Almagro y Honduras, por @CarmonaBorjas

 thumbnailRobertCarmonaBorjasNadie puede negar el enorme esfuerzo que ha hecho Luis Almagro, el Secretario General de la OEA, en su lucha por la promoción y el fortalecimiento de la democracia en la región. Distinto, muy pero muy distinto a su predecesor José Miguel Insulza quien al lado del chavismo internacional y con pretensiones políticas en el proceso chileno, abandonó el concepto, despreció la Carta Democrática y colocó a la OEA al borde del fracaso.
El Secretario General Almagro ha recuperado el concepto y la lucha por la democracia y los derechos humanos. Su postura firme ante la dictadura de Maduro merece el mayor respeto y el reconocimiento de todos. Su lucha se inserta, sin duda, además, en las facultades que como máxima autoridad administrativa y política de la Organización debe llevar a cabo.
Las elecciones en Honduras fueron difíciles, nadie puede ignorarlo; con irregularidades aparentes e incluso con fallas que deben alertar a los hondureños para que las corrijan y mejoren el sistema electoral, lo que genera la confianza que el pueblo exige ante estos procesos.
El acompañamiento y la observación internacional estuvieron presentes. La Misión Electoral de la OEA y la de la Unión Europea fueron realmente importantes antes, durante y después del 26 de noviembre.
La UE se ha expresado en favor de los resultados declarados por el ente electoral hondureño, aunque remite cualquier duda a los procedimientos internos, lo que parece lo más sensato. Mientras que el Secretario General Almagro basado en información recibida de la Misión de la Organización Electoral de la Organización ha lanzado críticas feroces al proceso llegando incluso a plantear una nueva elección, un exceso que generaría, como hemos dicho, un nuevo período de incertidumbre y de frustración, quizás de violencia innecesaria, que sin duda afectará la estabilidad política del país.
Apoyamos todas las gestiones de Almagro en todos los procesos electorales de la región. Ojalá en Venezuela siga con igual interés los procesos, más el que a lo mejor viene en marzo del año próximo, para elegir al nuevo presidente de la República. Sin embargo, no podemos apoyar las críticas, por lo demás excesivas, al proceso y mucho menos la convocatoria a una nueva elección.
Las recomendaciones de Almagro deberían centrarse en la negociación entre las partes y la reconciliación, antes de que estalle un conflicto en el país que podría afectar, además, a Centroamérica y a toda le región. Nadie espera semejante desenlace, pero Nasralla y Zelaya parecen dispuestos a seguir por ese camino, orientados sin duda por el régimen de Maduro que, por todos los medios, aunque desacreditado y empobrecido, trata de revertir el progreso y la democracia en la región.
Esperemos que Almagro participe en un proceso de acuerdo en el país y que promueva la confianza y si hay dudas e irregularidades, promover su solución internamente y si se quiere con la presencia internacional, con el compromiso de que al final todos se reconocerán y siguiendo el ejemplo de Piñera en Chile, decir que en Honduras hace falta más acuerdos que confrontación.
Robert Carmona-Borjas