Un comandante de Alaska Airlines drogó y violó a su copiloto mujer

Un comandante de Alaska Airlines drogó y violó a su copiloto mujer

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“Estaba como… ‘¿dónde estoy?’ Y de inmediato me puse de pie y me di cuenta de que mis medias y mi ropa interior ya no estaban”. Esa fue una de las frases con que Betty Pina (39 años), piloto de Alaska Airlines, describió la noche de terror que vivió en junio de 2017 en Minneapolis en la que fue drogada y violada por el comandante del avión, Paul Engelien, de 50 años.





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Luego de que el caso se hiciera público tras la denuncia que Pina presentó ante una Corte Superior del Estado de Washington contra la línea aérea, la compañía
decidió “castigar” a Engelien suspendiéndolo de todos los vuelos.

Miles de usuarios alrededor de los Estados Unidos habían llamado a realizar un boicot contra Alaska Airlines por la inacción que había mostrado en el último año en el caso, manteniendo al supuesto violador en su cargo.

“El piloto no está volando y fue apartado de la línea inmediatamente después de conocerse el incidente”, indicó Ann Johnson, vocera de la empresa en un
correo electrónico enviado a la producción de Fox News. “Es nuestra política retirar a un empleado de sus tareas durante este tipo de investigaciones”,
añadieron.

Pina, una distinguida piloto de helicópteros de la Armada norteamericana durante el conflicto en Afganistán, donde participó de numerosas misiones, denunció en su escrito presentado el 14 de marzo pasado que fue atacada sexualmente por el capitán Paul Engelien.

Durante un vuelo nocturno que unió Anchorage (Alaska) con Seattle (Washington) y Minneapolis (Minnesota), Pina compartió por primera vez un vuelo con Engelien, a quien nunca había visto.

Durante la noche del 5 de junio del año pasado, Engelien invitó a Pina a comer pizza y vino por tan solo 11 dólares, en una habitación del hotel reservada para que los pilotos se reúnan a charlar.

Según la demanda ­inicialmente presentada contra Alaska Airlines y no contra el piloto­, cuando Pina llegó al lugar, Engelien le ofreció una copa de vino, que aceptó.

Pero cuando ya bebió una segunda, comenzó a sentir que se le “dificultaba mantener la cabeza en alto, y las cosas parecían cerrársele a la vista”.

Engelien le sirvió otra copa y lo siguiente que recuerda es “despertarse y sentir que alguien tiraba de su tobillo”. También recuerda haber dicho “no”, antes de
darse vuelta en la cama y darse cuenta de que estaba desnuda de la cintura para abajo en la habitación de su comandante.

Luego, al darse cuenta de que había dormido en la misma cama de Engelien, se “volvió loca”. Las sábanas estaban vomitadas y su ropa interior estaba en su bolso.

No recordaba cómo había llegado allí. De inmediato, Pina fue a su cuarto y se dio cuenta de que no se había tratado de una simple borrachera. La habían drogado.
Al reencontrarse con Engelien, Pina lo confrontó y le preguntó qué había ocurrido. “No hubo contacto sexual”, le respondió. Había mentido. Al retornar a la empresa, a la experimentada piloto de guerra la apartaron como staff permanente para volar.

Ella no había hecho la denuncia ante la Policía de Minneapolis, pero dos días después decidió presentar una queja ante la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas.

Durante todo este tiempo, Pina esperó que la aerolínea actuara contra su supuesto violador, sin obtener resultados. Fue por eso que decidió demandar a Alaska Airlines para evitar que lo que le ocurrió a ella pudiera sucederle a otra colega.

“Mi deseo es que haciendo esto pueda proteger a otras mujeres. ¿Cuántas otras víctimas más hay allí afuera? Quizá no sea el primer caso, pero espero ser
el último”, dijo la mujer en diálogo con Seattle Times