Asesinan a dos primos en Catia en presencia de 11 niños

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Dos hombres identificados como Eiver Joander Barrio Camacho, de 31 años, e Irwing Batista Briceño, de 27 años, fueron asesinados la mañana de este miércoles dentro de su residencia ubicada en la calle Vista al Mar, escalera 69 de Catia, reseñó 2001.

Según reseña el medio de comunicación los sujetos eran primos y se encontraban en la vivienda en compañía de sus esposas, la mamá de Eiver y once niños, cuando aproximadamente a las 10:30 am, funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) llegaron al lugar exigiendo el ingreso a la casa.





Luego de entrar a la residencia, los policiales apuntaron con sus armas a las cabezas de los niños presentes y los encerraron en una de las habitaciones. Mientras que a los hombres los sentaron en uno de los sofás de la sala, le tomaron fotos, los radiaron y los registraron con la intención de encontrar las presuntas pistolas que tenían.

La madre de Eiver, Rosa Briceño, declaró que los policías preguntaron a los sujetos, en reiteradas oportunidades, dónde escondían el armamento. Estos negaron tener un arma de fuego. Finalmente, los funcionarios salieron de la residencia.

Minutos después, los policías ingresaron nuevamente a la casa llevándose a los hombres al patio trasero de la misma donde fueron ejecutados con disparos a quemarropa. Eiver recibió dos impacto de bala en el pecho y su primo uno en el mismo lugar. Murieron en el sitio. Los cuerpos fueron trasladados al Hospital los Magallanes de Catia. El acontecimiento fue presenciado por los 11 niños, quienes se encontraba en una de las habitaciones y asomados por la ventana de la misma.

Los menores que presenciaron el hecho fueron: tres niñas de 13, 10 y 7 años; dos niñas de 5 años; una bebé de 5 meses; dos varones de 7 años y otros tres de edades comprendidas entre 13 y 3 años.

Eiver trabajaba como comerciante informal, mientras que Irwing era mototaxista de la parada de la Fe, lugar en el que laboraba desde hace 4 años.

El dato. Los menores fueron apuntados en la cabeza por los funcionarios policiales y encerrados en una de las habitaciones de la vivienda. Observaron el crimen desde la ventana del cuarto donde estaban asomados.

Familiares alegaron que las víctimas no tenían problemas con nadie. Desconocen el motivo del suceso