La Felicidad de María, por Castor González

La Felicidad de María, por Castor González

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Podría llamarse María, Norma, Julieta o Julio, Carlos, José… En fin, podría ser nuestra tía, prima, madre, hermana, amiga o por qué no, podría ser cualquiera, podríamos ser tú o yo! En general, todos buscamos, perseguimos y trabajamos cada día para alcanzar la felicidad; y precisamente, a propósito de celebrarse hoy 20 de Marzo el denominado Día Internacional de la Felicidad, declarado así por la Asamblea General de las Naciones Unidas como reconocimiento a la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno; conviene revisar como esa aspiración por demás legítima, es día a día saboteada de forma inclemente por quienes están en el deber de diseñar y ejecutar políticas para promoverla.

Revisar las redes sociales hoy día en Venezuela o una simple conversación en cualquier escenario es un verdadero desafío al optimismo. Mientras la mayoría del mundo critica el uso de las redes por mostrar un lado irreal y felizmente perfecto de la vida y personalidad de muchos, en nuestro país las redes han servido más bien como un escenario de verdadero desahogo para expresar cuanta infelicidad y calamidad siembra el gobierno de Nicolás Maduro en la sociedad venezolana.





Abundan en las redes y fuera de ellas, las lágrimas y mensajes relativos a historias de separaciones familiares, donde los más jóvenes transitan los pisos cinéticos de Maiquetía o simplemente parten en autobuses en búsqueda desesperada de un mejor futuro más allá de estas fronteras. Sobran los mensajes de frustración e indignación por el alza desmedida de los precios de los productos de primera necesidad (si es que se consiguen) que se han tornado en inalcanzables para la inmensa mayoría de un pueblo que sobrevive con muchísimo menos que un dólar diario. Se repiten sin cesar las cadenas humanitarias desesperadas en búsqueda de medicinas que en cualquier otro lugar están al alcance de la mano de cualquiera; y ni hablar de la imposibilidad de acceder a medicinas especializadas para tratar enfermedades relevantes, todo ello con las inevitables y trágicas consecuencias que derivan de no obtener oportunamente un tratamiento de diálisis, quimioterapia o hasta de un simple antibiótico. Y es que como bien señalara Walter Márquez en una nueva denuncia presentada ante la Corte Penal Internacional, podríamos estar en presencia de una política de exterminio, ante el hecho de la imposición intencional de condiciones de vida calamitosas por parte del gobierno a la sociedad venezolana.

Alcanzar la felicidad es tradicionalmente complejo para el ser humano; y si bien depende en gran medida de nosotros mismos, hacerlo en las condiciones que imperan en Venezuela, lo es aún más. Sin embargo, tenemos a nuestro favor en primer lugar nuestro carácter y nuestra típica alegría caribeña, que aún y cuando transitemos grandes tormentas, nos permite asomar una sonrisa y mantenernos solidarios. Pero también algunas condiciones del entorno nos permiten anticipar de forma intuitiva e instintiva que podríamos estar a las puertas de un cambio, donde María, Norma, Julieta o Julio, Carlos, José, nuestra tía, prima, madre, hermana, amiga o por qué no, cualquiera y hasta tú y yo, tendremos un mejor chance de alcanzar esa felicidad que tanto se anhela.

El asomo de nuevas iniciativas de unión que se muestran sólidas en el compromiso de no caer en la celada y la emboscada electoral propuesta por el gobierno para consolidarse libremente en el poder por quien sabe cuantos años más, nos permiten anticipar una nueva oportunidad de vencer las sombras que han ocupado a Venezuela durante los últimos 19 años.

El camino que aún toca recorrer no está libre de obstáculos ni mucho menos de espinas y como todo parto aún se vislumbra doloroso. Sin embargo, allí a la vuelta de la esquina está la recompensa de librar a Venezuela de este accidente histórico que ha supuesto el Chavismo-Madurismo y para ello el compromiso de todos es más que vital.

Apostemos todos a que el 20 de Marzo de 2019 celebremos en Venezuela el Día Internacional de la Felicidad como corresponde, transitando junto a María la ruta correcta para alcanzarla… Y allí estaremos y la alcanzaremos!

Cástor González
Presidente del Centro Popular de Formación Ciudadana (CPFC)
@castorgonzalez