Luis Eduardo Martínez: Hiperinflación

Luis Eduardo Martínez: Hiperinflación

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Es la subida grosera de los precios lo que marca la vida de los venezolanos. Nada más relevante: si bien los políticos hablan de las elecciones municipales –tanto los que participan como los que no- y uno que otro fanático se refiere al béisbol local, es el brutal incremento del costo de la vida el tema de las conversaciones cotidianas. Hasta José Vicente Rangel expresó horas atrás preocupación: “insoportable el costo de vida, imposible callar ante el fenómeno que azota a todo el pueblo por igual, sin excepción, sin distingo social y político, los venezolanos estamos contra la pared” dijo textualmente.

Una cosa es la inflación en teoría, mucho más la hiperinflación, y otra el enfrentarse a la imposibilidad de comprar alimentos y/o medicinas cuando se sabe los hijos esperan por comer o un pariente enfermo sufre por medicamentos.





Por cuarto año consecutivo Venezuela será el país con la mayor inflación del mundo. Según el FMI se estima que el incremento de los precios en el 2017 será de 1,113 %. En Sudán del Sur, que nos sigue, alcanzará 111 %, es decir 10 veces menos, y en la República del Congo, tercera en la lista, 50 %. Nuestros vecinos presentan desempeños de envidia: los precios en Colombia crecerán 3,3 %, en Brasil 3,7 %, en Ecuador 2,9 %.

Pero los pronósticos para el 2018 son peores. Expertos reunidos en el IESA estimaron que la inflación del próximo año rondará 4,700 %, el FMI calculó que “apenas” llegará a 2,529 %. Una u otra, la realidad de los próximos meses será dramática.

La hiperinflación ya está aquí y no se necesita expertos para afirmarlo, basta oír el testimonio de una ama de casa que regresa con una “bolsita” del mercado o el de un trabajador cuyo salario no le alcanza ni para dos pollos.

Fue Zimbabue la última nación que sufrió hiperinflación; en el pico de esta, cada 14 horas los precios se duplicaban. Para que se entienda, si un huevo cuesta hoy 200 bolívares, 14 horas más tarde pasaría a costar 400.

En una de las muchas asambleas de vecinos a las cuales he asistido en los últimos meses, quienes me precedieron se extendieron explicando sobre las crisis que nos afectan: desabastecimiento, carestía de la vida, inseguridad y pare de contar. Cuando me tocó cerrar, una señora asistente se paró y a viva voz me exigió: “compañero, no nos hable de nuestros problemas que de eso bastante sabemos nosotros, díganos como se resuelven”.

Aunque sea una verdad de Perogrullo, corresponde al gobierno la responsabilidad fundamental para abatir el aumento desmedido de los precios y para esto se requiere de cambios radicales en el modelo que se empeñan en sembrar. Personalmente no creo que en el oficialismo exista voluntad de cambiar por lo que proclamo la urgencia de reemplazar al gobierno pero mientras eso sucede –y los millones que pasan necesidades de toda índole deberían estar más interesados que yo porque esto ocurra- pudieran fijarse en la experiencia exitosa de Ecuador que terminó con la hiperinflación dolarizando o la de la propia Zimbabue que lo logró reemplazando la moneda propia, que nada valía, por un coctel de monedas fuertes.

@luisemartinezh