Jesús Alfonzo Sánchez: El voto democrático no elige en dictaduras

Jesús Alfonzo Sánchez: El voto democrático no elige en dictaduras

 

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La historia de Cuba naufragando con una de las dictaduras más feroces que conoce la humanidad, imponiéndose a embargos, invasiones y sanciones, debería sonarle muy clara a negociadores venezolanos si entendieran que para salir de una dictadura hay que hacer algo más que votar y negociar.

En Venezuela el ya viejo régimen militar de casi veinte años de duración continua jodiendo la paciencia y la conciencia patria se apresta a darle cumplimiento al viejo axioma del totalitarismo comunista: “Continuismo a como dé lugar”. El libreto lo conocemos por lo repetitivo. Lo difícil y cuestionable consiste en que un sector de la oposición ambiciosa insiste en darle espaldarazo sin causa justificada al gobierno despótico de Maduro. La pantomima de un diálogo sin confianzas ni de acuerdos consensuados, pero si en marcha unas elecciones de alcaldes el 10 de diciembre; con una posible elección presidencial a corto plazo (con primarias incluidas) ha abierto las compuertas de ambiciones desmedidas entre los llamados dialogantes de oficio. Ojala no se quemen en la pradera porque el bosque que hay que atravesar es parecido a la selva de amazonia. Desde luego no todos los aspirantes a la Presidencia son dialogantes, por ejemplo el fugado del régimen, Antonio Ledesma ya esta de gira internacional como embajador político de la crisis humanitaria que padece la población venezolana como también de los presos políticos y exiliados o quizás de la diáspora indefensa que cunde por el planeta tierra.

Los políticos de gabinete venezolanos con las gríngolas de rigor han decidido “manu militari” que la oposición acuda “nariceada” a esta elección amañada. En otras circunstancias una elección, incluidas las primarias, sería lo más democrático y recomendable.

En la actualidad no es así porque el voto no elige en dictadura. En primer término porque ni el CNE ni la justicia que impone el Estado totalitario  garantiza en modo alguno el libérrimo ejercicio electoral y el imperio de la ley.

Estas contradicciones hacen nugatoria la posibilidad del cambio a corto plazo de la situación económica, social y política que nos abruma. La posibilidad de la escogencia del candidato presidencial idóneo tendría que ser con el imprescindible compromiso formal de formular un plan de gobierno consensuado para hacer viable la transición y la solución de la crisis nacional. En el caso una elección de Primarias entre partidos generaría un ambiente pugnaz nada recomendable para la consolidación del necesario espíritu Unitario, cosa difícil de materializar.

Esta palpable fractura propiciada por los partidos políticos o grupos con ansia de poder; quienes han decidido participar en el proceso electorero y en el infecundo diálogo y negociación política. Es sin duda alcahueta y acomodaticia. Solo tiene el objetivo específico de oxigenar a un gobierno moribundo permitiéndole dilatar su agonía. Más pronto que tarde presenciaremos otro fracaso más y rueden nuevamente las caretas de los fariseos de siempre. Hasta cuando vamos a continuar con el masoquismo criminal.

Los estudiantes siempre han sido vanguardia en todos los procesos sociales de cambio. La juventud –en principio– es como una vacuna natural contra las indignidades. En algunos casos estas perversiones afloran desde la más tierna edad. Así ha acontecido en las últimas generaciones estudiantiles que han irrumpido valientemente en contra del totalitarismo y regímenes militares.

Sea propicia la ocasión para resaltar la dignidad de uno entre muchos de aquellos jóvenes que aún conservan el decoro y la entereza de los principios. Un ejemplo es de Lorent Saleh. Quien lleva más de tres años de cautiverio en una de las peores pocilgas de cárceles (tumba) gubernamentales y otros llenos de coraje. El valeroso joven dirigente tiene más de 42 diferimientos sin que haya sido posible la celebración de la audiencia preliminar en amañado juicio de que ha sido objeto. Lorent Saleh nos acaba de dar una lección de dignidad en esta hora aciaga para la nación que nos reconforta el espíritu de lucha. Deslindándose de todos los políticos adocenados (jóvenes y maduros) que necesitan de una teta burocrática o  tarifada para subsistir indignamente.

Es de hondo dolor constatar que hoy, cuando prácticamente no hay manifestaciones llena de jóvenes sin víctimas, sus nombres ya no  figuran ni son incorporados a alguna historia épica o de gallardía, sino que apenas se les menciona como noticia temporal, quedando estampado el llanto familiar y un triste anonimato de tanto luto de hogares sin hijos sin estudiantes y sin trabajadores como sostén de sus viejos progenitores.

¿Que nos cuesta decir la verdad en cada acto del desempeño? lo que hoy es verdad quizás mañana es una mentira o sin ninguna credibilidad. La dinámica de la sociedad camina a la velocidad de la cibernética, en poco tiempo puede llegar a la velocidad de la luz.

Una cosa es hacer política en el siglo XX y otra en el siglo XXI. A cada rato vemos a uno y otro líder que se estrella contra la pared, haciendo que su capital político termine maltrecho sin credibilidad como es el caso muy común de ambiciosos en el de usar o ejercer un cargo público para lograr otro de mayor rango o escalafón sin mostrar resultados positivos o de eficiencia en el desempeñado. Si alguien aspira la candidatura de una alcaldía y luego ser electo al cargo de alcalde, por ejemplo, lo lógico y recomendable es que se destaque en su labor como Alcalde lo mejor posible y satisfaga las expectativas de las necesidades de la comunidad que lo eligió. Pero si quiere ser Alcalde con el fin de cambiar el mundo utópico, se corre el riesgo de no ser un buen Alcalde y mucho menos cambiar un iluso mundo de fantasías.

Para muestra un botón: ¿como se desmembró o se acabo la Asamblea Nacional elegida 2015 con mayoría calificada como nunca antes? los diputados del oficialismo y de la oposición, aspiraron sin rubor a las gobernaciones, y también a fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente. Y  muchos regresaron a sus curules, y después aspiran a ser alcaldes en engañosas elecciones convocadas por el mismo CNE en fecha 10 de diciembre con resultados que a hasta un ciego de perinola puede constatar.

De seguro que, muchos de los derrotados aspiren a la candidatura presidencial, ya que presumen ser aptos para cualquier cargo de elección popular. La realidad tangible es que el voto democrático no elige en las dictaduras políticas y menos de corte militar.

En consecuencia: Para una salida, hay que conquistar e involucrar al partido militar que existe en Venezuela que son las FANB (partidos de soldados activos y milicianos que son deliberantes con recursos económicos) que están posicionados en todo el andamiaje de la administración publica y también en el sector privado. ¡Ojo pelao! No son cuentos.

Por allí van los tiros al blanco. Así de las cosas.