Las penurias de la Armada argentina en la búsqueda del submarino “San Juan”

Las penurias de la Armada argentina en la búsqueda del submarino “San Juan”

El submarino “San Juan” en la Base Naval de Mar del Plata. Foto vía Wikimedia.
El submarino “San Juan” en la Base Naval de Mar del Plata. Foto vía Wikimedia.

 

El submarino S-42 “San Juan” de la Armada de la República Argentina está desparecido. El último día que se tuvo contacto por radio fue el miércoles 15 de noviembre.

Por Jesús Manuel Pérez Triana  en Guerras Posmodernas





Al parecer, a bordo del submarino se disponía de un sistema de comunicaciones por satélite Iridium. Pero la empresa ha comunicado que no le consta su uso. La noticia de la desaparición transcendió el jueves cuando se anunció la operación de búsqueda. Las primeras unidades navales enviadas a la zona fueron la fragata “Sarandí” (destructor, según la hiperbólica denominación argentina), la corbeta “Drummond” y la corbeta “Rosales”. Además, se enviaron un avión de patrulla marítima Grumman S-2 Tracker y otro Beech B-200 de la variante argentina Cormorán. Ahí tenemos una pista de los problemas de medios y presupuesto de la defensa argentina.

 

Imagen tomada del diario argentino La Nación.

 

La última posición conocida del submarino “San Juan” estaba a 240 millas náuticas de la costa argentina en el Golfo de San Jorge. Según contó ayer domingo el diario argentino La Nación, el área de búsqueda lo formaba un rectángulo sobre el mapa de 306 x 216 kilómetros de área. Para una misión así era de esperar que se enviara el avión de patrulla marítima por antonomasia: el Lockheed P-3 Orión.

 

P-3B Orión argentino sobrevolando la Base Aeronaval “Almirante Zar” en Trelew. Foto vía Histamar.com.ar

 

Se trata de un avión cuatrimotor del que el Comando de la Aviación Naval argentina adquirió a Estados Unidos seis ejemplares de segunda mano de la variante P-3B y que fueron recibidos entre 1997 y 1999. Un P-3 Orión puede estar entre nueve y doce horas volando, según las condiciones meteorológicas, el número de tripulantes embarcados y otros factores. Sin embargo las dos primeras aeronaves enviadas a la zona son dos pequeños bimotores de capacidades limitadas en comparación.

Grumman S-2T Tracker de la Armada de la República Argentina. Foto vía Wikimedia.

 

El Grumman S-2T Turbo Tracker es un pequeño avión de patrulla antisubmarina creado para operar sobre portaaviones. La armada argentina lanzó un programa de modernización a finales de los años 80 para llevar sus S-2E Tracker al estándar S-2T con nuevos motores turbohélice y asistencia israelí. Según el portal español de noticias Infodefensa, en 2016 volvió a volar un S-2T argentino. Habían pasado por lo menos tres años en los que toda la flota permaneció en tierra sin volar Las intenciones anunciadas entonces eran de volver a poner en servicio un total de tres aviones.

 

B-200 “Cormorán” de la armada argentina. Foto vía Wikimedia.

 

El Beech B-200 Cormorán es una versión argentina de patrulla marítima del avión B-200 Super King Air. A tres ejemplares se les dotó de un radar ventral, ventanillas de burbuja para observadores en cada lado, depósitos adicionales de combustible y mejoras en las comunicaciones, incluyendo un enlace de datos que permite enviar fax.

 

Interior de un B-200 “Cormorán” del Comando de la Aviación Naval Argentina que participa en la misión de búsqueda. Foto vía Armada de la República Argentina.

 

Las últimas noticias disponibles que encuentro sobre los ausentes P-3B Orión argentinos son el anuncio en enero de 1996 de que serían sometidos a labores profundas de mantenimiento en la empresa estatal FAdeA con ayuda de la portuguesa OGMA. Curiosamente el primer P-3 Orión del que se tuvo noticias en la operación de búsqueda del submarino desaparecido es un ejemplar perteneciente a la NASA. Se trata de un aparato que se encontraba en la Patagonia argentina como parte de una misión científica anual de medición de los hielos antárticos. Como se puede ver en la siguiente foto, carece del detector de anomalías magnética (MAD) en la cola. Se trata de un sensor, colocado al final de un carenado en forma de pértiga en la cola, que permite detectar grandes masas metálicas bajo el agua. Es un sensor básico en guerra antisubmarina pero es de suponer que el P-3B de la NASA carece de ese y otros sensores útiles para buscar un submarino, aportando en la búsqueda nada más que su autonomía y sensores ópticos.

 

P-3B Orión de la NASA. Foto vía U.S. Naval Institute.

 

 

Según la cuenta oficial de la Armada de la República Argentina en Twitter, ayer domingo estaban participando en la búsqueda dos B-200 y un S-2T del Comando de Aviación Naval, además de un C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina. Por su parte, el único Beech B-350ER de la Prefectura Naval Argentina se había situado en reserva en Comodoro Rivadabia. Este último aparato no sólo está dotado con radar en un carenado ventral, sino que cuenta con un sistema de búsqueda FLIR de visión infrarroja.

 

El único Beech 350ER de la Prefectura Naval Argentina. Foto vía Aerodata.

 

Todos los aviones argentinos participando en la misión de búsqueda (los B200 Comorán, el S-2T Turbo Tracker y el C-130 Hércules) son de utilidad en el caso de que nos encontremos en el escenario más optimista: que el submarino S-42 “San Juan” tuvo un problema con las comunicaciones, la generación de electricidad  o la propulsión, por lo que ahora se encuentra en la superficie e incomunicado.

 

Lista de medios desplegados el domingo 19 de noviembre en la búsqueda del submarino argentino S-42 “San Juan”. Imagen vía Armada de la República Argentina.

 

Si nos encontramos en un escenario más grave, que el submarino está posado en el fondo tras algún tipo de accidente, es necesaria contar con aviones de patrulla antisubmarina. Ayer participaba uno solo de ese tipo: un moderno P-8 Poseidón de la armada estadounidenses que estaba participando en la lucha contra el tráfico de droga en Centroamérica y llegó el sábado por la tarde a Argentina. Un segundo avión será enviado a Argentina próximamente. Estados Unidos además ha enviado a Argentina, vía 3 C-17 y un C-5, equipos de rescate de submarinos. La Fuerza Aérea de Brasil ha aportado dos aviones de patrulla marítima: Un CN-23 y un P-3AM. Mientras que la armada ha aportado tres buques: una fragata, un buque científico polar y un buque de rescate de submarinos.

 

El buque de rescate de submarinos K-11 “Felinto Perry”. Foto vía Marinha do Brasil.

 

Como no sabemos qué ha pasado con el submarino es prematuro ponerse a pontificar sobre cómo los años de penurias y recortes en las fuerzas armadas argentinas son la causa de fondo de la avería o accidente. Pero uno puede hacerse idea de los recursos limitados de las fuerzas armadas argentinas sólo considerando los medios aéreos desplegados por el Comando de la Aviación Naval. Por no hablar de la falta de un buque especializado en rescate de submarinos (España cuenta con el A-20 Neptuno).

La última área de búsqueda anunciada es sólo 10.000 kilómetros más pequeña que la superficie de la España peninsular (492.175 kilómetros cuadrados). A partir de aquí, puede pasar cualquier cosa.