¡Yo quiero Justicia!, por José Luis Centeno S.

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Las ironías de la vida, con una foto de Leopoldo López de fondo, cuando ella fue parte de la comparsa que lo enjuició, Luisa Ortega Díaz twitteo: “Estoy en Ginebra, Suiza, participando en el Festival de Cine sobre Derechos Humanos @fifdh, donde expongo la grave crisis humanitaria que atraviesa #Venezuela y los crímenes de lesa humanidad que ha cometido el Gobierno de Nicolás Maduro #12Mar”. En su papel de sedienta de justicia, cambió de género, hasta ahora lo de ella había sido puro teatro. Habría que preguntarle cómo explica que siendo la Fiscal General de la República, encargada de ejercer acciones legales contra los responsables de esos crímenes, lo que hizo fue encubrir y convertirse en cómplice de todo lo que denuncia.

Entiendo que posponer la visceralidad es de sabios, pero es de ingenuos dejar la recuperación del “Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia” en manos de quienes fueron los primeros en hacerlo añicos. Coincido con Tamara Suju, “Para aquellos de corta memoria que dicen que los Criminales comparten los mismos valores y deseos de salir del régimen, los invito a recordar quien es quien… creen que sumando Criminales @lortegadiaz @RodriguezTDDT y Gabriela Ramírez se van a mostrar “incluyentes” y muy amplios. Sus víctimas serán quienes cuenten la historia para que nadie olvide”.





¿Saben quién fue el creador de la TUMBA o cámara de tortura para manifestantes? Miguel Rodríguez Torres. Pregúntenle por él a Yamile Saleh Rojas, madre de Lorent Saleh, a Yanina de Valles, madre de Gabriel Valles, su respuesta no discrepará del sentir expresado por Gladys del Pilar: “¿Sabes lo que significa un hijo preso y torturado? ¿Sabes acaso lo que es pasar ese dolor? Sabiendo que la única responsable anda por el mundo dando charlas de DDHH ¡No, no lo sabes! Causa indignación e impotencia ver la burla de esa mujer, ¡asesina! ¡Sumar un carajo! ¡Yo quiero Justicia!” ¿Y quién fue la “Defensora del Pueblo” que justificó las torturas también contra manifestantes? Gabriela Ramírez.

Una cosa es apoyar iniciativas y diligencias que promuevan la ayuda internacional para salir de esta crisis y otra, muy diferente, consentir que los que la generaron sean protagonistas de ese proceso, así como nadie les quita el derecho de aparentar ser unos salvadores y justicieros, tampoco nadie les quita los crímenes de lesa humanidad en los cuales incurrieron, con una estela de víctimas que el día de hoy ninguna de ellas ha sido resarcida en sus derechos fundamentales. Existe una gran herida que sólo sanará restándole posibilidades a la impunidad, cuestión de la verdadera justicia, no la que se llevó a Rodríguez Torres con una captura mediante la cual aspira convertirse en víctima para limpiarse la cara. En comparación a como se llevaron a la gente cuando él era Director del Sebin, cuando fue Ministro, su detención fue light. Estamos ante un factor de distracción.

Luisa Ortega Díaz, hablando de “los crímenes de lesa humanidad que ha cometido el Gobierno de Nicolás Maduro”, escurriendo el bulto de espaladas a la imagen de uno de sus ajusticiados, hizo elocuente la nocividad de la participación de personajes desvergonzados como ella en un eventual proceso de recuperación del país. Con el dedo índice señala a Maduro, escondiendo los extremos que la señalan tanto a ella como a los otros dos nefastos personajes. Querámoslo o no, esa paradójica realidad legitima a Tarek William Saab en el ejercicio del cargo, ya que su antecesora, presuntamente legítima, es una delincuente, ¡convicta y confesa!, tomando en referencia casos como el de Kamel Salame, en el cual William Saab, siendo Defensor del Pueblo, con un gesto de Buena Fe, como lo fue pedir una medida humanitaria en su favor, reconoció las violaciones de derechos humanos inducidas por la gestión de Ortega Díaz.

Ahora para Gabriela Ramírez, Miguel Rodríguez Torres y Luisa Ortega Díaz si hay derechos humanos, en su momento también ellos formaban parte de la jauría a la que le endosan crímenes de lesa humanidad, ¿a quién quieren engañar? no ejercieron nunca sus funciones como correspondía, al contrario, fueron colaboradores necesarios para la comisión de muchos delitos contra los derechos humanos. Ellos son parte del problema, no son parte de la solución al problema. Si quieren apoyar la causa venezolana, que lo hagan desde los hechos concretos, rindiéndole cuentas a la justicia, no desde la simulación ni desde la comodidad de la turista que encontró la manera de disfrutar con su marido el dinero robado. Mentir no le hace ningún favor al trabajo por la libertad de nuestro país. Dudo que hayan rectificado, todo es parte de un show y, junto a los que piden sumar y no restar, son un chiste dantesco.

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