Castor González: El costo e’ la vida sube otra vez… ¡El Bolívar que baja y ya ni se ve!

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Hoy 27 de Febrero, cuando se conmemoran ya 29 años del llamado Carachazo, que sacudió y sumergió a Venezuela en una ola de protestas sin precedentes en contra de las fuertes medidas de ajuste económico puestas en práctica por el entonces recién estrenado gobierno de Carlos Andrés Pérez, resulta conveniente recordar que las condiciones económicas de aquel momento eran de ensueño al compararlas con la desbocada crisis que hoy día azota al país.

El detonante o excusa de aquél momento, aunque hoy resulte simplista reducirlo a esas causas, fueron el anuncio del aumento en 30% del costo del transporte urbano e interurbano, así como el de la gasolina en la misma proporción. Por ello, no puede dudarse por un momento en la afirmación de que dichas condiciones eran privilegiadas, cuando se observa que según el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (CENDA), el costo de la denominada Canasta Alimentaria alcanzó para el pasado mes de enero de 2018, alcanzó la impresionante suma de DOCE MILLONES SEISCIENTOS OCHENTA Y UN MIL CIENTO SESENTA Y CUATRO BOLIVARES CON 77 CTS (Bs. 12.681.164,77), lo cual no resultaría tan escandaloso sino fuese porque la variación de dicha canasta al compararla con el mes anterior (Diciembre 2017) fue del 58,9% o lo que es igual que por ejemplo el cartón de huevos que compramos en Diciembre por Bs. 200.000,00 tocó pagarlo en Enero a Bs. 317.800,00. Peor aún resulta la variación anualizada de la referida canasta, estimada en 2.505%, en cuyo caso, algún producto que usted lector hubiese adquirido en Enero 2017 a Bs. 150.000,00 habría costado en Enero 2018, algo así como Bs. 2.622.800,00 o lo que es igual a VEINTICINCO VECES más! ¿Suena familiar?





La guinda de la torta, según el referido estudio del CENDA, es el hecho de que el poder adquisitivo del salario mínimo en Venezuela, alcanzó apenas el DOS POR CIENTO (2%) de la Canasta Alimentaria. ¿Suena dramático? Pues sí y lo es aún más si asimilamos que un grupo familiar con dos adultos productivos privilegiados que ganen por ejemplo el equivalente a cinco salarios mínimos, alcanzan a cubrir apenas entre ambos el VEINTE POR CIENTO (20%) de la canasta, quedando la diferencia en lamentable añoranza, carencia y un acumulado y devastador empobrecimiento.

Bajo otra óptica, tomando como referencia la tasa irreal del nuevo experimento puesto en práctica por el Gobierno con la subasta de divisas bajo el denominado esquema DICOM, donde la última cotización resultó en VEINTINUEVE MIL BOLIVARES (Bs. 29.000,00) por cada Dólar Americano (USD), encontraremos que el salario mínimo integral, ese al que sumamos el bono alimentación, alcanza apenas la vergonzosa cantidad mensual de VEINTISIETE DOLARES CON 53 CENTIMOS (USD $ 27,53) o lo que es igual a NOVENTA Y UN CENTIMOS DE DÓLAR (USD $ 0.91) diarios, con lo cual el flamante salario mínimo se coloca muy por debajo del umbral de pobreza extrema determinado por el Banco Mundial, de UN DÓLAR CON NOVENTA CENTIMOS (USD $ 1.90) diarios. Esto explica los rostros y expresiones de asombro, indignación e incomprensión, cuando lo más simple y cotidiano se torna inalcanzable. Desde la empanada, el cachito y el café, pasando por el simple y mundano antojo de un helado y continuando con la necesaria reposición eventual de un par de zapatos o urgente requerimiento de un antibiótico, son todas adquisiciones que por sus costos en relación al ingreso, resultan básicamente prohibitivas para la mayoría de la población y he allí, que el caldo de cultivo del descontento crece silente y estamos seguros de alguna forma encontrará un cause en el cual expresarse.

Las excusas del gobierno se han agotado y su modelo ha resultado la más grande estafa a la esperanza y buena fe del pueblo de Venezuela. No se trata ya de cambiar de régimen por un simple desacuerdo. Se trata ya de supervivencia a la aniquilación social puesta en práctica por el modelo regresivo. Por ello, cambiar la inédita y demoledora situación socioeconómica que nos aqueja 29 años después de que las masas exhibieron por primera vez su coraje aquél 27 de Febrero de 1989, requiere hoy más que nunca nuestro sólido compromiso ciudadano en promover y alcanzar el consenso estratégico para encontrar una alternativa democrática a la emboscada electoral del próximo 22 de Abril, iniciando así el tránsito a la reconstrucción del país, al renacer de la esperanza y al relanzamiento del entusiasmo colectivo.

@castorgonzalez