Luis Alberto Buttó: Año Nuevo

Luis Alberto Buttó: Año Nuevo

Luis Alberto Buttó @luisbutto3
Luis Alberto Buttó @luisbutto3

 

De cara a lo por venir, sensato es preguntarse qué de nuevo y qué de feliz tendrá el año que en horas aparecerá en los calendarios. La respuesta no pinta halagüeña. Desde una perspectiva crudamente realista, pasada la medianoche de hoy, nada distinto amanecerá bajo el cielo venezolano y nada satisfactorio endulzará la cotidianidad de los habitantes de esta tierra. Culminado el jolgorio momentáneo, allí donde lo hubiere, deambularán otra vez los rostros marcados por el cansancio y la pesadumbre propios del día a día insoportable. El ritornelo compuesto por las letanías consuetudinarias acerca de lo mal que se vive en estos lares seguirá alimentando saludos y conversaciones. Sin variación alguna, los convencidos de que la única vida posible se encuentra más allá de las fronteras de la patria, no cejarán en su puja personal por apurar el viaje definitivo. En fin, más de lo mismo, sólo que las penurias se incrementarán cuantitativa y cualitativamente.

Por otro lado, saltarán las horas del reloj y el autoritarismo reinante despertará incólume, campante, retrechero, malhablado, feroz, indolente, inmisericorde, como siempre. En nada se alterará la fórmula para el ejercicio del poder. Por arte de magia, culminados los cinco minutos que faltaban para las 12, no desaparecerán de la receta gobernante, la ignorancia supina, el resentimiento que carcome, la improvisación desvergonzada, la convicción de que la hacienda pública es hato personal, el complejo de convertir pasados aparatosamente fracasados en gestas heroicas válidas sólo para guiones de opereta, el afán de emitir peroratas por horas interminables para evadir la responsabilidad de pensar, la imposición del menos inteligente pero sí el más fuerte hasta en el menudeo de la venta del pan. Cambia la fecha, pero eso no implica que cese la marcha de la bota opresora.





Lo prometedor de esta historia es que la verdad de mañana no necesariamente tiene que ser la del día posterior. He allí lo nuevo y feliz que podría tener el año en ciernes. El país no está condenado. Como sociedad, es factible transitar el camino hacia la justicia, la prosperidad, el desarrollo, la democracia. Pero, ojo, eso no depende de la acumulación de deseos sino de la suma de esfuerzos caracterizados por la inteligencia, la disciplina, el compromiso de todo aquel que por acción y pensamiento haya escogido la acera de la libertad. Aquí el asunto no es reclamarle al otro lo que está dejando de hacer. El asunto es ponerse a hacer lo que cada uno sabe, debe y puede hacer y hacerlo bien y sin desmayo. La responsabilidad por lo público nos llama incesantemente y las cosas no cambian cuando ese grito cae en oídos sordos. No se es ciudadano de la puerta de la casa para adentro. No se es ciudadano cuando se enmudece por temor a represalias. No se es ciudadano cuando nos paralizamos por la incapacidad de articular lo personal con lo colectivo. No se es ciudadano queriendo ganar espacios al pronunciar frases estridentes estudiadas de antemano y profiriendo llamados a locuras irrealizables donde la salida propuesta en nada compromete al que la reclama. No se es ciudadano desde la banalidad de la inmediatez. No se es ciudadano burlándose del gobierno. Se es ciudadano trabajando para cambiarlo desde los cauces de la honestidad y la transparencia. No se es ciudadano si no se suda la ciudadanía.

Amanecerá y veremos, si y sólo si encendemos la luz que guía, no la que encandila. Pese a todo y por todo, ¡mi mejor abrazo para ustedes!

Historiador

Universidad Simón Bolívar

@luisbutto3