Lidis Méndez: El secuestro de nuestra riqueza

Lidis Méndez: El secuestro de nuestra riqueza

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Si usted sufre de ciudadanía pasiva y consume a diario la interrogante ¿Hasta cuándo soportaremos esta crisis?, no lea este artículo porque todo pronóstico para esa respuesta es especulativo. Lo que encontrará en estas líneas y en los próximos artículos son algunas soluciones a dos interrogantes: ¿Por qué estamos en crisis? y ¿Cómo podemos salir de ella?.

Al determinar las causas de un fenómeno las consecuencias son manejables, en lenguaje popular: muerto el perro se acaba la rabia. A medida que el debacle se acentúa y se aplican las “soluciones maduristas”, la verdad se revela por sí misma: traemos a cuestas el legado fallido del imperialismo socialista de Hugo Chávez: un Estado militarista y predatorio puro.





La sociedad venezolana inicia el año 2018 como testigo sordo, ciego y mudo del secuestro de la riqueza de nuestra nación. Nicolás Maduro controla la capacidad de autorregulación de las fuerzas del mercado racionando la entrega de divisas para distribuirla entre las cúpulas psuvistas y militaristas, mientras mediáticamente entretiene al pueblo con la creación de monedas comunitarias y criptomonedas. Ilegítimamente el gobierno se otorga a sí mismo funciones que el pueblo no le ha dado y de manera personalista otorga licencias de extracción de minerales; raciona criminalmente los alimentos, el gas y gasolina; emprende persecuciones, realiza enjuiciamientos, reestructura el territorio, y como si esto no fuese suficiente, sataniza la participación política en el diálogo, las elecciones y las protestas.

Las cúpulas socialistas pueden soportar la crisis porque viven de la renta, el monopolio y la organización; su tendencia al parasitismo aumenta a medida que el Estado activa mecanismos de regulación control y prohibición. Debido a que no hay opciones para que el comercio se regule naturalmente, el venezolano común no puede comer dignamente ni con tres salarios mínimos porque los costos de producción y distribución de alimentos, mercancías e insumos locales o importados, se calculan en base al precio del dólar americano especulado por el mismo gobierno.

El secuestro de la riqueza en nuestro país es material, educativo, moral y hasta espiritual. La riqueza mineral y energética que el Creador dispuso a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional, es secuestrada y despilfarrada en nuestras narices. Los ciudadanos que están dispuestos a mantener a Maduro en el poder, lo hacen porque continúan lucrándose de la renta que genera el petróleo, el oro y los diamantes. Las ganancias o beneficios que ellos obtienen sin asumir ningún costo de producción, generan utilidades sustanciosas sin trabajar que perjudican la eficiencia y el dinamismo de la economía local. Por eso para el madurista enchufado el mejor negocio es la importación y el contrabando; para el opositor la mejor solución es irse del país. Ambas medidas extraen tanto capital financiero como capital humano.

La respuesta es sencilla: estamos en debacle porque hemos confiado ilusamente que el Estado, el gobierno, la GNB o la misma MUD solucionen un problema que no los amenaza, los funcionarios públicos, los militares y la mayoría de los políticos en general NO forman parte del aparato productivo del país, ellos viven de la renta. ¿Entonces quienes deben avocarse a buscar y exigir una solución?

@lidis1401