Apropiación indebida de la representación ciudadana, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini
Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

 

Apropiación indebida de la representación ciudadana no está contemplada como delito en la ley, no puede ser castigada, sería sano incluirla en la próxima reforma. Sin embargo, puede ser objeto de sanción moral y ética. Apropiación indebida es un delito contemplado en el código penal que comete el que toma posesión de un bien que le ha sido confiado temporalmente. El delito de apropiación indebida es distinto al de hurto con abuso de confianza.

Apropiación indebida es una violación contra el patrimonio, podríamos valorar en este caso, el voto y la voluntad como pertenencia. El valor moralista del voto como expresión popular, es la voz de Dios. Incluye esta apreciación la persona que recibe algo por error del transmitente y posteriormente niega su recepción o no procede a su devolución. Todo parece indicar que fue un error sufragar por muchos de ellos.





Semejanza entre apropiación indebida y estafa, consiste en que en ambas figuras en el momento de la consumación el autor tiene en su poder la cosa entregada voluntariamente por la víctima. Participamos de buena fe, repletos de esperanza, la mejor demostración fue el acto -que pocos olvidaran- del 16J no solo por el inmenso testimonio sino por la burla posterior de la que fue objeto la ciudadanía.

Venezuela se derrumba, el estallido social luce imparable al igual que la especulación e inflación indetenibles. En cada rincón de Venezuela se retuercen las tripas por hambre y mueren por falta de medicinas. Y quienes se dicen representantes legítimos del pueblo, están pendientes y ocupados de organizar el protocolo para el viaje proporcionado por Bolivariana Tour, disfrutar los placeres caribeños, tratar asuntos de interés, conveniencia y beneficio en los dos tercios orientales de la isla La Española; rodeada de agua por todos lados como diría el insigne y distinguido -recién habilitado- candidato a la gobernación del Zulia.

Son tantas las veces que a la enorme mayoría se pregunta: ¿a quién creen representan los que se reunirán, nuevamente en conversaciones que por dichas no dejan de ser secretas en su contenido e intención, en la República Dominicana? Porque si aseguran representar a los venezolanos no sólo están equivocados, sino que mienten con descaro insultante. O se hacen ilusiones tan etéreas y falsas como los pajaritos de Nicolás Maduro.

Seamos francos, sinceros, después de todo lo que ha ocurrido, la historia repetida por años, a continuación de embolsillarse y echar al cesto de la basura de manera insolente la respuesta, orden y voluntad ciudadana del 16J, seguida por encima de esa consulta y de la clarísima trampa electoral oficialista del 30J, tener la desvergüenza y cinismo al anunciar de inmediato que participarían en el concurso de gobernadores en busca de “espacios”, y a pesar de anunciar con bombos y platillos la esplendorosa victoria que se obtendría; se perdió por paliza, ¿a quién representan? A una minoría tan escuálida como la oficialista. Ninguno hoy merece la confianza de la mayoría ciudadana.

El mundo nacional e internacional observa el mutismo de muchos, sólo los adecos mostraron alguna fuerza con más suspicacias que méritos y sin ser producto de la Venezuela reciente sino de la estructura partidista. El partido que preside la Asamblea Nacional apenas logró una gobernación -reconociéndole que después asumieron con decencia y decoro negarse bajar la cabeza ante la constituyente castro-madurista-. Con el vicepresidente del parlamento asilado, -se oponía a la negociación-, están conscientes del desprecio popular y rechazo ciudadano, ya no encarnan sino a sus provechos, le han fallado al país en varias oportunidades al cual, además, siempre le ocultaron reuniones, conversaciones y acuerdos. No han tenido acato, y han irrespetado al ciudadano.

Los rumores en las redes sociales -son ejemplo del deterioro-, sobre factores de la oposición tratando detener la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas -ONU- para hablar de Venezuela. Y otros han señalado la posibilidad de que la negociación tenga por finalidad el refinanciamiento y reestructuración de los pagos externos de Venezuela, deuda pública -que ha sido producto del bandidaje y robo ayudando a los ladrones a incrementar su botín- a cambio de prebendas y privilegios. De ser cierto, están dementes o seriamente comprometidos. Por el bien del país, los murmullos deben ser aclarados firme y contundente, no son buenas las sospechas y recuerden: “el que calla, otorga”.

Tomarán el sol, se confesarán en lo que llaman “diálogo”, encubiertos y sin consultar, apropiándose indebidamente de una representación política que hace tiempo perdieron y nadie les ha vuelto a dar. Sus pactos no serán respetados ni avalados por los ciudadanos.

¿Qué acordarán en nombre y por interés de ellos? Es como aquella vieja canción española, “¿Dónde se mete la chica del diecisiete, de dónde saca pa’tanto como destaca?”. Viajan en alas de silencio y disimulados, como ladrones en la noche -decía Cristo en alguna parábola- regresarán orondos y sospechosos, tras cualquier pacto acordado sólo en función de sus haberes.

Pero más temprano que tarde el presidente obrero, el mazo dando y el sillón del psiquiatra nos revelarán en detalle cuáles fueron los acuerdos cuando esos opositores de la boca para afuera empiecen a incumplirlos. Lo que no es propio no compromete.

El decoro ciudadano no puede admitir que los fracasados de siempre persistan en representarnos cuando han perdido toda legitimidad. ¿Será que nos creen pendejos? Expreso la dama aturdida de tanta desvergüenza. ¿Qué se esconde tras bastidores? Si no ocultan nada y todo es transparente como lo aseguro el guaro farsante y embustero, -por cierto, ansioso de negociar ¿porque?-, que las reuniones se realicen en Venezuela e incorporen a María Corina Machado, Carlos Ortega, Antonio Ledezma, Ricardo Hausmann, Diego Arria, Padre Luis Ugalde, Mons. Diego Padrón y tantos otros extraordinarios venezolanos dispuestos a defender Venezuela por arriba de conveniencias políticas. ¿A que no se atreven? ¡Ni de vaina!

La apropiación indebida es un delito.

@ArmandoMartini