Nelson A. Pérez: El diablo anda suelto

 

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Concluyeron las elecciones para gobernadores, el ambiente político habla de mega fraude y abstención. Resultados 18 gobernaciones el PSUV y 5 gobernaciones los factores democráticos.





Desde la asunción al poder de Hugo Chávez hasta el día de hoy el fraude en los procesos electorales siempre ha pululado en el ambiente. Cuando mandaba Chávez el fraude electoral era tapado inmediatamente por el discurso agresivo y prepotente del presidente, la abundancia de dinero en la calle evitaba cualquier alteración de orden público.

En el caso del dictador Maduro, es diferente, la abundancia se transformó en escasez y el pueblo comenzó a sentir, en carne propia, los embates de la crisis.

En el periodo de Chávez, como presidente, las grandes manifestaciones y el paro petrolero se centraban políticamente y fundamentalmente, en que las fuerzas vivas del país no aceptaban el modelo, pero el presidente conservaba el respaldo de un importante contingente del pueblo que lo seguía.

En el periodo de Maduro, las grandes movilizaciones del pueblo, por la exigencia electoral, también la crisis social y económica  reclama sus espacios de protesta, en un ambiente de crisis humanitaria, escasez, represión, inflación galopante, etc. es decir un escenario popular adverso al de Chávez.

El CNE siempre fue  y es controlado por el régimen como garantía del fraude electoral. Sin embargo, en procesos electorales como el de la escogencia de diputados a la A.N., el pueblo le propinó un duro golpe al régimen y obtuvo una victoria de 112 diputados. En esa oportunidad el pueblo votó masivamente contra el régimen y los resultados electorales le dieron un contundente triunfo a la MUD y poco espacio para el fraude gubernamental.

El fraude electoral del régimen tiene su máxima expresión cuando los resultados de la contienda política son estrechos, allí muerde el régimen y como Jalisco arrebata. Con asistencia masiva del pueblo democrático al acto electoral el fraude se diluye y tiene pocas probabilidades de éxito.

Porque el pueblo venezolano tiene esa ambigüedad ante los procesos electorales, de asistir o no a votar, cunado la gran mayoría del país sabe del talante anti democrático del régimen, y hoy vive en carne propia los estragos de una crisis que el propio gobierno ha provocado y profundiza al aplicar su dictadura neo comunista.

Creo que el análisis debe centrarse en el aspecto y forma de actuación de cada de cada actor político. Primero. Todos sabemos del talante anti democrático del régimen. Sabemos que centraliza las estructuras del estado para imponer un modelo comunista. Que la gran mayoría de sus aliados son regímenes de facto. Que utiliza la fuerza armada como instrumento de terror. Que el narco tráfico, la corrupción y el desgobierno lo penetraron hasta el tuétano. Que el Estado está en banca rota. Que PDVSA fue destruida. Que los CLAP y el carnet de la patria son instrumentos para bozalear al pueblo y someterlo bajo el control de Estado. Que la represión, los asesinatos, el presidio, la inhabilitación política de importantes líderes demócratas, etc., etc. Es decir, la gran mayoría del pueblo tiene bien definidas las características, aspectos y formas de actuación del  régimen.

Segundo. Los partidos de la  oposición democrática unieron todas sus fuerzas políticas en la MUD, con el objetivo de enfrentar al régimen, esa decisión fue acertada y el pueblo se nucleó ante esta estructura política. Resultado de ello fue el enorme triunfo en las elecciones parlamentarias (2015), después de haber perdido las presidenciales. El fraude electoral fue eminente por poco margen de votos.

La elección para la escogencia de gobernadores era el próximo paso político a seguir, con ese enorme triunfo electoral y el músculo político que daba el control de la A.N.

