Jesús Peñalver: PAN

Jesús Peñalver: PAN

Jesús Peñalver @jpenalver
Jesús Peñalver @jpenalver

 

No se consigue como antes. Se ha ausentado de la panadería, y solo se ven las canillas desnudas de un gobierno malo que irrumpió contra el régimen democrático y aún persiste en su diabólico afán de sumirnos más en la miseria y en el más hondo de los abismos.

Solo un régimen que odia a su pueblo, hace y deja de hacer lo que la barbarie aposentada en Miraflores. He allí las desgraciadas consecuencias de haber elegido a un milico golpista, resentido y delirante que con odio social inició la pesadilla. ¿Acaso no es una barbaridad decir que el pueblo manda haciendo colas por un paquete de harina o pote de leche y pariendo por medicinas?





Se observa, además, como seres miserables siguen recorriendo las calles de la ciudad: niños, mujeres, preñadas algunas, indigentes todos; deambulan sin saber a dónde ir, y esta triste realidad debe llamar la atención de la sociedad en general, principalmente del Estado y de sus órganos encargados de atender la asistencia o desarrollo social.

Esa escena la vemos a diario, como prueba evidente de que el socialismo colorado no ha sabido ni podido afrontar el tema de la miseria que cargan consigo los indigentes, pobres seres de nuestro país.

Suena iluso, quizá quijotesco, pero a aquel gobierno que se ufana de ser humanista, no solo dista de serlo, sino que propicia situaciones que llevan a estos seres al abandono.

El drama es nacional, y uno ve y sabe que Venezuela tiene riqueza, es una nación noble, que recibe ingresos económicos suficientes, tan suficientes que hasta alcanzan para ayudar a otros países.

Existe una población carente de lo más elemental, muchos pobres, muchos indigentes, quizá debido a la falta de instrucción o de oficio, ignorancia, conductas viciosas personales o familiares, y la falta de instituciones que se ocupen de socorrer a quienes están en peligro. Son seres humanos, insisto, que integran una creciente legión de personas que viven en la calle.

Formidable sería un “Estado Bienestar” o una sociedad de abundancia, y no está visión obtusa del socialismo que pretende llevarnos al empobrecimiento de todos, retrotraernos a etapas ya superadas en lo político, social y económico, lo cual debe ser analizado y rechazado por la mayoría de los venezolanos.

Vergonzoso es decir que el pueblo manda haciendo colas y muriendo de mengua en los hospitales, y la barbarie que nos desgobierna no se cansa en gritar su eslogan, como si fuéramos unos imbéciles e ignorantes.

¿Guerra económica? No, claro que no. Criminal y terrorista es la barbarie roja que ha destruido al país, condenando al pueblo a peregrinar de cola en cola por medicinas. Porque condenar al pueblo a peregrinar de cola en cola por comida, es otra prueba del terrorismo criminal de la peste roja que destruye al país.

Un pueblo que no tiene hambre sonríe y es libre. Rechacemos esa estructura social basada en la economía de subsistencia, la propiedad colectiva, el desarrollo “endógeno”, la igualación hacia abajo y el reparto comunitario de bienes en un marco de escasez.

Es evidente, nos odiaba aquel desquiciado milico golpista. Su macabra sucesión también y no hay nada que lo oculte o disfrace.

La garrulería y la incontinencia verbal de poco aporte han sido a la hora de la solución de algún problema, cuando más han servido para condenar a quienes las practican.

Quiero cerrar esta nota con los sentimientos que luchaban en el alma de Unamuno, que en él tenían una referencia específica; pero que son en realidad las incertidumbres de muchos padres de familia, quienes, enclavados en la cruz de las injusticias y en medio de esas contradicciones que vive la sociedad contemporánea, no tendrán esta noche el pan para sus hijos:

Y hoy, al entrar en ti,
siento en mi pecho
luchas de bandos y civiles guerras,
y con rabia de hermanos se desgarran
en mí mis ímpetus.

Dentro, en mi corazón, luchan dos bandos,
y dentro de él me roe la congoja
de no saber dónde hallará mañana
su pan mi espíritu.