Escasez de vacunas contra la difteria, la nueva preocupación de los carabobeños

Algunas personas usaban tapaboca para minimizar los riesgos. (Foto: Kevin Arteaga)
Algunas personas usaban tapaboca para minimizar los riesgos. (Foto: Kevin Arteaga)

Al resto de las preocupaciones que a diario viven los carabobeños se sumó la difteria. Fue el 10 de octubre cuando en la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera (CHET) activaron el protocolo de seguridad, luego que el día anterior falleciera una mujer de 49 años con todos los síntomas típicos de esta enfermedad, que estuvo erradicada en Venezuela durante más de 24 años. Así lo reseña el-carabobeno.com

Por Kevin Arteaga González

Mientras las autoridades regionales y de salud tratan de sortear la situación con hermetismo, los rumores en torno al número exacto de contagiados solo se incrementan, al igual que la incertidumbre en la población. De forma extraoficial se habla que hasta la fecha son al menos 20 casos sospechosos de difteria en la CHET, los cuales se espera sean confirmados luego que lleguen los análisis de PCR (proteína C reactiva), desde el Instituto Nacional de Higiene en Caracas.





El miedo y la desinformación motivó a Mariela Martínez, de 59 años, a trasladarse junto a todo su grupo familiar hasta el ambulatorio Dr. Miguel Franco de Naguanagua. Llegaron a las 3:00 a.m. de este martes y eran los primeros 10 de una fila en la que cuatro horas después habían más de 600 personas. Niños, madres con sus hijos de meses en brazos, ancianos, adultos y jóvenes, todos estaban allí con la esperanza de poder colocarse la toxoide diftérica y tetánica para inmunizarse.

Pese a la gran cantidad de personas a las afueras del centro de salud, la organización surgió de forma espontánea. En una lista fueron anotando cada uno de los nombres por orden de llegada. A las 7:00 a.m. el personal médico hizo pasar a un primer grupo pero no fue sino hasta las 9:30 a.m. cuando comenzaron a vacunar. La impaciencia y el desespero se fueron apoderando del lugar con el trascurrir de las primeras horas de la mañana.

Solo quedan 90 dosis de la vacuna por hoy, anunció una de las doctoras del ambulatorio luego que salieran los primeros 10 de la sala de inmunización, entre ellos Mariela, quien junto a su familia logró ser una de las afortunadas. La tensión se observaba en cada rostro presente y decidieron repartir 90 números para asegurar la inyección. De un momento a otro la posibilidad de contraer difteria o no pasó a estar reducida a recibir un ticket improvisado con un número escrito con marcador negro.

La viveza no se hizo esperar tras el anuncio. Muchos intentaron ingresar pese a no tener uno de los números, otros incluso ofrecían dinero a cambio de uno de los tickets que daban acceso a la sala de inmunización. Pero todos en la fila se mantuvieron atentos a que se respetara de forma estricta el orden previsto en la lista.

El expendio y distribución de esta vacuna, que desde el 2009 cumple una doble función, diftérica y tetánica, depende de forma exclusiva de la Fundación Instituto Carabobeño para la Salud (Insalud) y del Ministerio para la Salud. Luego que transcendiera el resurgimiento de la difteria y ante la falta de información oficial por parte del Gobierno, la demanda de esta vacuna se incrementó abruptamente en casi todos los centros de salud públicos en Carabobo.

Quienes no tuvieron la misma suerte de Mariela, decepcionados decidieron retirarse. Para poder acceder a la toxoide deberán acudir el día siguiente desde muy temprano, o dirigirse hasta otra institución de salud que cuente con el inventario suficiente para cubrir la demanda de la población que, desesperada, busca inmunizarse o reforzar su esquema de vacunación.