Sin embargo los líderes más influyentes de la A.N. decidieron, erróneamente, irse por el atajo de la salida del Maduro en apenas 6 meses. Se inicia un pugilato, al margen de la constitución. El régimen afianzando su poder, con las estructuras del Estado como arma letal y la MUD arengando al pueblo a la calle. En este enorme encontronazo de poderes, surge el revocatorio a Maduro, establecido en la Constitución, como instrumento de combate para salir del régimen.  El G-2 cubano instrumenta las posiciones de combate y en un acto inconstitucional impide la realización  del referendo.

La calle se calienta, se realizan grandes concentraciones en contra del régimen, se solicita elecciones libres y democráticas, cese de la represión, se encarcelan a importantes figuras de la política venezolana, etc.

Los factores políticos aglutinados en la MUD no establecen una marcada estrategia de control y dirección de las manifestaciones, por el contrario asistían a las manifestaciones como reinas de belleza en un carnaval. Al final el desgaste y el descontrol permitieron que la anarquía y la violencia condujeran los actos masivos de protesta. Al final más de 130 jóvenes muertos,  torturados, presos, asfixiados por bambas lacrimógenas, en fin anarquía total. Muchos líderes políticos llamaron en forma irresponsable a los jóvenes mártires de ese caos: Los libertadores.

Esos muchachos asesinados por el régimen, eran energía y adrenalina pura sin ningún tipo de preparación para el combate. Allí la MUD fue muy irresponsable al permitir que las grandes marchas pacíficas se transformaran en violencia. Claro que el régimen asesinó a los muchachos, porque ese es el marco de actuación de la dictadura, es más, es el terreno en donde se engrandece y el antimperialismo y la burguesía apátrida son los grandes culpables en conjunción con el invento de la guerra económica.

Posteriormente el llanto, el luto del pueblo, la desesperanza del ciudadano común, el joven sin futuro que se larga de un país sin oportunidades, la búsqueda de los culpables, etc. llenan al pueblo de frustración.

La brutal represión masiva con predeterminación y alevosía, la violación sistemática de los derechos humanos y el cierre a una salida democrática a la crisis, disparó la alarma del mundo. Los países demócratas del orbe, y la geopolítica mundial pasan a jugar, entonces, un papel muy importante en la crisis de poder, económica y social del país. De las sanciones políticas se pasa a las sanciones económicas al régimen y sus lacayos.

El gobierno se ve obligado a realizar elecciones de gobernadores congeladas por más de un año. En un primer paso provocan, drásticamente, en tiempo perentorio, la renovación de los partidos políticos, con el hecho premeditado de reducir la oferta electoral. Muchos partidos quedaron fuera del juego político. En su estrategia anti democrática propone el acto electoral para diciembre del 2017 y luego, súbitamente, las sustrae para el mes de octubre. La maniobra era y fue poner a la MUD en un corre y corre en la escogencia de sus candidatos y someterlos, en breve tiempo, al pugilato electoral interno sabiendo que eso traería  como consecuencia, para la MUD, enfrentamientos por el poder con desgate político y emocional. Ello les permitía observar dos cosas, una, ver el poder de convocatoria al pueblo en la escogencia de candidatos opositores. Dos, debilitar al pueblo en su alianza con la MUD al observar el canibalismo político entre opositores.

Cierran abruptamente a pocos días de los comicios centros electorales para confundir al pueblo y hacerle difícil el derecho al voto, la destreza era provocar la abstención.  La ruleta rusa entra en juego y el régimen manda a votar en las elecciones primarias por los candidatos más débiles, la oposición no tiene tiempo para protestar, en la calle, la arbitrariedad del régimen y simplemente las denunció. El G-2 cubano no da punto sin dedal.

Lo correcto era que la MUD, por encima de apetencias políticas, inconvenientes en esta crisis, escogiera los mejores candidatos por conceso para las 23 gobernaciones y no caer en el pugilato político, que se transforma en ferocidad electoral.

El pueblo venezolano, paciente, observo el desastre y lleno de dolor por los mortales y difíciles momentos que pasó en el combate por la libertad, decidió no participar entusiastamente en el proceso electoral. La Abstención trajo como consecuencia márgenes estrechos en los votos sufragados,  para ambos bandos, y en ese escenario es más fácil el fraude electoral. El pueblo se abstuvo y el régimen mordió y ganó.

