El secuestro de Estado, nueva práctica aberrante del Narco-Régimen Chavista por @CarmonaBorjas

thumbnailRobertCarmonaBorjasLas ejecuciones extrajudiciales, evidenciada en el aberrante caso del inspector Óscar Pérez y sus compañeros, conocido como la masacre de El Junquito; las violaciones de todas las reglas procesales para hacer de la justicia una herramienta política y los ataques a la propiedad privada y a la persona en general, por el régimen de Maduro, muestran el estado deplorable de los derechos humanos en el país.

A ello debemos agregar lo sucedido en días pasados con el secuestro, una nueva práctica del régimen, de Enrique Aristeguieta Gramcko, un joven de 84 años, símbolo de la democracia y de la dignidad. La policía política, sin mediar orden judicial, a la brava, como decimos en criollo, atacó la residencia de Aristeguieta Gramcko, con armas de guerra, cortas y un despliegue inusitado, para secuestrarlo delante de todos, aterrados por la violencia de actos de esta naturaleza.

El dirigente de Soy Venezuela y de GANA, fue llevado a la sede del cuerpo represivo para después, bajo las mismas circunstancias, llevarlo a los tribunales para su presentación e imputación, lo que debieron retirar ante el rechazo total dentro y fuera del país de tan aberrante medida.





El secuestro de estado es ahora la nueva práctica. Llegan a las casas de los “enemigos”, escupiendo odio, sobre el que pretenden legislar, los agarran, se los llevan y los desaparecen por un tiempo, unos por horas, como este último caso, otros por meses, cuando los depositan en los sótanos del Sebín, no solo para castigarles por la osadía de “disentir” y “protestar”, sino para crear alarma, cual acto terrorista, en la población y generar miedo, para que con ese ejemplo, los demás, de cualquier edad, de no importa qué partido político o creencia, se mantengan en silencio.

Ni en las épocas más duras de nuestra historia, como lo recordó Aristeguieta Gramcko, se habían llevado a cabo políticas de odio tan acentuadas como las que realiza ahora el régimen de Maduro, siguiendo también por primera vez, las líneas del invasor, el gobierno cubano que se posesionó, con el apoyo de un grupo de traidores, del país, de nuestro futuro como nación libre.

El régimen está jugando con fuego, mejor dicho, sigue jugando con fuego. Se está simplemente quemando, mientras el hambre acosa, la miseria invade los hogares venezolanos, el horrible canibalismo también presente en la lucha por la supervivencia, la corrupción y muchos otros delitos a la luz, mientras el Fiscal usurpador Tarek William Saab, en silencio, acompañado del desconocido titiritesco Defensor del Pueblo, quienes tendrán que responder por sus inacciones, por no haber cumplido con sus deberes, por haber actuado en contra de los venezolanos, por haber permitido, en todo caso, que el Estado que fraudulentamente representan llevase a cabo políticas sistemáticas de violación de derechos humanos.

Los venezolanos están allí y no precisamente haciendo cola para ir a votar por uno u otro. Están allí, sufriendo y esperando un mejor momento para retomar la libertad y la dignidad. Tal como dijo Enrique Aristeguieta, el fin del régimen está más cerca de lo que nos imaginamos, palabras que nos animan en estos momentos de flaqueza moral y de desesperanza.