Robert Carmona-Borjas: ¿Maduro ir al Perú? Lo dudamos…

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La actitud malandra de Nicolás Maduro nos recuerda lo que muchos muchachos hacían en una época, cuando no se les invitaba a una fiesta, pero en la cual cabían pues simplemente los querían, los apreciaban. Eran todos amigos. Colearse en una fiesta era hasta simpático, entre amigos y gozones. Pero lo que el malandro Nicolás anuncia es insólito. No es el muchacho del barrio que se colea en un sarao, es el delincuente que quiere llegar a una Cumbre para imponerse, dominar, engañar.

La verdad es que de Nicolás Maduro se puede esperar cualquier cosa. No es nueva esta actitud de los Chavistas en las relaciones internacionales. El mismo Maduro se presentó porque le dio la gana en el Parlamento paraguayo para respaldar a Lugo, en proceso de destitución legal y conveniente entonces; la una vez canciller venezolana también se coló en la reunión de Mercosur en Buenos Aires, en la Cancillería, una postura insólita propia del malandraje.





Ahora anuncia que irá como sea a Lima a decir la verdad de Venezuela. Lo cierto es que primero no irá y menos, a decir la verdad, pues tan tonto no es. La gente se pregunta si Maduro tiene derecho a ir a la Cumbre. Si debe ser invitado y si nadie puede impedirle que asista.

Bueno. La respuesta es sencilla. En el caso de Naciones Unidas existe un “Acuerdo Sede” entre el gobierno de los Estados Unidos y la ONU que garantiza que los representantes de los estados miembros pueden asistir, aunque se impongan algunas limitaciones como, por ejemplo, no salir del Distrito de Manhattan ni realizar actos políticos.

La Cumbre de las Américas no es una organización internacional. Es un esquema de cooperación Norte –Sur si se quiere, entre todos los países de América. No es una organización, insisto, por lo que no existe sede, menos un “Acuerdo Sede”, aunque es lógico que el Estado anfitrión o huésped garantice la participación y la presencia de los Jefes de Estado asistentes.

Le corresponde al gobierno de Perú invitar a los Jefes de Estado y de atenderlos protocolarmente. Pero, Maduro en medio de su locura calculada, ignora o parece ignorar que existe una Cláusula, y es precisamente lo que le duele tanto, una “Cláusula Democrática” que impide que el gobierno de un estado en el que se haya interrumpido el Hilo Constitucional, simplemente no pueda ni deba estar presente en la Cumbre. Razones hay de sobra para pensar que Maduro no será invitado, como ya lo dijo la Canciller del Perú, apoyada por el grupo de Lima y por otros, la mayoría, de los países de la región.

No es bienvenido, mientras viole el orden interno, mientras su Régimen detenga y torture a los adversarios, mientras controle los poderes públicos, mientras niegue elecciones libres, en fin, mientras se comporte como lo que es: un Régimen Dictatorial.
No hay pues razones para obligar o criticar al Perú por no haber invitado a Maduro a la Cumbre. Además, ya su régimen anunció el retiro de Venezuela de la OEA, la organización regional que gerencia las cumbres que siguen siendo un mecanismo de coordinación en la lucha por el desarrollo y por la democracia en la región.

Así que Maduro no va, ni puede ir. Si lo hace estaría creando un problema mayor. Pero la estupidez y la cretinidad no tienen límite, así que de Maiquetía no saldrá ningún avión presidencial para Lima, en donde lo recibirían solo sus compatriotas acólitos, si finalmente se atreviese, con mucho “cariño”, pero no los presidentes ni Jefes de Estado, a lo mejor los presidentes parásitos de Venezuela, el Evo Morales y el Daniel Ortega, se pararán en la escalerilla del avión para consolarlo.

@CarmonaBorjas