Los socialcristianos ante la farsa electoral

 

  

CAR010. CARACAS (VENEZUELA), 05/02/2018.- Detalle de las iniciales del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela en la entrada frontal de su sede, previo a una conferencia de prensa de su rectora principal, Tañía D'Amelio, hoy, lunes 5 de febrero de 2018, en Caracas (Venezuela). Los portavoces del Gobierno y la oposición de Venezuela, así como las autoridades electorales, dejaron hoy en vilo al país que esperaba conocer en esta jornada la fecha de los comicios presidenciales y si hubo algún acuerdo en la mesa de diálogo político en República Dominicana. D' Amelio informó a periodistas que el Consejo Nacional Electoral (CNE) está en "sesión permanente" para decidir la fecha en que se celebrarán esas votaciones, que por decreto de la oficialista Asamblea Nacional Constituyente (ANC) deben concretarse antes de mayo. EFE/Miguel Gutiérrez
Detalle de las iniciales del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela en la entrada frontal de su sede. Foto: EFE/Miguel Gutiérrez

La vida del socialcristianismo en Venezuela está asociada a la democracia y a las luchas por la libertad que permitieron al país, a partir del 23 de enero de 1958, consolidar un régimen basado en el respeto al estado de derecho, a la libertades públicas, al pluralismo político y social y a la alternabilidad republicana.





Copei fue durante las horas oscuras de la dictadura militar protagonista fundamental en el derrocamiento de la tiranía, para cumplir  luego histórica tarea en la consolidación de la etapa democrática más autentica fructífera y estable que haya vivido la república.

Las distintas generaciones que militamos en aquel vigoroso movimiento fundado por Pedro del Corral, Rafael Caldera, Lorenzo Fernández, José Antonio Pérez Díaz, Luis Herrera Campins, y tantos otros preclaros combatientes, sentimos el orgullo de haber formado parte de ese proyecto histórico que contribuyó a transformar a un país de gendarmes que asaltaban el poder, en una nación modelo de tolerancia cuyos gobernantes eran escogidos en pulcras elecciones universales, directas y secretas por las mayorías ciudadanas.

Hoy, en medio de la terrible crisis que sufre la nación, el gobierno intenta utilizar la tarjeta verde y los históricos símbolos copeyanos para cohonestar la farsa electoral del próximo mes de abril. Se trata de construir una falsa oposición dispuesta a colaborar en la consolidación de la dictadura. Así se prestan a tal propósito, quienes asociados al oficialista Tribunal Supremo de Justicia usurpan la representatividad de un partido que han secuestrado y que han contribuido a destruir con la ayuda de Diosdado Cabello, Nicolás Maduro, el CNE y el sumiso poder judicial.

En nombre de ese supuesto Copei, falsificado por el régimen, llaman a participar en unas elecciones calificadas por la comunidad internacional como fraudulentas, y desconocidas de antemano por la mayoría de los gobiernos democráticos de América y del mundo. Incurren, de esa manera en un imperdonable olvido de lo que fue la actitud asumida por el partido ante los fraudes de la dictadura de Pérez Jiménez en 1952, y en 1957.

En 1952, los militares desconocieron los resultados de las votaciones a la Asamblea Nacional Constituyente ganadas ampliamente por URD. Copei denunció el fraude y expulsó de sus filas a quienes se incorporaron a la farsa constituyente. El partido preservó entonces la lealtad con los principios y rechazó componendas miserables.

Los socialcristianos sufrieron persecución, muchos de sus dirigentes fueron a la cárcel y al exilio y su actividad partidista fue proscrita. A pesar de ello, la gallarda postura de la joven organización política, de sus dirigentes y de su fiel militancia le permitió consagrar su vigencia en la historia democrática de la nación.

De haber sido otra la actitud de Copei, la dictadura probablemente se hubiera prolongado por más tiempo, y el socialcristianismo convertido en cómplice del régimen habría naufragado tristemente en el pantano del colaboracionismo. Por el contrario la rectitud ética y política de aquel partido ajeno a componendas, le fraguó como un gran movimiento nacional que contribuyó notablemente al derrocamiento de la dictadura.

Y en 1957, cuando Pérez Jiménez intentó hacerse reelegir en un ilegal plebiscito que violaba la constitución aprobada por él mismo, el partido integró la clandestina unidad conformada por los movimientos políticos, la Junta Patriótica, la iglesia, los estudiantes, los trabajadores y la sociedad civil en general,  a la cual se unieron los cuadros militares que pusieron punto final a la dictadura en enero de 1958.

Al igual que en ese último año del perezjimenismo, el gobierno de Maduro viola hoy los principios establecidos pomposamente en la mal llamada Constitución Bolivariana. Y al igual que en aquella época a los empleados públicos y a los sectores más necesitados se les pretende obligar a participar en un proceso descaradamente fraudulento en el que un CNE, con características similares al Consejo Electoral de aquel entonces, escrutará tramposamente los votos y anunciará falsos resultados inapelables.

Por tanto, quienes usan el nombre de Copei para participar en la truculenta  votación del próximo abril desdicen de la historia copeyana frente a la opresión y la tiranía.

Con el agravante de que de que esta dictadura que aflige a la nación durante casi 20 años, además de violentar las libertades fundamentales y los derechos humanos, destruyó nuestra economía, arruinó la hasta ayer prospera y poderosa industria petrolera, liquidó la producción agropecuaria, paralizó las obras públicas, colapsó la vialidad, el sistema de salud y la educación, nos hundió en una terrible crisis humanitaria que ha sembrado de miseria a todo el país, nos conduce a la pérdida definitiva del Territorio Esequibo, y entregó nuestras fronteras al narcotráfico y a la guerrilla terrorista. Todo esto en el marco de la más feroz represión, y en el sistema de gobierno más corrompido de nuestra vida republicana.

Esta dictadura se propone ahora, en el fraude de abril, consolidar un régimen marxista copiado de la decadente Cuba castrista. La farsa electoral es la vía para tal propósito, y quienes acuden a esas votaciones son cómplices de ese intento.

En nombre de los socialcristianos de toda Venezuela nos rebelamos ante el fraude, y rechazamos el deshonor que significa prestar nuestras banderas en el intento de consolidar la dictadura comunista.

Por:

PEDRO PABLO AGUILAR

OSWALDO ALVAREZ PAZ

JULIO CESAR MORENO LEON

ENRIQUE ARISTEGUIETA GRAMKCO

HUMBERTO CALDERON BERTI

ABDON VIVAS TERAN

JOSE CURIEL

GUILLERMO YEPES BOSCAN

ROMAN DUQUE CORREDOR.