Todos queremos que Venezuela cambie, pero pocos están dispuestos a influir de forma determinante en el cambio que nuestra sociedad tanto necesita. Ciertamente, el cambio empieza por casa, la Unidad Opositora necesita renovarse, y nuestro partido, Voluntad Popular, también. Para quien no lo sepa, este sábado 16 de diciembre reeditaremos un hito en la historia contemporánea venezolana, y celebraremos nuevamente elecciones internas, aunque en esta ocasión, solo serán de las Juventudes de Voluntad Popular.
En nuestro partido, 7 de cada 10 activistas son menores de 30 años, y los demás no estamos muy lejos, de hecho, muchos crecimos en el equipo juvenil, la cuna de nuestros sueños, ilusiones y esperanzas. En nuestro equipo entendimos el valor de la intelectualidad irreverente, esa que hace temblar a los autoritarismos de todas las épocas, pero también aprendimos a defender nuestras ideas con valor, fuerza y tenacidad, y al alzar nuestras voces ante las sombras de la injusticia, sin importar de donde vengan.
Ya lo decía uno de nuestros activistas más destacados, Voluntad Popular “(…) no nació desde la comodidad del poder, ni mucho menos se concibió como el conveniente instrumento de articulación de un grupito corrupto (…)” y nosotros, que durante años nos hemos formado política e ideológicamente, lo tenemos muy claro, y lo repetimos a diario, con fe y obstinación (incluso a nosotros mismos) impulsados por la absoluta convicción de que la razón nos asiste, y de que estamos del lado correcto de la historia.
Nuestros juveniles encarnan el espíritu libertario que inflamó los corazones de todos aquellos venezolanos que les vieron luchar armados tan solo con banderas, máscaras y guantes de carnaza, enfrentados a un ejército desprovisto de honor que se avocó a una sádica represión asesina. ¿Cómo no sentirme orgulloso de ellos? Muy especialmente de DAVID SOSA y MARIANDREINA MONTILLA; dos jóvenes universitarios que, habiendo sufrido en carne propia la persecución y el encierro, alzaron sus voces con valentía desde las mazmorras del SEBIN, y entonando la Canción del Pueblo, le dejaron claro a la dictadura que podía encerrar sus cuerpos, pero nunca sus espíritus rebosantes de energía y ansias de libertad para su país.
Hoy más que nunca Venezuela necesita rostros frescos que le recuerden lo grande que es como nación, lo inmensos que somos como pueblo y lo próspero del futuro que nos espera. Debemos perseverar en nuestras convicciones y mantener viva la llama de la libertad que irremediablemente alcanzaremos. La gente nos necesita, urge reinventar las estrategias comunicacionales y contagiar nuestro entusiasmo en todos aquellos lugares donde falte la esperanza. Este sábado 16 de diciembre, todos estaremos #DeCaraAlPaís y renovaremos nuestros votos democráticos por una Venezuela de Paz, Bienestar y Progreso en que Todos Los Derechos Sean Para Todas Las Personas.
Y como dice la canción: “¿Te unirás a nuestra fe? te necesito junto a mí, porque tras esta barricada hay un mañana que vivir.”
Víctor Jiménez Ures