Nuevo año, nuevos retos por @CarmonaBorjas

thumbnailRobertCarmonaBorjasUn nuevo año, nuevos retos, en medio de una situación simplemente catastrófica que expresa la realidad de un país destrozado por un grupo de irresponsables que entregaron nuestra riqueza, nuestra soberanía y a nuestra gente, incluyendo las Fuerzas Armadas y de seguridad, a la dictadura cubana, a los hermanos Castro cuyo fin se acerca ante una incertidumbre que abre el campo a especulaciones de todo tipo.

El régimen ha logrado sembrar la desesperanza y la frustración. Ha sabido manejar el hambre y la miseria, a veces acompañado de una oposición oficialista igualmente irresponsable, para prolongar su dominación y la agonía de los venezolanos. Ante ello, debemos, con ánimo y mucha fuerza, desde los primeros días de este nuevo año, promover la lucha para recuperar la esperanza y la dignidad.

Hablar de diálogo no es malo, pero desde luego, en base a criterios totalmente opuestos a los que sustentan los encuentros en Santo Domingo que a nada llevarán, solo a una prórroga más de la dictadura en el poder. El diálogo debe fundarse en una agenda clara que no la hay. Sin presos políticos, que los hay. Sin trampas del oficialismo, que abundan. Pero, sobre todo, en el respeto de los derechos de los ciudadanos. No se trata de que el régimen nos regale una elección o libere bajo condiciones a uno u otro preso político, se trata de que se respete la Constitución, las instituciones, cese la violencia y el terrorismo de estado.





Un paso adelante habrá este año, pero no precisamente gracias a la oposición oficialista que parece a veces encontrar su acomodo alrededor de la dictadura para sobrevivir y ganar espacios políticos, aunque nadie sabe de cuáles espacios se trata.

La catástrofe venezolana es la mayor preocupación de todos; pero ello no puede hacernos olvidar la realidad que nos rodea, el entorno político regional, pues es dentro de él y por él que podremos salir adelante, pues definitivamente, sin la ayuda externa, sin el apoyo de los gobiernos democráticas y de los pueblos de la región, de su gente y de sus instituciones, no podremos salir de esta pesadilla.

Debemos insistir desde nuestras trincheras en promover y apoyar la democracia en la región, en fortalecerla. Debemos aplaudir los procesos políticos que se desarrollan con el pleno respeto de las reglas. El ejemplo de Chile y de la elección de Sebastián Piñera, de la actitud de la oposición y del mismo gobierno de Bachelet, para trabajar juntos y lograr el camino hacia el crecimiento y la estabilidad social y económica, debe constituir una referencia a seguir en los otros países de la región, en donde a veces, como en Venezuela, el canibalismo político se impone.

El fortalecimiento de la democracia en Honduras es otro ejemplo. A pesar de la injerencia perversa de Venezuela, del régimen de Maduro, más bien, en sus cuestiones internas, Honduras ha salido adelante, aunque debemos alertar, pues es el momento, sobre las inconveniencias de la reelección indefinida que golpea el principio fundamental de la alternabilidad política, lo que en definitiva perjudica los procesos democráticos. En Honduras ocurrió, pero también antes en Bolivia, con Evo Morales y en Nicaragua, con Daniel Ortega, aunque más que mediante consulta popular justa y transparente, se logró mediante artimañas sin sustento popular suficiente.

Nos complace la lucha contra la corrupción, el esfuerzo conjunto por su erradicación. Es un mal que debemos combatir y a los responsables, vengan de donde vengan, castigarlos con todo el peso de la ley. El caso Oderbrecht ha destapado los fondos políticos más bajos de la región y ello debe ser combatido, con la ley y las reglas en la mano.

En fin, si el 2017 fue difícil y nos dejó sabor a derrota, este año que comienza traerá de nuevo la esperanza y la fe en nosotros mismos y en los lideres que de alguna manera guiarán el país hacia el cambio que la inmensa mayoría de los venezolanos espera.

Robert Carmona-Borjas