No podemos poetizar la realidad, eso queda para los fanáticos y fundamentalistas, que no razonan, sino según sus intereses, acomodaticios, que en todo buscan su beneficio personal y lo que pase en su entorno no les importa, todo lo justifican y no se dan mala vida.
Es del dominio público que sin orden de ningún tribunal funcionarios de seguridad del Sebin le colocaron a Ivan Simonovis, quien cumple arresto domiciliario desde hace tres años, un grillete electrónico, suerte de cepo eléctrico, dispositivo de geolocalización para impedir cualquier intento de fuga.
“En memorias de un Venezolanos de la Decadencia” leímos el sufrimiento de los que en sus flacas piernas ulceradas por el mordisco del hierro arriba del tobillo padecían las víctimas de los verdugos de la tiranía Gomecista y también lo que contó José Vicente Abreu en cuanto a las torturas en su obra Se llamaba S.N “testimonio de una época cruel en la que el odio implacable sembró la muerte”.
En todo régimen negador de libertades y avasallador de los derechos humanos hay escuadras adiestradas de mercenarios deshumanizados, especie que abunda en todos los tiempos.
En febrero de 1.936 en acto especial se echaron al mar los grillos del Castillo Libertador, remedo de las mazmorras y calabozos de la Seguridad Nacional, La Tumba, El Helicoide, etc, le correspondió el encargo a un ex preso político de excepción que supo de cárcel y exilio, Andrés Eloy Blanco, al echar a las aguas del mar de Puerto Cabello la vergüenza de los grillos expresó: ”hemos echado al mar los grillos de los pies. Ahora vayamos a la escuela a quitarle a nuestro pueblo los grillos de la cabeza, porque la ignorancia es el camino de la tiranía “y concluyó su discurso: Hemos echado al mar los grillos y maldito sea el hombre que intente fabricarlos de nuevo y poner una argolla de hierro en la carne de un hijo de Venezuela”
En ésta hora cobran vigencia sus palabras…