriento y pobre, donde la indignación contra Maduro abunda en todas partes y a toda hora, con casi todo el mundo en su contra, el régimen gane unas elecciones con mayor comodidad que en tiempos de su extinto jefe. ¿Hará falta agregar algo más?





Lo otro sería creer que los venezolanos somos oligofrénicos, pues en diciembre de 2015 le dimos las dos terceras partes de la Asamblea Nacional a la MUD y ahora se la cedimos al régimen en cuanto a gobernadores.

De modo que el fraude es demasiado evidente. Pero, desde luego, al analizar los recientes resultados existen otras variables importantes. La abstención, por ejemplo, tuvo consecuencias catastróficas para los candidatos de la MUD. Y los errores de algunos de estos y sus comandos de campaña –el triunfalismo, el sectarismo y la autosuficiencia– también influyeron en menor cuantía sobre los resultados del 15 de octubre pasado.

Sin embargo, de todos ellos el más importante –insisto– lo constituye el mega fraude perpetrado por el régimen y su CNE. Porque no hay que olvidar que las prácticas fraudulentas han sido una constante bajo el régimen chavomadurista desde 1999, cuando se eligió la Constituyente, repetidas en casi todos los demás procesos electorales.

Ya se sabe que, a partir de esa fecha, el CNE ha estado integrado mayoritariamente por partidarios del régimen (¡Hasta el impresentable Jorge Rodríguez fue presidente en una ocasión!), capaces de cualquier trapacería para perpetuar el nefasto chavomadurismo en el poder. Claro: siempre dejan un rector de “la oposición”, por lo general un pendejo rodeado de zorras.

Vamos a estar claros al respecto. Un fraude electoral no es sólo cambiar unos resultados o robarse los votos del adversario para desconocer su victoria. Ahora se trata de un mecanismo más amplio. En el caso venezolano, incluye el ventajismo gubernamental milmillonario, el colosal peculado de uso con los recursos del Estado para favorecer sus candidatos, la coacción y persecución contra los empleados públicos para obtener su apoyo, y –lo más relevante a mi juicio– la descarada utilización del CNE para producir los resultados deseados por el régimen.

Veamos este último caso por ser el más importante. Como ya señalé, desde 1999 el CNE sólo ha servido para complacer los propósitos electorales del régimen, tarea que han cumplido incurriendo en cualquiera de los delitos electorales señalados en las leyes. Cómo olvidar, por ejemplo, la utilización del famoso kino de Chávez en 1999, cuando el régimen eligió el 92% de los constituyentes con apenas el 25% de los votos, mientras que la oposición, con el 20% de los votos, sólo logró elegir el restante 9%. Habría que recordar también el plebiscito de 2007 sobre la reelección indefinida que perdió Chávez abrumadoramente (Victoria de mierda de la oposición, la calificó entonces), cuyos resultados oficiales nunca ofreció el CNE.

Desde 1999 el CNE se ha convertido en el ministerio de asuntos electorales del régimen. Y en esa función han dejado de cumplir el papel de árbitro que les asigna la Constitución para convertirse en apañadores de todo tipo de fraudes y trampas. Desde permitir el más grotesco ventajismo gubernamental (que incluye peculado, malversación, corrupción, utilización indebida de los medios y bienes del Estado a favor de sus candidatos, etc), hasta la mudanza intempestiva e inconsulta de más de setecientos mil electores, apenas la pasada semana, con lo cual intencionalmente impidieron que ejercieran su voto.

Pero hubo otros hechos premeditados y alevosos, con el objetivo de favorecer a los candidatos oficialistas. Uno de ellos, que deberá inculparlas en su momento, cuando sean enjuiciadas sus autoras, lo es haber inducido a error a millones de votantes al no permitir la sustitución de candidatos prevista en la ley electoral. Así, quienes no estaban informados votaron por aspirantes que ya habían renunciado, afectando a los candidatos de la MUD y propiciando cientos de miles, tal vez millones de votos nulos, que, obviamente, influyeron también en los resultados finales.

Le corresponde ahora a la MUD demostrar el mega fraude electoral y documentarlo suficientemente, así como denunciarlo en todas las instancias posibles. Desde el fraude estadístico que supone la alteración de los resultados y los abusos del régimen convalidados por el CNE, hasta destacar la función desmotivadora, de impedimento y obstrucción conciente para que millones de electores ejercieran su derecho a votar, pasando por inducir a millones de ellos a error, así como las múltiples violaciones a la Constitución nacional y las leyes de la República.
¡Ahora la MUD tiene la palabra!

@gehardcartay
El Blog de Gehard Cartay Ramírez