Los políticos representantes de la MUD (G-9) deben entender que la crisis que atraviesa el país es de grandes dimensiones: crisis de valores, de ética, de moral, económicas, social, de gobernabilidad, de justicia, de seguridad, de hambre, de asistencia social, etc.

Luego las elecciones son parte de la crisis y no el todo de ella. Cuando se piensa que el camino electoral es el único instrumento para salir del régimen, se corre el riesgo, como en efecto ocurrió,  de dar pie al enfrentamiento político entre los partidos demócratas y sus actores, que los debilita, perdiendo de vista otras estrategias validas en el combate por el rescate democrático. El régimen lo sabe y actúa en consecuencia, liquidando a su adversario en el escenario que le es menos favorable: el electoral.

Entonces las incomprensiones, la falta de una visión de grandeza por el país ante la crisis, las incoherencias, el quítate tú para ponerme yo, etc. Hacen de la MUD un combatiente débil y enfermizo. El pueblo castiga y el régimen cobra.

Ante estas debilidades de los factores democráticos, el régimen auspiciará, lo más pronto posible, las elecciones locales, esperando el mismo comportamiento del pueblo: el voto castigo. Con ello, de nuevo la trampa electoral y el triunfo de PSUV en el escenario menos favorable.

Los 5 gobernadores democráticos que ganaron por amplio margen de votos, no deben juramentarse ante la ANC. Hacerlo es convalidar, para siempre, ese adefesio político, inconstitucional y fraudulento.

El PSUV busca a como dé lugar la aceptación de la ANC. Hoy la geopolítica mundial no la acepta y el pueblo la rechaza. Convalidarla es liquidar, definitivamente, la democracia. Supónganse para el año 2018 un nuevo presidente demócrata sometido a los designios de una ANC despótica.

Debemos propiciar un amplio movimiento social en apoyo a los 5 gobernadores, que deben juramentarse ante las autoridades regionales electorales o en su defecto ante un juez de circuito regional, como lo establece la constitución, cualquier otro mecanismo, aunque de buena intención, es liquidar la vigente constitución, y permitir al régimen seguir manipulando a su antojo la Carta Magna. Dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada.

Para las nuevas elecciones locales debe exigirse la presencia de la OEA, ONU, ONG, etc. como garantes del proceso comicial. Al pueblo debe garantizársele un acto electoral libre, democrático, limpio, de fácil ejecutoria, cero traslados de mesas electorales, listados electorales depurados. Etc.  Debemos exigir la renovación del directorio de CNE. Eso requiere presión en la calle.

Los candidatos a Alcaldes, Concejos Legislativos y concejales, deben ser, mayoritariamente, por conceso político, y dar un ejemplo de unidad y no canibalismo político.

Para las elecciones presidenciales debe buscarse un candidato de consenso fuera de las organizaciones políticas, que sea reconocido por todos como un candidato o candidata de altísima credibilidad, excelente credencial, profesional de alto quilate, honestidad y talante democrático a toda prueba, o en su defecto escoger por consenso un candidato político reconocido por todos.

En torno a esa figura los partidos políticos  deben desarrollar un programa de gobierno, bien estructurado, para salir de la crisis y enrumbar al país por un sendero democrático y de progreso: El nuevo país.

Los partidos políticos deben firmar un pacto de gobernabilidad y democracia entorno a la nueva figura presidencial.

La crisis social y económica sigue igualita y profundizándose, estamos al borde la de híper inflación. La comunidad internacional incrementa la presión sobre la dictadura. Al régimen se le puede escapar el control de la aguda crisis social y el caos podría aparecer como salida al desmadre gubernamental.

 

Econ. Nelson A. Pérez Valdivieso.

Miembro del Secretariado Nacional de Movimiento Progresista de Venezuela. MPV.

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