Rechazo universal, por Julio César Arreaza B.

 

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Una nueva farsa electoral en el horizonte, en contravención a los lapsos de ley y garantías constitucionales; las condiciones electorales impuestas al margen de la ley carecen de transparencia. El parapeto está montado para burlar una vez más a la soberanía popular y mantener en el poder a un señor nefasto con rechazo del 80%. Esta devastadora crisis de gobernabilidad con saldo rojo en penurias y muertes por falta de comida, atención médica y violencia se resuelve sólo con la salida del régimen forajido. Maduro debe renunciar y facilitar una transición pacifica con elecciones limpias. La pantomima electoral del 20- mayo convocada por la írrita ANC comunal no va a ser reconocida por nadie y de paso el impopular y fracasado Maduro perdería la legitimidad de origen, lo cual es una peña en su cuello lanzada al abismo.





En Venezuela se mantiene la ruptura del orden democrático y constitucional,  y cualquier connivencia con la espuria ANC representaría convalidar la disolución de la República y comprometería la transición a la democracia.

Para que ocurran elecciones libres y limpias es indispensable que se lleve a cabo una auditoría independiente de todo el proceso electoral, con el acompañamiento de observadores internacionales especializados y reconocidos, con el fin de conocer el verdadero pronunciamiento del pueblo venezolano. Al mismo tiempo la alternativa democrática no ha dejado de exigir mediante un sin número de protestas la instrumentación eficaz de las medidas humanitarias y la liberación de los presos políticos. La normalización del país exige de una amplia amnistía, el cese de la puerta rotatoria mediante la cual se recicla el número de perseguidos políticos y el regreso de los exiliados con libertad plena.

Permanecemos firmes en las demandas democráticas y nos acompaña la comunidad internacional para enfrentar la consumación de un nuevo fraude a las expectativas de libertad y restauración republicana que tienen los venezolanos. Nuestro desafío es el cambio político, un sentimiento nacional compartido, junto a la instauración de la justicia independiente, la libertad, la igualdad, la democracia y la dignidad; y transformar el país destartalado en un lugar para la vida, la alegría, el estudio, el trabajo enaltecedor, el encuentro y la pluralidad.

Mantenemos los ciudadanos dos exigencias; la primera a la comunidad internacional, por la inmediata activación de la ayuda humanitaria en alimentos y medicinas; la segunda, al régimen y los poderes públicos, para que se restablezca la institucionalidad democrática, el equilibrio de los poderes, y la plena vigencia de la Constitución.

Los ciudadanos con nuevos bríos nos activamos para establecer la plena vigencia de la Constitución y emprender la irrenunciable tarea de reconstruir el país.

¡No más prisioneros políticos, asesinados, torturados ni exiliados!