Emergencia alimentaria altera salud de la población más vulnerable en Venezuela

La pequeña niña vive en la parroquia Idelfonso Vásquez, de Maracaibo. (Foto: Tarquino Díaz)
La pequeña niña vive en la parroquia Idelfonso Vásquez, de Maracaibo. (Foto: Tarquino Díaz)

 

Anita tiene 4 años, pero aparenta ocho meses. Es wayuu. Su poco cabello, ojos hundidos y las erupciones en la piel dicen a gritos que algo no está bien. Se ve un poco aletargada, no es vivaz como otros chiquitos de su edad. Está débil. María González, su mamá, no sabe cuánto pesa, pero de algo sí está segura “pasamos hambre”, reseñó La Verdad.

La nena es la menor de dos hermanos. El más grande es un adolescente. A pesar de ser una familia pequeña a sus padres no les alcanza para comer. “La mayoría de las veces comemos una vez al día, yuca sola o arroz de piquito solo que es más barato. A veces compramos cuero de pollo o pellejo para que tenga sazón”, cuenta María, mientras con su hablar evidencia la caries que quizás delaten la falta de nutrientes.





Amamanta a Anita, pero la leche materna no la sustenta. Le prepara el tetero con crema de arroz sola, sin lácteos. No le alcanza, “está caro”. Su esposo se encuentra desempleado, sobreviven de las “marañas”. La historia de los González se repite entre los habitantes de los barrios San Juan y San Antonio de Los Caños de la parroquia Idelfonso Vásquez, en Maracaibo, donde según Nelly Palmar, representante indígena, hay entre 68 y 70 por ciento de desnutrición infantil en sus distintos grados.

La parroquia encaja entre los cuadros severos del último reporte de la ONG Cáritas Venezuela, según el cual en septiembre pasado, el estado Zulia registraba 15 por ciento de desnutrición aguda entre niños de cero a 5 años, el mayor índice en el territorio nacional. Le siguen Vargas, Miranda y Caracas. Se habla de una crisis humanitaria en el país, pero en todo el mundo, especialistas aseguran que un porcentaje que supera los 14,5 puntos, determina que se sobrepasó la crisis: “estamos en emergencia”.

Janet Márquez, directora de Cáritas Venezuela, ratifica que 15 por ciento de desnutrición aguda “dice que estamos en emergencia”, pero subraya que solo el Estado es el que puede decretar esta incidencia. El Gobierno nacional no lo ha hecho.

“En los primeros meses del año decíamos que estábamos en alerta. Cada día llega más gente con necesidad de alimentación y medicamentos. Ha aumentado el número de niños con desnutrición por falta de una dieta balanceada. Tenemos el informe de estos meses recientes, pero preferimos no publicarlo hasta enero para evitar que lo politicen porque estamos en días de elecciones”, declaró Márquez a La Verdad.

Explicó que una crisis implica un porcentaje menor a 14 por ciento; 14,5 implica una emergencia; 30 por ciento ya es una hambruna, en este último renglón están naciones como Nigeria, en África, Haití y Afganistán.

Susana Raffalli, consultora en seguridad alimentaria y en gestión de desastre, respondió así ante la pregunta de Prodavinci de si hay que enviar una señal de alarma: “no para decir que el país está en una situación de emergencia humanitaria, pero podemos decir que los grupos de población que viven en pobreza extrema si lo están. Absolutamente (…) en todos los países hay una tremenda situación de desigualdad. Hay una hambruna en Yemen, en Sudan del Sur, en el norte de Nigeria, pero allí habrá sitios donde se está comiendo muy bien. Digamos, en restaurantes de cinco estrellas donde comen los representantes de Naciones Unidas. La alarma que hemos querido dar es la situación que están viviendo las familias más pobres”.

Un país con 82 % de pobreza

Las palabras de Raffalli resuenan ante la Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela (Encovi), un estudio de las universidades Central de Venezuela (UCV), Católica Andrés Bello (UCAB) y Simón Bolívar (USB), que a principios de este 2017, comprobó que 82 por ciento de los hogares venezolanos están en pobreza y 52 por ciento en pobreza extrema, la nación “más pobre” de América Latina. Según la investigación, 75 por ciento dijo haber perdido peso de manera no controlada, bajaron un promedio de nueve kilos.

Las familias más pobres no pueden comprar carne, pollo, huevos, queso o leche que incluyen las proteínas necesarias para una buena alimentación. “Si un niño no come esto, no tiene lo necesario para su formación. Tiene secuelas de por vida. La solución es fácil. Se requieren políticas públicas, que el gobierno transfiera las partidas para resolver estas problemáticas de tal forma, que adquieran los alimentos requeridos”, expuso Márquez.

La producción nacional bajó de 70 por ciento a 30 por ciento, el déficit se cubría con las importaciones, pero entre 2013 y 2017, éstas cayeron 73 por ciento, según indicó Delcy Rodríguez, presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).

El Ejecutivo implementa las bolsas CLAP, que no contiene proteínas y que generalmente solo dura una semana en una familia de seis integrantes. Cuando se acaba, toca buscar comida en anaqueles que entre lo poco que ofrecen, hay precios de importación –ante un dólar paralelo de más de 70 mil bolívares- o en el mercado negro, con cifras inaccesibles para el bolsillo de los más pobres.

La crisis de alimentos en cifras

15 % es el porcentaje de alarma de desnutrición aguda para determinar que hay una emergencia

15 %, representa la desnutrición aguda infantil en el Zulia, el estado con el mayor índice de esta problemática en Venezuela, determina la ONG Cáritas

30 % es la producción alimentaria nacional

73 % bajaron las importaciones entre 2013 y 2017

82 % de los hogares venezolanos están en pobreza (Encovi)

720 % es el índice en el que cerrará este año la inflación en el país, según el Foro Monetario Internacional (FMI)

Entre ocho y nueve kilos perdió 75 % de los venezolanos en el último año (Encovi)

11 mil 400 niños de menos de un año murieron en el 2016 en el país cuando en el 2007 fueron cuatro mil decesos

80 % de los niños que mueren están desnutridos, dice la red de médicos